Solo faltan unos días para la investidura presidencial de Donald Trump y el tema de la inmigración se mantiene como uno de los principales focos de atención para el Gobierno entrante.
Además de las deportaciones masivas, otro de los puntos álgidos es la disputa de las visas dentro del círculo cercano del presidente electo de Estados Unidos.
Mientras Trump y el multimillonario Elon Musk —quien se espera que codirija el nuevo “Departamento de Eficiencia Gubernamental”— apoyan el programa de visas H-1B para la industria tecnológica, otros dentro del núcleo del mandatario electo criticaron estas visas, como Steve Bannon, quien las calificó de “estafa” de aquellos que en Silicon Valley buscan “tomar empleos estadounidenses y traer a Estados Unidos a los que esencialmente se convierten en sirvientes contratados con salarios más bajos”.
En contraste, aunque Trump apoya las visas H-1B, sus negocios se han visto beneficiados por el programa de visas H-2B, que es diferente del primero.
¿Cuáles son las diferencias entre las visas H-1B y H-2B?
Las visas H-1B permiten a los trabajadores extranjeros especializados más brillantes, muchos de ellos ingenieros y científicos informáticos, vivir y trabajar en Estados Unidos. Quienes las apoyan afirman que son vitales para garantizar que la innovación de Silicon Valley mantenga su nivel.
Además, en un mundo donde la IA y la informática crecen a pasos agigantados, estos trabajos son ahora fundamentales también para la defensa y la seguridad nacional del país.
Las visas H-1B para no inmigrantes permiten a las empresas estadounidenses emplear temporalmente a trabajadores extranjeros con conocimientos especializados y calificaciones académicas avanzadas para ayudarlas a mantenerse competitivas a nivel mundial.
Ahora bien, el programa de visas H-2B permite a las empresas traer trabajadores extranjeros a Estados Unidos para trabajos temporales no agrícolas, como jardinería, hotelería y otros sectores.
Además, permite a los empresarios contratar a extranjeros cuando no hay suficientes estadounidenses capaces, dispuestos, cualificados o disponibles para realizar algún trabajo temporal.
Mientras que la visa H-1B para trabajos especializados puede durar hasta seis años, la visa H-2B para trabajos no agrícolas tiene un “periodo de estadía máximo” de tres años, según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés).
Las visas H-2B y Trump
Si bien el apoyo reciente de Trump a las visas H-1B ha llamado la atención, los negocios del presidente electo se han visto impulsados de manera más amplia por las visas H-2B.
De hecho, la mayoría de los trabajadores extranjeros invitados que contrata el emporio de Trump viene del programa H-2B.
Las cifras del Departamento del Trabajo de Estados Unidos indican que, de 2008 a la fecha, las empresas de Trump solicitaron y recibieron la aprobación del Gobierno para contratar mano de obra extranjera para más de 2.100 puestos. De ese total, unos 70 puestos eran para trabajadores altamente cualificados a través del programa H-1B.
En otras palabras, apenas el 3% de los 2.100 puestos aprobados fue para trabajos con visas H-1B, lo que resalta el dominio de los visados H2-B en los negocios de Trump.
La última vez que una empresa de Trump parece haber contratado a un trabajador con visa H-1B fue en 2022, cuando Trump Media & Technology Group Corp recibió la aprobación para contratar a un analista de datos.
Estas prácticas de contratación en algunas de las empresas de Trump las ponen en desacuerdo con algunos de los aliados del presidente entrante, que han pedido al Gobierno que revierta ese programa de visas.
El Proyecto 2025, un plan conservador redactado por docenas de exfuncionarios del Gobierno de Trump, pidió al Congreso que limitara inmediatamente el programa H-2B y estableciera una “reducción gradual y predecible” en los próximos años. Esa propuesta aparecía en una sección que argumentaba que EE.UU. “debe anteponer los intereses de los trabajadores estadounidenses”.
Trump se distanció del Proyecto 2025 durante la campaña, pero luego eligió a uno de sus coautores para dirigir la Oficina de Gestión y Presupuesto.
Ni la Organización Trump ni las empresas vinculadas a algunos de los principales apoyos políticos del mandatario electo y a sus elegidos para el Gobierno respondieron a las peticiones de comentarios.
Con información de Stephen Collinson, Aaron Pellish y Curt Devine, de CNN.