Tres mujeres jóvenes son fotografiadas, entre risas, en una playa. Es un día soleado de principios de la década de 1980. Están abrazadas. Están comiendo unas papas fritas, descansando sobre una manta de picnic a cuadros después de darse un chapuzón en el canal de la Mancha.
“Mirando la foto, realmente personifica lo que somos como hermanas”, dice Pamela Cook a CNN Travel hoy. “Nosotras tres. Riéndonos así. Es una foto a la que me aferré durante mucho tiempo”.
Cook pasó años diciéndoles a sus dos hermanas, Tracey Waygood y Elaine McCartney, que debían recrear la foto, que fue tomada en Castle Beach, en Cornualles, al suroeste de Inglaterra, en algún momento de 1980.
Las tres hermanas siguen estando muy unidas y siguen visitando juntas Castle Beach, donde pasan largos días riendo, nadando y charlando.
Waygood y McCartney siempre estuvieron de acuerdo en que Cook tenía razón, sería divertido y parecía factible; al fin y al cabo, sabían exactamente dónde se tomó la foto.
Pero nunca llegaron a hacerlo, hasta el verano pasado, cuando las tres hermanas reunieron por fin sus provisiones: bikinis, manta de playa y el imprescindible paquete de snacks para recrear la toma.
Las tres mujeres, que ahora tienen entre 60 y 70 años, pensaron que, aunque el día estaba nublado, no había mejor momento que el presente.
Este sentimiento se acentuó por el hecho de que a McCartney le diagnosticaron demencia hace unos años.
“Sabemos que el tiempo es oro, así que lo aprovechamos al máximo”, afirma Waygood. “Queríamos asegurarnos de hacerlo. Era muy importante para nosotras”.
Volver a Castle Beach
Castle Beach está en la ciudad costera de Falmouth. Las tres hermanas crecieron en la zona y pasaban los veranos en la playa, conocida por sus piscinas de rocas, junto a su pandilla de hermanos.
“Siempre fuimos un grupo grande”, recuerda Waygood. “Somos una familia numerosa, y luego siempre había primos y otros amigos, y siempre había una buena multitud en la playa”.
La familia nunca salió de vacaciones al extranjero.
“Seis hermanos. Mamá y papá de clase trabajadora. Ésas eran nuestras vacaciones”, dice Cook.
Pero Cook, Waygood y McCartney nunca fantaseaban con las playas españolas. Nunca sintieron que se perdieran los viajes a Francia. No con la increíble belleza costera de Cornualles a la vuelta de la esquina, y con su numerosa y cariñosa familia a cuestas.
“Nunca buscamos algo más”, dice Cook.
Hoy, McCartney sigue viviendo a unos 15 minutos en coche de Castle Beach, mientras que Cook y Waygood viven a un par de horas. Otros dos hermanos viven en Canadá, pero la familia se mantiene unida mediante videollamadas y las redes sociales.
Cuando Cook, McCartney y Waygood mencionaron sus planes de recrear la foto de la playa de los años 80, sus seres queridos no le dieron demasiada importancia. El trío suele hacer cosas divertidas y “un poco locas” cuando se reúne: cada Navidad, por ejemplo, las hermanas se graban cantando una de sus canciones navideñas favoritas y envían el caos resultante a sus seres queridos (“No hay vino de por medio”, bromea Waygood).
Al llegar a Castle Beach el día de la foto recreada, las hermanas dieron prioridad a meterse a nadar en el mar. Notaron que el tiempo estaba nublado y quisieron asegurarse de disfrutar de un chapuzón helado, pero vigorizante. Hacía frío, pero fue muy divertido.
Una vez en la orilla, las hermanas empezaron a preparar la foto recreada. Se dieron cuenta enseguida de que no iba a ser muy precisa, pero no se desanimaron.
“No había entendido lo de llevar el bikini del mismo color”, dice Cook riendo. “No tengo un bikini azul”.
Y aunque la costa ha cambiado con los años, las mujeres pudieron identificar fácilmente el lugar exacto donde se tomaron la foto original.
“El café de la playa que solía estar allí fue arrastrado por una de las tormentas, por lo que fue reubicado y se desplazó ligeramente, pero queríamos sentarnos exactamente en el mismo lugar, porque las barandillas todavía estaban allí”, dice Waygood.
Las hermanas colocaron su manta de playa de cuadros, no la misma de los años 80, sino otra que Waygood encontró en su armario.
Siguiente paso: encontrar un fotógrafo. Las hermanas suponían que sería fácil, pero al echar un vistazo a la playa, no había candidatos obvios.
“Como el tiempo estaba cambiando, había empezado a llover y hacía un poco de fresco, no había mucha gente en la playa”, recuerda Waygood. “Así que le dije a Pam: ‘¿Por qué no le preguntamos a alguien del café?”.
Aunque el café de la playa que aparecía en la foto de los 80 hace tiempo que desapareció, en la actualidad hay un café en Castle Beach. El Castle Beach Cafe es un quiosco de temporada que vende productos típicos de la costa inglesa, como bebidas calientes, panecillos de salchicha y brownies de chocolate.
Cook hizo cola en el quiosco y, en lugar de pedir un chocolate caliente, preguntó a la mujer que estaba detrás del mostrador si podía ayudarles a recrear una fotografía antigua. Cook le enseñó la foto de los años 80 que tenía en su teléfono como referencia.
La mujer del mostrador, la estudiante universitaria Jess Loydell, se puso inmediatamente manos a la obra, encantada ante la perspectiva de ayudar en esta aventura fotográfica.
Loydell estudió detenidamente la foto original y luego dirigió a las mujeres, asegurándose de que los brazos de McCartney rodearan a sus hermanas de la misma manera y de que el paquete quedara bien sujeto.
Pero en lo que respecta a sus sonrisas, las hermanas no necesitaron muchas indicaciones: capturar la alegría de la foto original fue algo natural.
El objetivo, dice Cook, siempre había sido “hacerlo divertido”.
“No sé de qué nos reíamos cuando se hizo la foto, la foto original, pero seguíamos riéndonos cuando se tomó la última”, dice.
Cook, Waygood y McCartney estaban encantadas con la foto resultante. Le dieron las gracias a Loydell, que regresó al Castle Beach Cafe. Las hermanas pasaron un rato más tumbadas en la playa, recordando buenos momentos juntas y creando nuevos recuerdos.
Reacción positiva
Cuando regresaron a sus respectivos hogares, las hermanas compartieron la fotografía en Facebook, para alegría de sus amigos y familiares.
“A nuestros hermanos les encanta. Están muy orgullosos de compartirla”, dice Waygood. “Nuestros sobrinos de Canadá la compartían: ‘Estas son, estas son nuestras tías locas de Inglaterra’”.
El personal del Castle Beach Cafe se puso en contacto con ellas y les preguntó si podían publicar la foto en sus propias redes sociales. Las hermanas aceptaron encantadas. De repente, ya no eran solo familiares y amigos los que opinaban, pues la foto recreada se difundió por Internet y fue recogida por los medios de comunicación locales.
Las hermanas recibieron una montaña de comentarios positivos, y muchas personas sugirieron que se habían inspirado para recrear su foto favorita. Otros etiquetaron a sus hermanas con emojis de corazón.
“Los comentarios nos han inspirado”, dice Cook.
Y aunque entre la positividad se encontraron con inevitables críticos, Cook, Waygood y McCartney no dieron gran importancia a la negatividad.
“Son las redes sociales”, dice Cook. “Pero estamos muy cómodas en nuestra piel. No nos preocupaba ir a la playa a nuestra edad en bikini”.
Celebrar la hermandad
Waygood, Cook y McCartney no se tomaron la foto en busca de fama o con la esperanza de que la gente de todo el mundo la viera en sus noticias y le diera a me gusta (“Ni siquiera me cepillé el pelo”, dice Waygood riendo).
Ellas afirman que lo hicieron para celebrar su hermandad, su duradera relación, la alegría de un día juntas en la playa.
Según Waygood y Cook, es difícil determinar exactamente por qué tienen una relación de hermandad tan estrecha.
Parece “algo tan natural”, como dice Cook, tener una relación definida por “mucha diversión, muchas risas”.
“No es hasta que otra persona dice: ‘Son tan afortunadas de ser tan cercanas y de tenerse una a la otra’”, dice Waygood.
Sin embargo, en los últimos años, la demencia de McCartney ha hecho que las hermanas aprecien su vínculo bajo una nueva luz. Su relación sigue estando marcada por la ligereza y la alegría. Pero son más conscientes de que nada es para siempre.
Y esa es una de las razones por las que están tan contentas de tener las dos fotos. Para que el sentimiento de alegría permanezca, pase lo que pase en el futuro.
“Simplemente queríamos capturar ese momento”, dice Cook.
“Capturar ese momento. Para nosotras”, añade Waygood. “Y lo hicimos, y es maravilloso. Nos tenemos. Nos tenemos a las tres en la playa sonriendo”.
Si otros disfrutan viendo las dos fotos, o se inspiran, eso no es más que un inesperado y reconfortante extra para las hermanas.
El consejo de Waygood para quien quiera seguir sus pasos y recrear su foto favorita es “no esperes a la perfección, sal y hazlo”.
“Puede que no haya mañana”, dice.
En cuanto a Cook, ahora tiene las dos fotos enmarcadas en su casa. Siempre la hacen sonreír.
“Lo que me encantó cuando vi las dos fotos fue que, aunque no eran exactas ni perfectas, había captado lo que quería captar, que éramos las tres tal y como somos”, dice Cook.