Mientras los asistentes al Baile inaugural oficial (official Hispanic Inaugural ball) buscan sus asientos, los pasillos del recinto se llenan de acción. Un grupo de camarógrafos y reporteros tratan de captar la llegada del presidente de Argentina, Javier Milei, quien se apresura a participar en el evento donde es recibido como una celebridad.
“Es un placer enorme recibir el reconocimiento de los latinos de Estados Unidos por la enorme tarea que estamos haciendo por recuperar la libertad en Argentina. La libertad económica, digamos, la libertad en su sentido real, de liberarnos de todas las trabas que nos han empobrecido en los últimos cien años”, nos dice mientras su equipo de seguridad trata de abrirle paso y los asistentes buscan saludarlo o tomarse selfies.
Pero a pesar de la atención que el mandatario recibe, él no es la estrella aquí: el protagonista es Donald Trump. Cientos de hispanos vestidos de etiqueta provenientes de todo el país se dieron cita en el hotel Omni de Washington para celebrar el inicio de su segundo mandato.
“Todo el mundo ha llegado porque se han dado cuenta de que aquí es solo una comunidad; demócrata, republicano, no importa, somos una comunidad”, dice Javier Palomarez, presidente del Consejo de Negocios Hispanos de EE.UU, uno de los organizadores del encuentro.
Aunque la mayoría de los asistentes son republicanos o partidarios de Trump. También llegan quienes consideran importante trabajar con el mandatario en temas de interés para la comunidad.
Es el caso de Miche Zajur, presidente de la Cámara de Comercios Hispanos de Virginia, quien dijo estar presente en reconocimiento del gran número de hispanos que votaron por Trump en las últimas elecciones. Como otros con los que hablamos, espera que el segundo Gobierno de Trump mejore la economía.
A esta fiesta también acudieron hispanos que se consideraban demócratas pero cambiaron de partido por compartir prioridades con el presidente electo, como Tano Tijerina, un juez del condado Webb, en Texas, que incluye la ciudad de Laredo y que por primera vez en 100 años votó, en su mayoría, por un candidato presidencial republicano. Tijerina dice que cambió de partido porque no estaba de acuerdo con las medidas del Gobierno de Biden, especialmente en asuntos de inmigración.
Es quizás el tema que genera las reacciones más cautelosas entre quienes entrevistamos. Muchos reconocen que es una prioridad del Gobierno entrante, que ha prometido deportaciones masivas. De todas maneras esperan que esas acciones se concentren en inmigrantes indocumentados con registros penales.
Yesli Vega, quien en 2022 perdió la elección a la Cámara de Representantes por Virginia, dice que la comunidad latina no debe tener miedo. “No se dejen llevar por las mentiras que se están generando. Si eres una persona que está aquí trabajando honestamente, respetando las leyes, no hay ningún problema”. Y agrega que quienes deben preocuparse son aquellos inmigrantes con antecedentes penales.
George Carrillo, presidente del Consejo Hispano de la Construcción reconoce que hay miedo en la comunidad, pero también espera que el enfoque de las medidas inmigratorias sea quienes hayan cometido delito. Dice ser optimista sobre posibles decisiones de Trump, especialmente para los “dreamers”, los jóvenes llegados en la infancia protegidos de la deportación.
La relación de Trump con América Latina también fue resaltada en el baile, que fue amenizado por el Mariachi Vargas Internacional.
El recién electo senador por Ohio, Bernie Moreno, de ascendencia colombiana, dijo que espera una renovada relación con la región. “Estamos empezando una relación nueva para tener un sistema de negocios con Sudamérica en los Estados Unidos, pero con una Sudamérica que es libre, que tiene líderes que no son corruptos, que la inmigración es legal y no ilegal”, dice Moreno.
Desestima las reacciones negativas al sur de la frontera cuando Trump dice que quiere retomar el control del canal de Panamá o cambiarle el nombre al Golfo de México. Asegura que Panamá viola el tratado que le dio control del canal por permitir la operación de firmas chinas que, dice, influyen en las operaciones de la vía, acusaciones que han sido rechazadas por funcionarios panameños. También advierte que Washington debe hacer más para evitar que Beijing aumente su influencia en la región.