Por Sarah Hawley
Nota del Editor: Sarah Hawley es profesora asociada en la División de Medicina General de la Universidad de Michigan e investigadora en el Centro Excelencia Ann Arbor VA en Investigación de Gestión Clínica. Su investigación principal se enfoca en la toma de decisiones relacionadas con la prevención y control del cáncer.
(CNN) — Angelina Jolie, quien ha declarado que es portadora de la mutación del gen BRCA1, parece haber sido una buena candidata para la mastectomía bilateral profiláctica a la que se sometió recientemente para extirpar sus dos senos.
En el caso de Jolie, al igual que con otros que han discutido abiertamente una acción parecida, como la competidora a Miss Estados Unidos, Allyn Rose, y la artista Sharon Osbourne, la decisión es apropiada: tener una mutación genética, como la tienen estas mujeres, coloca a una mujer en una situación de muy alto riesgo para contraer cáncer de mama a lo largo de su vida.
Pero es posible que estas decisiones de carácter muy público pudieran llevar a más mujeres con diagnóstico de cáncer en un seno a considerar extirpar su segundo seno, mismo que no está afectado. A esto se le llama mastectomía contralateral profiláctica, y va en aumento en Estados Unidos.
Datos arrojados por grandes estudios de registro de cáncer, por poner un ejemplo, han demostrado que la tasa global de MCP entre las mujeres con fase I, II o III de cáncer de mama aumentó significativamente, al pasar del 1,8%, en 1998, al 4,5%, en 2003. Al considerar solamente a los pacientes tratados con mastectomía, la tasa de MCP pasó del 4,2%, en 1998, al 11,0%, en 2003.
Es importante, en las noticias sobre la decisión de Jolie, informar a las mujeres que la MCP debe ser realizada únicamente por la misma razón que las mastectomías bilaterales profilácticas, es decir, la presencia de BRCA1 o BRCA2. Aunque muchas mujeres que optan por la MCP son portadoras de uno de estos dos genes, nuestra investigación señala que la mayoría no.
Considerado en el contexto de la historia, se trata de un desarrollo discordante. Al echar un vistazo a la década de 1970, las mujeres con cáncer de mama y sus defensoras presionaron para tener la opción de la cirugía para conservar la mama o “tumorectomía” como una opción disponible para tratar el cáncer de mama.
Sostuvieron entonces que ellos deberían tener acceso a una opción menos invasiva que la mastectomía (cirugía para extirpar todo el tejido mamario), sobre todo cuando los experimentos aleatorios indicaban que los dos tratamientos daban a las mujeres las mismas posibilidades de supervivencia en el largo plazo. Sin embargo, en Estados Unidos, nos encontramos en el extremo opuesto del espectro, con pacientes que en su gran mayoría eligen someterse a esta opción más amplia del tratamiento del cáncer mamario.
Sería casi inaudito para una mujer sin cáncer someterse a una mastectomía bilateral profiláctica, como Jolie, a menos que tuviera una mutación genética.
Entonces, ¿por qué una mujer que tiene cáncer en un seno elige extirpar un segundo seno sano? Nuestra investigación indica que los pacientes están preocupados por la recurrencia. Sin embargo, para el paciente promedio con cáncer de mama que no tiene ni la mutación genética BRCA1 ni la BRCA2, ni un pariente cercano con cáncer de mama (la madre de Jolie, por ejemplo, murió de cáncer de ovario), el riesgo de un nuevo cáncer de mama en un seno no afectado es menor al 1%.
Extirpar el seno afectado no traducirá en ningún beneficio adicional para la supervivencia más allá de lo brinda el tratamiento del cáncer existente. De hecho, las investigaciones han demostrado lo que muchas mujeres que eligen la MCP podrían haber sido tratadas con la sola tumeroctomía, junto con la radioterapia, en el seno afectado.
Dado el alcance del procedimiento, esa MCP realizada en pacientes sin razón clínica provoca fuertes inquietudes por sobretratamiento. Este quizá es el único ejemplo de extirpar un órgano no afectado basado en lo que parece una mala interpretación del paciente de los posibles beneficios de la cirugía.
Es poco probable que un cirujano esté de acuerdo en extirpar todo el colon de un paciente con cáncer de colon resecable por el hecho de que el paciente esté preocupado por contraer más cáncer de colon. De manera parecida, es difícil imaginar a un hombre con cáncer testicular que solicite que le extirpen tanto su testículo afectado como el no afectado.
En esta época de atención centrada en el paciente, las mujeres necesitan sentirse facultadas para tomar las decisiones que resulten mejores para ellas en el tratamiento de su cáncer de mama. Sin embargo, debido a que dichas decisiones son tan difíciles, resulta imperativo que ellas estén basadas en la comprensión exacta de los riesgos y beneficios del tratamiento. Quizá tengamos que virar nuestra atención a ayudar a las mujeres a recordar por qué defendieron opciones menos invasivas hace casi 40 años.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Sarah Hawley.