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Por Halimah Abdullah, CNN

(CNN) — Los miles de niños inmigrantes que cruzan la frontera sur de Estados Unidos procedentes de Centroamérica desafían a los depredadores y a las inclemencias del clima solo para llegar al centro de uno de los temas más tóxicos en Washington.

A la derecha están quienes critican la postura de la Casa Blanca respecto a la inmigración. Dicen que al relajar las políticas de inmigración ante los niños inmigrantes y sus familiares, el gobierno de Obama creó sin querer las condiciones para que unos 60.000 niños centroamericanos llegaran a Estados Unidos.

A la izquierda están quienes culpan al Congreso (entre ellos el presidente, Barack Obama), especialmente a los asambleístas republicanos, de rechazar un paquete de reformas inmigratorias integrales que se aprobó en el Senado el año pasado y de seguir discutiendo medidas adicionales.

En el medio quedan los niños; muchos de ellos huyen de la pobreza y la violencia en sus países de origen como Guatemala, Honduras y El Salvador. Son los nuevos peones de la lucha política por la reforma inmigratoria.

“Si algo aprendí de la patrulla fronteriza este fin de semana, de los hombres y mujeres y de sus supervisores, es que no podemos salir de esta crisis por medio de la aplicación de la ley. Los sobrepasa la cantidad tan grande”, dijo a CNN el asambleísta Henry Cuellar, demócrata de Texas que proviene del distrito en el que ocurre la mayor proporción de cruces fronterizos.

El debate sobre lo que la Casa Blanca llama “una crisis humanitaria” agrega leña al fuego, a juzgar por el discurso.

Repartir culpas

Los republicanos (como el presidente del Comité Judicial de la Asamblea de Representantes, Bob Goodlatte, de Virginia), culpan tajantemente a Obama y su gobierno, quienes luchan contra otra crisis que les ha perjudicado.

“El aumento reciente en la cantidad de niños y adolescentes centroamericanos que llegan a nuestra frontera sur es un desastre creado en la administración y ahora el presidente Obama pide que intervenga (la Agencia Federal de Manejo de Emergencias) para mitigar los daños”, dijo Goodlatte a través de un comunicado sobre la decisión de crear un grupo de agencias gubernamentales para abordar el problema.

“Corre el rumor de que el presidente Obama ha aplicado laxamente las políticas inmigratorias y ha animado a más personas a llegar ilegalmente a Estados Unidos; muchas de ellas son niños de Centroamérica”, dijo Goodlatte.

La mayoría de los niños que cruzan la frontera no serían candidatos a la “amnistía” del programa federal que posterga la deportación de niños a quienes sus padres o tutores llevaron ilegalmente a Estados Unidos.

Sin embargo, hay pruebas de que la política que permite que miles de niños inmigrantes se queden en el país ha animado a otros a dirigirse a Estados Unidos con la esperanza de poder quedarse, de acuerdo con los expertos en derecho y políticas migratorias.

“Creo que todo entraría en la categoría de consecuencias no intencionales”, dijo Stephen Yale-Loehr, profesor de Derecho Inmigratorio en la Universidad de Cornell. “Creo que el presidente fue claro en 2012 respecto a su decreto, para qué servía y para qué no. No tenía la intención de indicar que otros niños deberían venir a Estados Unidos. Pero muchas veces se distorsiona la ley inmigratoria y (los niños pudieron haber hecho el viaje) con base en los rumores infundados de que se permitiría que los niños se quedaran aquí”.

Tal vez la Casa Blanca ayudó a crear esta crisis, aunque la administración no es la primera en encontrarse con un dilema humanitario de cuya creación tiene la culpa parcialmente.

Cuando Bill Clinton hacía campaña por la presidencia, a principios de la década de 1990, criticó al entonces presidente George H.W. Bush por haber decidido deportar a montones de inmigrantes haitianos que trataban de escapar del caos político en su país.

Esto provocó que miles de haitianos trataran de entrar en Estados Unidos luego de que Clinton asumiera la presidencia, lo que lo obligó a dejar en claro que deportarían a quienes trataran de saltarse las vías legales a la ciudadanía.

Un problema con muchos orígenes

Sin embargo, no es precisamente justo culpar solamente a Obama y su administración por la marea de niños que entran a Estados Unidos y que en muchas ocasiones lo hacen solos, de acuerdo con los expertos en derecho y políticas inmigratorias.

Según un análisis del Instituto de Políticas de Migración, las “raíces profundas de esta migración infantil y del reciente aumento en las llegadas” son miles y complejas.

“En realidad no hay una sola causa. Más bien la confluencia de varios factores contribuye al aumento”, según el reporte. “Han convergido las políticas estadounidenses recientes sobre los niños sin acompañante, las economías trastabillantes y el aumento de los delitos y la actividad de las pandillas en los países centroamericanos, el deseo de reunificar a las familias y los cambios en la forma de operar de las redes de contrabandistas”.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajará a Guatemala para discutir este asunto con los líderes de los tres países centroamericanos que están en el ojo de la controversia.

Tanto Cuellar como los expertos en derecho y políticas inmigratorias señalan que es necesario mejorar la asistencia que se brinda a esos países por medio del fortalecimiento de las fronteras y la reducción de la violencia.

También en casa hay mucho qué hacer.

El paquete de reformas inmigratorias que se aprobó en el Senado estadounidense (y que incluía al menos siete medidas para abordar el tema de los menores sin acompañante que cruzan la frontera) no logró pasar el año pasado en la Asamblea de Representantes que está bajo el control de los republicanos.

Esas medidas contemplaban garantizar altos estándares de servicios de salud física y mental en los centros de detención de niños inmigrantes ilegales, capacitación en bienestar infantil para quienes detienen a los menores que cruzan la frontera ilegalmente y representación legal para esos niños, entre otras disposiciones.

Los reportes procedentes de las comunidades en las que están detenidos esos niños indican que tienen a niños de menos de tres años en condiciones de hacinamiento y calor. También se han reportado abusos y una falta de acceso a una representación legal adecuada por la falta de capacidad de asistencia federal y comunitaria.

La reforma inmigratoria integral que se aprobó en el Senado incluía una vía a la ciudadanía a unos ocho millones de los más de 11 millones de trabajadores indocumentados que hay en Estados Unidos.

Esta vía a la legalización habría ayudado a garantizar la estabilidad económica de aquellas personas que dejaron a sus hijos en sus países de origen, lo que reduciría las probabilidades de que los niños huyeran de la pobreza en sus patrias, dijeron los expertos en derecho y políticas inmigratorias.

“No sería un problema tan grande si tuviéramos un sistema inmigratorio eficaz. Hay muchas disposiciones en la propuesta del Senado que habrían resuelto el problema de los menores sin acompañante”, dijo Yale-Loehr, quien agregó que el problema había sido durante años como una “marejada” lejana que ni la Casa Blanca ni el Congreso esperaban que golpeara con tanta fuerza.

“Es muy distinto verla estrellarse en tus costas”, dijo.