(CNNMoney) – Mientras Estados Unidos y Europa parecen estar precipitándose hacia una ruptura desordenada, China, por su parte, está listo para abalanzarse.
Beijing se encuentra en una posición privilegiada para sacar provecho de las grandes fisuras políticas que han surgido entre Europa y el gobierno del presidente Donald Trump sobre el clima, el comercio y la defensa.
La nueva dinámica se desplegará completamente este jueves en Bruselas, cuando el primer ministro chino, Li Keqiang se reúne con sus homólogos de la Unión Europea en la cumbre anual UE-China. Horas más tarde, se espera que Trump anuncie la retirada de EE.UU. del acuerdo climático de París.
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“Si la paz y la prosperidad son el objeto del orden económico mundial, la administración Trump no ofrece ninguna a los europeos”, escribieron analistas de High Frequency Economics, una firma de investigación. “Un nuevo eje de poder, basado en el poder económico, se formará entre Europa y China, si EE.UU. sigue eludiendo su papel como líder mundial”.
Beijing parece estar mordiéndose las uñas y solicitó adelantar la cumbre para junio.
No obstante, existen grandes dudas sobre la compatibilidad de los sistemas económicos promovidos por Europa y China, así como diferencias importantes en puntos críticos, incluyendo los derechos humanos.
Una nueva era
Sin embargo, hay áreas en las que Europa y China deben ser capaces de encontrar un terreno común. El clima es un buen ejemplo.
El Financial Times informó el miércoles que Beijing y Bruselas acordaron antes de la cumbre acelerar lo que ellos llaman el cambio “irreversible” de los combustibles fósiles.
Al mismo tiempo, se espera que la decisión de Trump de retirar a EE.UU. del acuerdo de París refuerce la cooperación entre China y Europa.
“Esta es la base para un cambio radical en el poder global”, dijeron analistas de High Frequency Economics. “Cuidado”.
UE y China unen fuerzas
“La UE y China están uniendo fuerzas para seguir adelante con la aplicación del Acuerdo de París y acelerar la transición global a la energía limpia”, dijo el comisario de la UE sobre Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, a CNN en un comunicado.
“Nadie debe quedarse atrás, pero la UE y China han decidido seguir adelante”.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también advirtió a Trump contra salir del acuerdo que fue ratificado por Estados Unidos el año pasado.
“Soy una transatlantista convencido, pero si el presidente de Estados Unidos dice en las próximas horas que quiere salir del Acuerdo de París, entonces es nuestro deber decir: ‘No puede hacer eso’”, dijo Juncker en un discurso en Berlín el miércoles.
“No sólo estamos hablando del futuro de los europeos, estamos ante todo hablando del futuro de las personas en otros lugares. 83 países están en peligro de desaparecer de la faz de la Tierra si no se comienza la lucha contra el cambio climático en de manera resuelta”, agregó.
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Sin embargo, una relación más estrecha entre las dos gigantes economías gigantes es más fácil de decir que de hacer. Estas son las razones:
Rutas comerciales asimétricas
Tanto a Europa como a China les perturba la posición de confrontación de Trump sobre comercio.
Con Estados Unidos alimentando los temores proteccionistas, Bruselas y Beijing están abogando por el libre comercio. Pero eso no significa que estén en la misma página.
El presidente de China, Xi Jinping, se llamó a sí mismo un defensor de la globalización, pronunciando un discurso en Davos y ejerciendo de anfitrión de una cumbre internacional sobre el gran plan de China para fomentar un mayor comercio.
Pero la iniciativa de Xi de “One Belt, One Road”, que para algunos críticos es un proyecto neocolonial con China en su núcleo, ha provocado recelo en Europa.
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Algunos grandes líderes europeos estuvieron ausentes en la cumbre en Beijing en mayo, centrada en el plan, y un grupo de presión clave expresó dudas públicamente.
“El comercio debe fluir en ambas direcciones para hacer que las nuevas rutas comerciales sean tanto económicamente viables como políticamente aceptables para los países extranjeros por los que pasarán”, escribió Jorge Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China en ese momento, en una artículo de opinión para el Financial Times.
Dijo que por cada cinco trenes completos de carga que salen de la ciudad china de Chongqing para Alemania cada semana, sólo uno vuelve repleto.
Disputas
Bruselas y Beijing también han tenido sus disputas comerciales.
El ejemplo más reciente se produjo en mayo, cuando Europa impuso un arancel especial antidumping sobre tuberías de acero y hierro importados de China. Fue una de las decenas de medidas similares impuestas en los últimos tiempos.
Las compañías chinas, muchas de ellas propiedad del Estado, están acusadas de dumping -vender por debajo de los precios de producción- en el mercado de acero.
Beijing, por su parte, tiene otras prioridades: mantiene fábricas de acero que funcionan a pleno rendimiento porque mantienen a millones de trabajadores en puestos de trabajo bien remunerados.
Pero también hay un costo: los sindicatos y los políticos en el corazón industrial de Europa -Alemania, Bélgica y el norte de Italia- se quejan amargamente de las prácticas comerciales de China.