(CNN) -— Hasta la repentina captura de Mosul, en junio, ISIS preocupaba a los gobiernos de Occidente pero no era una prioridad. Desde entonces, la amenaza que se cierne sobre Bagdad, la difícil situación de la minoría yazidí en el norte de Iraq, las advertencias directas a los intereses y ciudadanos estadounidenses y la reciente y horripilante ejecución del periodista estadounidense James Foley han activado una coalición improbable.
Irán, Arabia Saudita, Estados Unidos y Jabhat al Nusraj, la filial de al Qaeda en Siria, tienen un enemigo en común.
Aniquilar una organización que ahora es más poderosa que al Qaeda o sus filiales dependerá de que muchas cosas salgan bien en una región en la que tantas cosas han salido mal.
Estos son solo algunos de los desafíos:
1. ISIS tiene un territorio considerable
En ocho meses, ISIS ha tomado el control de porciones del oeste y el norte de Iraq y extendió su presencia en el norte de Siria.
A lo largo de cientos de kilómetros de riberas de los ríos Éufrates y Tigris, ISIS es quien domina y ahora tiene un territorio mayor que Jordania. Aunque al Qaeda nunca dominó realmente un territorio fuera de los campamentos de entrenamiento y las cuevas de las partes remotas de Afganistán, ISIS controla ciudades (Mosul, Tikrit y Tal Afar en Iraq; Raqqa en Siria) y campos petroleros, vías primarias y cruces fronterizos. Además posee más equipo militar que algunos ejércitos nacionales luego de haber tomado bases militares y armerías tanto en Iraq como en Siria.
Se puede presionar a ISIS desde varios frentes, pero se requeriría un compromiso coordinado con Siria (que tiene otras batallas que librar y que podría considerar que ISIS es un contrapeso útil frente a otros grupos armados), con el Ejército iraquí y con los kurdos. La desesperación provocó que el gobierno de Bagdad coopere con los kurdos. Se puede debatir si esa cooperación es sostenible.
2. ISIS tiene hombres, dinero y municiones
A diferencia de la mayoría de los grupos yihadistas, ISIS tiene armamento considerable y bastantes combatientes experimentados. En un ataque a una importante base del Ejército sirio a principios de agosto, ISIS desplegó tres atacantes suicidas y docenas de combatientes bien armados. La prolongada batalla terminó con la caída de la base (una de las pocas que le quedaban al régimen en Raqqa) y, de acuerdo con los activistas sirios, la ejecución sumaria de docenas de soldados.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos afirma que ISIS ganó 6.300 reclutas nuevos —el 80% son sirios y el resto extranjeros— tan solo en julio. Aunque las autoridades estadounidenses señalan que la cantidad de combatientes en activo ronda los 15.000, los analistas iraquíes creen que ISIS podría ser capaz de desplegar el triple.
Una cantidad considerable proviene de Europa, Australia y la ex Unión Soviética.
ISIS pinta un panorama de esta tierra a través de un sofisticado programa de comunicación en los medios sociales y a través de su publicación web en inglés, Dabiq, que está llena de relatos sobre el próximo enfrentamiento con “los ejércitos cruzados”, llamados a los musulmanes para que vayan al Estado Islámico y promesas de que “es solo cuestión de tiempo y de paciencia llegar a Palestina para combatir a los judíos bárbaros”.
El objetivo de crear un califato da a ISIS una misión que atrae a muchos yihadistas jóvenes en Siria, Iraq y más allá. Es un objetivo que apuntala la campaña religiosa de ISIS y se hacen referencias constantes a él en la literatura del grupo.
ISIS ha mostrado una disciplina implacable en sus tácticas militares y ha obligado a las fuerzas armadas iraquíes a combatir en varios frentes a la vez por medio de grupos móviles compuestos por una docena de combatientes que funcionan como avanzada. Se ha ganado la reputación de aceptar bajas para lograr un objetivo y usa operaciones de exploración para poner a prueba las defensas (como hizo en Mosul) y para desequilibrar al contrincante. En julio, los combatientes de ISIS atacaron las instalaciones de las gaseras en la provincia de Homs, lo que distrajo a las fuerzas sirias para poder ejecutar ataques concertados contra objetivos más al este.
ISIS obtiene ingresos gracias a que controla algunos cruces fronterizos y a las redadas en los bancos de las ciudades y pueblos que han tomado.
El grupo ha tomado refinerías petroleras y podría ganar hasta dos millones de dólares diarios (unos 26 millones de pesos) al controlar el suministro de combustible en el norte de Iraq. También controlan el campo petrolero de al Omar en Raqqa.
3. ISIS está estrangulando a los rebeldes sirios
Tal vez el desafío más inmediato y el más grande para revertir el avance de ISIS es evitar que elimine a lo que queda de la oposición más moderada a Bachar al Asad en Siria. Ya expulsaron a estos grupos de Homs por medio del hambre y ahora están atrapados entre la espada de ISIS y la pared del Ejército sirio en Aleppo y sus alrededores. ISIS cierra el cerco a Aleppo desde el norte, mientras que el régimen cierra otras rutas.
Tras sus triunfos al norte de Aleppo, ISIS probablemente sea capaz de extender su control a partes de la frontera entre Siria y Turquía para cortar el suministro de los demás grupos. Los activistas sirios dicen que los combatientes de ISIS ahora se encuentran a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Azaz, cerca de la frontera.
¿Pueden Estados Unidos y sus aliados ayudar a revivir a los rebeldes sirios al grado de que puedan enfrentarse a ISIS antes de que la balanza militar en Siria se incline decisivamente a su favor?
Los antecedentes no son alentadores. Hace exactamente tres años, Barack Obama dijo que Estados Unidos encabezaría la labor de “presionar al presidente al Asad para que se aparte del camino de la transición (democrática) y defender los derechos universales del pueblo sirio junto con otros miembros de la comunidad internacional”.
Asad sigue en pie. Los rebeldes están desorganizados. El pueblo sirio solo puede imaginar cómo son los derechos universales.
4. Hasta ahora ISIS no se ha mostrado demasiado ambicioso. Pero hay indicios
Gran parte del éxito de ISIS deriva de su capacidad para llegar a acuerdos locales con las tribus sunitas de Siria e Iraq, ya sea porque tienen un enemigo en común o porque los líderes tribales consideran que oponerse es inútil o suicida. En Siria, por ejemplo, los comandantes de ISIS colaboraron con la tribu sharabia para enfrentar a los kurdos locales.
ISIS ha demostrado a sus enemigos una crueldad despiadada al decapitar a los soldados sirios o ejecutar a los civiles y soldados chiitas en Iraq. Las exhibiciones de cabezas y otras demostraciones draconianas de inflexibilidad tienen el propósito de infundir temor entre los adversarios potenciales.
Esta implacabilidad es la manifestación máxima del control totalitario, pero controlar una región tan grande solo es posible con el consentimiento de la población civil. Esto podría cambiar, especialmente si el nuevo primer ministro de Iraq extiende una ofrenda de paz a las tribus sunitas y si quienes se oponen a ISIS, tanto en Iraq como en Siria, reciben apoyo en forma de servicios de inteligencia, armas y apoyo aéreo.
Sin embargo, ISIS ha demostrado que es más inteligente que su igualmente implacable predecesor, al Qaeda en Iraq, que a final de cuentas alienó a las tribus sunitas y provocó que se unieran al Despertar que Estados Unidos impulsa para combatir el extremismo. Ha proveído alimentos, combustible y seguridad a las poblaciones que están al borde del desamparo luego de tres años de guerra civil en Siria.
5. El gobierno iraquí tiene que organizarse
De cierta forma, el primer ministro Nouri al Maliki fue el mejor reclutador que ISIS podía pedir ya que en repetidas ocasiones alienó a la minoría sunita con sus agresivas tácticas para sofocar la disidencia y los bombardeos indiscriminados cuando ISIS tomó Fallujah en enero de 2014. Maliki se identificó con una postura chiita chauvinista con una gran influencia de Irán.
Ahora, Haidar al Abadi, el próximo primer ministro, tiene la oportunidad de recuperar el respaldo de los altos mandos militares que quedaron desilusionados con la descarada politización de las fuerzas de seguridad iraquíes y de volver a atraer a las tribus sunitas al proceso político. Eso privaría a ISIS del huésped del que se ha alimentado durante los meses pasados.
Algunos líderes tribales sunitas ya dejaron en claro que negociarán con al Abadi si les ofrecen lo que quieren. Los analistas iraquíes dicen que esto incluye acabar con la asignación de ministerios y otras dependencias gubernamentales con base en el criterio del patrocinio partidista.
6. La coalición internacional tiene que permanecer unida
Los acontecimientos de las últimas semanas, especialmente la brutalidad horrenda de ISIS que ha movilizado a la opinión pública mundial y la amenaza a la existencia de Iraq como Estado, han unido a los pensadores del Golfo, de Europa y de Washington.
“De repente, un enemigo en común ha unido a los actores que desconfían uno del otro para crear una coalición contra ISIS; es la clase de multilateralismo que el presidente de Estados Unidos apoya”, escribió George Packer en la revista estadounidense The New Yorker.
Pero ¿la coalición tendrá la voluntad y la cohesión para emprender una misión que resultará costosa y prolongada? ¿Estados Unidos estará listo para usar mayor poderío militar en Iraq para apoyar tanto a los kurdos como a las fuerzas armadas iraquíes, incluido el despliegue de las Fuerzas Especiales, a pesar de que la administración de Obama considera que el fin de la guerra en Iraq fue un logro importante? ¿El nuevo gobierno en Bagdad —que probablemente se compondrá mayormente de una coalición chiita— hará las suficientes concesiones como para que los kurdos y los sunitas revivan el concepto de Iraq?
Algunos exoficiales militares estadounidenses han hablado de la necesidad de enviar entre 10.000 y 15.000 soldados para “hacer retroceder” a ISIS. Brian Fishman, investigador de la Fundación New America, escribió en el sitio War on the Rocks que “10.000 o 15.000 soldados no logran abarcar el compromiso real que requiere muchos años, acción militar directa de ambas partes en la frontera entre Iraq y Siria, decenas (si no es que cientos) de miles de millones de dólares y mucho más de 15.000 soldados”.