CNNE 525454 - hbo john oliver last week tonight colombia

(CNN Español) – “Hugo Chávez estuvo al frente de un gobierno que fue declarado por Transparencia Internacional como el más corrupto de Latinoamérica. Y recuerden, en Latinoamérica está Colombia. Un país donde la única ley de financiación de campañas es: ‘Por favor, reporten cualquier soborno que sea superior a 10 kilos de cocaína’”.

Esas palabras, de apenas solo unos segundos en medio de un segmento de 19 minutos dedicado a la crisis en Venezuela con el humor mordaz característico de John Oliver en ‘Last Week Tonight’ de HBO el domingo, bastaron para que el gobierno de Colombia enviara una carta de protesta.

El embajador en Washington, Camilo Reyes, envió una carta al programa en protesta, según la agencia Efe. “Nosotros honramos y celebramos la libertad de expresión y entendemos que este show tiene una naturaleza cómica, pero para nosotros el azote de las drogas no es un asunto de risas. Colombia y los colombianos han pagado el más alto de los precios —el de vidas humanas— en la lucha global contra este flagelo. Por eso rechazamos sus desconsiderados comentarios”, dijo Reyes, según la agencia.

“Entendemos que es un programa cuyo objetivo es el entretenimiento y su naturaleza es cómica, pero para nosotros el flagelo global de las drogas no es un asunto humorístico”, concluye la carta.

Un representante de HBO —que, como CNN, es una empresa de Time Warner— le dijo a este medio que la producción del programa considera que el segmento habla por sí mismo.

Pero no son hechos aislados: ni la broma de Oliver con un estereotipo que tanto ha marcado la reputación de Colombia desde Pablo Escobar, ni la respuesta de autoridades colombianas intentando combatir el estereotipo un caso a la vez. Ahora, una campaña buscar cambiar esa realidad con un enfoque diferente que bien podría servir como respuesta a la broma de Oliver.

Años de mala reputación

Se trata de una discusión que ha cobrado relevancia en los últimos años desde el éxito mundial de la serie ‘Narcos’ de Netflix, cuyas dos primeras temporadas giran en torno a Pablo Escobar, el capo de la droga que en los años 80 y principio de los 90 dominó el tráfico mundial de cocaína y libró una batalla contra el gobierno colombiano a punta de secuestros, atentados y extorsiones mientras a su vez forjaba alianzas con políticos y autoridades para sus operaciones, y que murió en un operativo de las autoridades el 2 de diciembre de 1993.

¿Es una apología al delito retratar en producciones de entretenimiento las vidas de los narcotraficantes y criminales? ¿Hasta qué punto es válido —es ético— mostrar a un personaje que causó tantas muertes y deterioro social en un país?

La discusión en Colombia, no obstante, es mucho más antigua que ‘Narcos’. En ese país algunos veían a Pablo Escobar como una suerte de redentor —hizo obras sociales en barrios pobres de Medellín y sus alrededores, por ejemplo, algo que muestra la película Loving Pablo (2017) de Javier Bardem y Penélope Cruzy tras su muerte su historia se volvió una leyenda: de tanto que Escobar marcó la vida de los colombianos y las referencias alrededor del mundo (por años los turistas colombianos eran comúnmente abordados en el extranjero con menciones sobre Escobar, sobrepasando la imagen de Juan Valdez y su mula Conchita como símbolo del país), los locales se apropiaron de la historia, no solo en innumerables obras literarias sobre el narcotráfico, sino también en la televisión. ‘Escobar, el patrón del mal’, ‘El capo’, ‘Rosario Tijeras’, ‘Las muñecas de la mafia’, ‘La viuda de la mafia’ y ‘El Cartel’ fueron algunos de los programas que pusieron a los colombianos a debatir a diario si estaba bien realizar –y ver— programas sobre narcotraficantes.

Y en cuanto al malestar por la caracterización de Colombia en Hollywood, cuyo lugar común es mostrarlo solo como el lugar de origen de la cocaína y de los capos de la droga, el asunto es de larga data. En 2011 el Gobierno se quejó directamente con el director Luc Besson por la película Colombiana. En 2005 fueron muchas las voces de protesta por la caricatura que Mr. and Mrs. Smith hace de Bogotá (muestra a la capital como una aldea selvática). En 2001 el presentador David Letterman en “Late Show” dijo, como broma sobre los concursos de belleza, que la representante colombiana había tragado bolsas de heroína como muestra de talento. Poco después Letterman recibió en su programa a miss Colombia, Andrea Noceti, para disculparse.

¿Tiene Colombia otra imagen?

Desde ese 2001 muchas cosas han cambiado, otras no. A pesar del proceso de paz con las FARC, que como guerrilla era uno de los principales productores de cocaína del país, Colombia aún lucha contra los cultivos de coca (en 2016 registró cifra récord de hectáreas, según Estados Unidos) y el negocio sigue en manos de bandas criminales yde disidencias de las FARC.

Pero la imagen de Colombia sí ha cambiado, sobre todo en materia de seguridad. El país pasó de ser un nido de secuestros en el ojo del público internacional (algo representado, por ejemplo, en la película Proof of Life, de Russell Crowe y Meg Ryan del año 2000) a impulsar el turismo extranjero y la realización de eventos mundiales.

Dos ejemplos recientes en al ámbito del entretenimiento: el actor Will Smith estuvo en Cartagena en abril para el rodaje de la película Gemini Man y dejó en sus redes sociales una estela de videos de celebración, baile y risas.

Y a principios de año estuvo en Bogotá Mark Wahlberg grabando la película Mile 22; dijo que fue una “una experiencia maravillosa”.

El presidente Juan Manuel Santos incluso se reunió con el equipo de la película.

Así, además de que Colombia se consolida como un destino para producciones cinematográficas de talla mundial, ninguna de las dos películas muestran a Colombia como un lugar de narcotráfico. De hecho en Mile 22 la trama se desarrolla en un país asiático, no en Colombia: el país sirvió como escenario para representar otro lugar.

Combatir los estereotipos con estereotipos

Colombia ha trabajado mucho en cambiar su reputación a nivel internacional en relación al narcotráfico a través de la marca país con campañas que muestran la biodiversidad y belleza del país y el impulso de sus habitantes (“Colombia, el riesgo es que te quieras quedar”, por ejemplo). ¿Ha funcionado? Es discutible, pero, a la luz del comentario de John Oliver, es claro no ha sido completamente efectivo.

Una nueva campaña busca cambiar eso.

A finales de abril, la agencia Dieste Inc, con el apoyo del diario El Colombiano, la alcaldía de Medellín y el banco Bancolombia, lanzó la iniciativa The Colombian Ambush para cambiar la imagen de los extranjeros sobre Colombia, pero con otro enfoque. Si las imágenes de biodiversidad, progreso y logros de los colombianos no estaban calando entre la comunidad internacional, se apropiaron de lo que sí cala: los narcos.

Usan el estereotipo para combatir el estereotipo.

Así, en vez de mostrar a Gabriel García Márquez y sus libros y su Nobel y sus letras eternas, hicieron una escena muy similar a la de ‘Narcos’ —personajes oscuros, diálogos sospechosos, un patrón— pero con un giro: en lugar de hablar de cocaína o dinero sucio, hablan de las obras del escritor y su influencia.

En otro video, acuden a una zona montañosa para mostrar lo que parece ser una operación clandestina, dudosa, hablando con los modismos de Pablo Escobar y sus lugartenientes. Pero no es una vigilancia para un ataque criminal: es observación de aves. Colombia es el país con mayor número de especies de aves en el mundo.

¿Logrará esta campaña cambiar la percepción sobre el país?

Es difícil mientras producciones como ‘Narcos’ y Loving Pablo sigan saciando la supuesta sed de la audiencia por las historias de la mafia (el éxito es demostrado, pero ¿es lo que las audiencias necesariamente quieren?) con el financiamiento poderoso Hollywood. Pero el enfoque es ciertamente innovador.

En internet, la campaña, lanzada hace dos semanas, se ha viralizado en Facebook, donde varios videos acumulan cerca de 300.000 views. El director de los videos, Simón Brand, dijo en entrevista con Blu Radio el 16 de mayo que esa viralización “es la mejor respuesta que hemos tenido y ha cumplido el objetivo”. Desde luego, aún está por verse qué efecto tendrán los videos a largo plazo en la percepción de los extranjeros.

Quizá si el embajador de Colombia envía un video de estos —en vez de una carta formal— a HBO, John Oliver podría hacer uso de este material creativo en su show.

Eso sería otro logro para mostrar.