Nota del Editor: Raúl A. Reyes es abogado y miembro de la junta de columnistas de USA Today. Puede seguirlo en Twitter @RaulAReyes. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.
(CNN) – Ante la duda, culpemos a los morenos. Es lo que está haciendo una voz cantante de la derecha en respuesta a las repercusiones por la desastrosa cumbre del presidente Donald Trump con Vladimir Putin en Helsinki, Finlandia.
En una entrevista con “The Five”, el presentador Tucker Carlson, de Fox News, dijo que Rusia había intentado inmiscuirse en los asuntos de EE.UU. Pero aseveró que otros países, como México, habían sido más exitosos en esta empresa. “No creo que Rusia sea amigo nuestro ni nada por el estilo. Creo, por supuesto, que intentó interferir en nuestros asuntos. Lo hace desde hace mucho tiempo. Muchos países lo hacen. Algunos con más éxito que Rusia, como México, que regularmente interfiere en nuestras elecciones abarrotando nuestro electorado”.
Buen intento. Carlson quiso desviar la atención de la indignación nacional generada cuando Trump puso en duda la conclusión de la comunidad de inteligencia estadounidense de que Rusia interfirió en nuestras elecciones de 2016.
LEE: La reunión de Trump con Putin en Helsinki pone a su traductora en el centro de atención
Nos guste o no, Carlson es un conservador extremadamente influyente. Como presentador de “Tucker Carlson Tonight”, un programa del horario estelar en Fox (en el que he aparecido), usualmente despotrica contra los inmigrantes indocumentados y las ciudades santuario. Ha apoyado firmemente las duras políticas inmigratorias de Trump.
Que este tipo de racismo esté vivito y coleando dice mucho sobre el estado del pensamiento conservador en la era de Trump. Los ciudadanos estadounidenses de ascendencia hispana que votan están participando en la democracia. Y que quede en claro, no hay pruebas que respalden las afirmaciones de Carlson.
Además de ser falsos, sus comentarios son insidiosos porque recuperan el manido tropo de que “los ilegales” en cierto sentido son responsables de todas las aflicciones de EE.UU., desde los males sociales hasta los crímenes violentos. Esta forma de pensar no es ninguna novedad. Después de ganar la presidencia, Trump falsamente afirmó que “millones” de votantes ilegales le costaron el voto popular. Una comisión instaurada para investigar este supuesto fraude electoral ilegal masivo que no halló ninguna prueba real de corrupción en las elecciones fue desbandada en enero.
Ahora Carlson parece estar cruzando la línea al sugerir que la verdadera amenaza a la democracia estadounidense no es Rusia ni los agentes de Putin sino los votantes hispanos. Es una afirmación pasmosa. Para votar en nuestras elecciones, la persona debe ser ciudadano estadounidense. Pareciera que a Carlson no le complace la idea de que voten sus conciudadanos, que podrían ser de origen mexicano. ¿En qué sentido esto no le resulta ofensivo a los 8 millones de personas nacidas en América Latina que ahora son ciudadanos estadounidenses? Los sentimientos de Carlson deberían resultar ofensivos para todos los estadounidenses y, en especial, para los miles de hispanoestadounidenses que sirvieron en las Fuerzas Armadas de EE.UU..
Una vez más, la respuesta de Carlson a la crisis de la separación de familias en la frontera el mes pasado fue insistir en que las élites liberales están intentando “cambiar por siempre nuestro país”.
Es revelador que Carlson hiciera sus comentarios de que México influenció nuestras elecciones sin citar datos que lo avalen. De hecho, hay pruebas que lo contradicen. Según el Centro de Investigación Pew, la tendencia de la migración de México a EE.UU. se ha reducido desde la década de los años 90. Del 2005 al 2010, la migración mexicana entre ambos vecinos fue negativa: salieron 20.000 personas más de las que ingresaron. Esta tendencia se aceleró entre el 2009 y el 2014, en que salieron más personas (140.000) a México desde EE.UU. de las que arribaron. Estos números no son coherentes con la afirmación de que México está “abarrotando nuestro electorado”.
Dejando de lado los datos, si México hubiera tenido éxito “abarrotando nuestro electorado”, ¿Trump sería presidente? Probablemente, no. ¿Y habría incontables crónicas sobre el reducido número de latinos que salen a votar? Mmmh, no.
Con estos comentarios, Carlson simplemente se dedica a alimentar los miedos, con la esperanza de desviar la atención de la ampliamente comentada cumbre entre Trump y Putin. Cuán vergonzante es para un presentador de noticias educado y experimentado como Carlson entregarse cada vez más a los infundados ataques a los latinos. ¡Cuán triste es que Carlson vea al electorado hispano como una amenaza en lugar de una ventaja para el país! Y cuán desesperado parece al culpar a México de los problemas que empezaron en Moscú.
Por supuesto que Carlson no siempre se equivoca. A principios de este año dijo al aire: “Cuando las preocupaciones por los extranjeros toman precedencia ante las necesidades de los estadounidenses, nuestro gobierno nos está traicionando y se ha tornado ilegítimo. Por supuesto, eso es exactamente lo que ha ocurrido”.
Carlson hablaba sobre el debate por las políticas inmigratorias. Pero si uno aplica sus comentarios a nuestra relación actual con Rusia, de hecho, se aplica perfectamente.