Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Si Kellyanne Conway, la asesora de presidente Donald Trump, hablaba de “hechos alternativos”; si el propio Trump ha mentido 4.229 veces desde que llegó a la Casa Blanca: a razón de 16 mentiras o medias verdades por día, según contabiliza The Washington Post; si Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y ahora abogado del presidente, ha dicho que “la verdad no es la verdad”, en un ridículo intento por proteger a su amigo y jefe del lodazal cada vez más espeso de la conexión rusa; si las cosas son como ellos aseguran que son, entonces seamos compasivos con Tucker Carlson, presentador de la cadena Fox News —la televisión de Trump y los suyos—, que asegura que los tacos son estadounidenses.
En el mejor estilo de esa televisora: aturde, agrede e inventa que algo queda, un sobreexcitado Carlson hablaba con Enrique Acevedo, presentador mexicano de la cadena Univision, sobre la polémica que propició la imagen en redes sociales del secretario de Justicia, Jeff Sessions, comiendo en un restaurante mexicano. Sessions es uno de los arquitectos del entramado antiinmigrante del actual gobierno.
Acevedo, parsimonioso siempre, intentaba significar que las políticas divisionistas del presidente Trump han hecho que el odio crezca en el país como la mala hierba y que no había nada malo en que se compartieran las comidas de las diferentes culturas, cuando el de Fox, que acababa de decir que le encantaba la comida mexicana porque él creció en la frontera, le embistió con una pregunta que no debo calificar aquí como me gustaría hacerlo: “¿Ustedes creen que les pertenecen los tacos?’’. Acababa de decir y repitió segundos después que los tacos son comida estadounidense. Y de colofón, la estocada nacionalista: “No te apropiarás de mi cultura. Yo soy de San Diego. Esos son mis tacos”, aseguró.
Me parece que al secretario de Justicia le asiste el derecho de comer lo que desee, donde le venga en gana y le acepten. Es más, hasta me parece trivial que se les pida a los funcionarios del gobierno de Trump que abandonen los restaurantes porque no son bien recibidos. No me parece que eso ayude a paliar la crispación en la que vivimos. Ni que eso repercuta para nada en la manera de ser de los desalojados.
Por cierto, salvo con los negros, los indios y luego con los gais y los hispanos, jamás había visto yo algo así en Estados Unidos.
¿Habrá que explicarle al colega de Fox News que no hay nada más mexicano que un buen taco al pastor y que en 2010 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a la comida mexicana -con el taco en todas sus variedades- patrimonio cultural inmaterial de la humanidad?
Si Tucker ha crecido en San Diego, ¿sabrá que eso era parte de México? ¿Sabrá que en las zonas fronterizas las comidas de lado y lado se mezclan y se adaptan sin tener en cuenta líneas divisorias ni banderas?
Cuando la soberbia, la ignorancia y el nacionalismo se unen, uno tiene que obligarse a pensar que hay gente buena porque si no, terminamos confundiendo el desencanto con la verdad. Y eso puede ser fatal.