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Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) – Robert Unanue, presidente ejecutivo de Goya, una de las principales compañías hispanas de alimentos en los Estados Unidos —fundada en 1936 por un inmigrante español—, elogió al presidente Donald Trump en la Casa Blanca.

“Todos somos verdaderamente bendecidos… de tener un líder como el presidente Trump que es un constructor”, dijo Unanue durante su discurso. Y también dijo que Trump es “un constructor increíble” y agrego que ora por ”nuestro líder, nuestro presidente”.

El presidente ejecutivo de Goya fue invitado a la Casa Blanca como parte de la Iniciativa de Prosperidad Hispana de Trump, para -según se dice-, mejorar el acceso de los hispanoamericanos a las oportunidades educativas y económica.

Las alabanzas de Unanue a Trump han desatado otro debate que evidencia una vez más, la crispación política nacional; la impopularidad de Trump entre los inmigrantes y la defensa cerril de algunos seguidores del presidente.

Unos hablan de boicotear los productos de Goya y otros llaman a comprarlos.

Un portavoz de Goya dijo que el propósito de la aparición en la Casa Blanca de Unanue era anunciar una donación y apoyar la iniciativa de Trump.

Pero menos de 24 horas después, el propio presidente ejecutivo de la compañía aparecía en Fox News, -la televisión de los trumpistas-, para dejar claro que no pedía perdón a nadie y asegurar que ”fue bueno hablar con algunos amigos”.

Sobre el boicot contra Goya dijo que era una muestra de ”supresión de la libertad de expresión”.

En cualquier sociedad medianamente civilizada, el derecho a decir lo que alguien quiera, es fundamental.

Siempre que no se ignora la responsabilidad cívica que eso conlleva.

Pregunto: ¿Hay derecho a irrespetar comunidades enteras bajo el manto sagrado de la libre expresión?

En Estados Unidos a Goya se la percibe como una formidable empresa familiar y sobre todo hispana.

Por eso algunos inmigrantes han recibido las palabras del presidente ejecutivo de Goya como un portazo en plena cara.

Los hay incluso que hablan de traición. Y esta hora recuerdan que tras aquellas primeras críticas a los mexicanos por ser “violadores” y narcotraficantes, Trump convirtió la construcción del muro fronterizo en lo más parecido a una obsesión.

Y que con el mismo ímpetu defendió la política que separaba a los niños de los padres cuando fueron detenidos en la frontera, unas imágenes que dolieron muchísimo en una comunidad para la que la familia es lo más importante.

Siendo nieto, hijo y marido de inmigrantes, Trump no ha pedido disimular siquiera el profundo desprecio que siente por algunos inmigrantes. Y es que ya saben, para él serían bienvenidos los de un país como Noruega, pero no les de otro como El Salvador.

Pero ya sabe usted: no hay peor astilla que la del mismo palo.

Repregunto: ¿Hay derecho a irrespetar comunidades enteras bajo el manto sagrado de la libre expresión?

En cuanto al presidente ejecutivo de Goya, sostengo que puede decir lo que quiera. Ahora, que enfrente las consecuencias. Son las reglas del juego.