(CNN) –– El viaje del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Florida este viernes parecería ser cualquier otra visita presidencial a un estado decisivo meses antes las elecciones, si el país no estuviera en medio de una pandemia y si justamente el Estado del Sol no fuera el más reciente foco de coronavirus.
El viaje, que incluye una recaudación de fondos multimillonaria y varias reuniones, ocurre en medio del mayor impulso de Trump para poner en marcha nuevamente Estados Unidos en medio de la pandemia. El presidente se ha empeñado en proyectar una imagen de normalidad, incluso cuando se dirige a lo que se ha catalogado como el nuevo epicentro del virus y al resto del país se le recomienda no viajar, respetar el distanciamiento social y usar mascarilla.
La primera parada del presidente este viernes fue una visita a Doral, Florida, para participar en una reunión con el Comando Sur de EE.UU. El encuentro, centrado en gran medida en los esfuerzos de prevención del tráfico de drogas, ocurrió en el condado de Miami-Dade, que ha visto un aumento drástico en los casos de coronavirus esta semana y continúa bajo presión por recursos.
Una visita presidencial ––sin importar quién esté en el cargo–– implica una cantidad significativa de recursos, pues funcionarios de la Casa Blanca, representantes de la Unidad Médica de la Casa Blanca y agentes del Servicio Secreto de EE.UU. deben viajar antes del mandatario para coordinar con los funcionarios locales en el terreno. Hay una gran cantidad de preparación médica involucrada cada vez que un presidente viaja, con planes establecidos para el peor de los casos.
Después de visitar el Comando Sur, Trump participó en una mesa redonda con disidentes del comunismo y el socialismo en América Latina. Los asistentes se enfocaron en gran medida en advertir contra el socialismo y el comunismo que se cuela en Estados Unidos, a veces trazando paralelos con demócratas y activistas en el país.
“Ahora Joe Biden y la izquierda radical están tratando de imponer este mismo sistema, el socialismo en Estados Unidos. Biden es un títere de Bernie Sanders, (Alexandria Ocasio-Cortez), la izquierda militante, la gente que quiere derribar estatuas y monumentos de George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin”, dijo Trump, y agregó: “Quieren arrancarle estatuas a Jesús”.
Al igual que otros eventos en las últimas semanas, esta mesa redonda fue en una iglesia, y no quedó claro si las personas estuvieron distanciadas socialmente. Durante encuentros similares realizados por la Casa Blanca en las iglesias, en medio de la pandemia, los esfuerzos para distanciar a los miembros de la audiencia han sido variados.
El presidente completará su viaje con la asistencia a una recaudación de fondos a puerta cerrada, una de las muchas actividades que Trump y mandatarios anteriores han utilizado para obtener el apoyo de donantes importantes. Sin embargo, el evento ocurre después de que los partidarios programados para asistir a una recaudación de fondos con el vicepresidente este jueves resultaran positivos por el coronavirus y se les pidiera retirarse antes de que él llegara.
Las apariciones públicas de Trump en la Casa Blanca esta semana también parecen ser parte de los esfuerzos por regresar a la normalidad en medio de la pandemia, al enfocarse en que los niños vuelvan a la escuela a pesar de los casos de covid-19, en firmar un importante acuerdo comercial y en mejorar la “prosperidad hispana”.
Mientras se reunía con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para firmar el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, Trump promocionó la decisión de EE.UU. de enviar respiradores artificiales a México con el objetivo de “salvar muchas vidas”. Pero no mencionó el hecho de que esta semana, los casos y muertes por coronavirus en territorio mexicano casi se triplicaron después de que el gobierno reabriera ciertos sectores de la economía.
Durante los eventos en la Casa Blanca para impulsar el regreso de los niños a las escuelas este otoño, Trump aseguró que presionaría a los gobernadores para reabrir las instituciones académicas, y los acusó de querer mantenerlas cerradas por razones políticas, no por preocupaciones sobre la propagación del virus.
Además, en una mesa redonda y una ceremonia en el Jardín de las Rosas para establecer la “Iniciativa de Prosperidad Hispana” este jueves, las menciones sobre el impacto del coronavirus en los latinos fueron poco frecuentes. Un participante del evento calificó los efectos del covid-19 en la economía como un “incidente”.
También, durante la firma de un decreto, Trump promocionó los esfuerzos de su gobierno contra el coronavirus, pero nunca mencionó sus impactos en la salud de la comunidad hispana.
Datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) muestran que los hispanos y los negros sufren infecciones de coronavirus a tasas mucho más altas que su representación en la población. Y los datos de los CDC obtenidos por The New York Times revelan que los negros y los latinos tienen tres veces más probabilidades de contagiarse con el virus que sus vecinos blancos.
En los eventos de la Casa Blanca centrados en los hispanos este jueves tampoco se mencionó el reciente aumento de casos de coronavirus y las muertes en los estados de todo el Cinturón del Sol, que tienen algunas de las poblaciones latinas más grandes del país.
En Texas, los casos de coronavirus en hispanos de todo el estado son proporcionales a su población. Pero en ciudades individuales como Dallas, la comunidad está viendo un impacto desproporcionado.
En Dallas, más del 60% de las personas con covid-19 son hispanos, según los funcionarios de salud del condado. Los hispanos representan alrededor del 40% del condado de Dallas, según la Oficina del Censo. Y en el Valle del Río Grande, una región con una gran población hispana, los hospitales y servicios funerarios han comenzado a estar abrumados debido a un pico del virus.
Sin embargo, hay algunas señales de que el presidente, la Casa Blanca y su campaña están tratando de adaptarse a las nuevas realidades del coronavirus.
Trump, quien ha sido reacio a utilizar mascarillas en lugares donde no es posible el distanciamiento social, dijo que planea ponerse una cuando visite el Centro Médico Nacional Walter Reed este sábado.
“Estás en un hospital, creo que es algo muy apropiado”, aseguró el presidente este jueves. “No tengo ningún problema con una máscara”.
Trump explicó: “si estoy con soldados, gente que… ya sabes, no quiero propagar nada”.
Y la campaña planea hacer cambios en su próximo mitin en Nueva Hampshire, el segundo desde que comenzó la pandemia.
El evento estaba programado para este fin de semana, pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo este viernes que había sido postergada debido a una tormenta que se acercaba.
Tulsa, donde ocurrió el primer mitin de campaña en junio, ahora registra un aumento en los casos de coronavirus. Las autoridades locales de salud han sugerido que el incremento estuvo vinculado a una serie de grandes eventos en la ciudad, incluido el mitin.
A diferencia del primer mitin en Oklahoma, que tuvo una asistencia menor a la esperada y se realizó al interior con poco distanciamiento social, se espera que el evento de Nueva Hampshire se celebre en un hangar de aviones. Y aunque la campaña dijo en Tulsa que las máscaras eran voluntarias, esta vez se planea pedirles a los asistentes que las utilicen y fomenten el distanciamiento social.
Ashley Killough, Fredreka Schouten y Betsy Klein, todas de CNN, contribuyeron a este informe.