(CNN) – El presidente Donald Trump organizó una salida imprudente del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed este lunes. Además, antes de regresar a la Casa Blanca les dijo a sus seguidores que no había que temer al virus que lo privó peligrosamente de oxígeno y lo hospitalizó durante 72 horas. Después, posó para una sesión de fotos sin máscara en un balcón de la Casa Blanca.

Fue un intento destacado por convertir su enfermedad aún en curso en una demostración de fuerza, incluso cuando también subrayó su larga práctica de negar la gravedad de la pandemia y minimizar sus riesgos.

“No le tengan miedo al covid-19. No dejen que domine su vida”, escribió Trump horas antes de salir caminando cuidadosamente del hospital. Aún cuando sus médicos advirtieron que todavía no estaba “fuera de peligro”.

Mientras bajaba los escalones del hospital hacia el helicóptero Marine One Trump levantó sus pulgares y chocó puños. Llevaba una máscara de tela blanca, junto con un traje azul marino. El presidente no respondió cuando se le preguntó cuántos de sus empleados resultaron positivos por coronavirus.

Después de un vuelo sobre Washington, Trump aterrizó en el jardín sur y procedió en una ruta inusual, por un conjunto de escaleras del balcón del primer piso, donde los asistentes colocaron una fila de banderas estadounidenses.

Trump se quitó la máscara y posó a modo de saludo mientras su helicóptero partía.

Un mensaje conflictivo

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La Casa Blanca a la que regresa Trump se ha transformado en un centro de contagio viral, en parte debido a la falta de medidas de mitigación.

El mensaje del presidente fue conflictivo no solo porque es irresponsable, sino porque proviene de un paciente que actualmente tiene coronavirus y quien ha experimentado síntomas graves de la enfermedad. También, es un paciente cuya recuperación ha incluido tratamientos experimentales no disponibles para la mayoría de los estadounidenses.

Trump dijo un día antes que ahora “entendía” el virus que ha cobrado la vida de más de 200.000 estadounidenses. Pero su mensaje de este lunes parecía más en línea con su práctica de larga data por negar la gravedad de la pandemia y minimizar sus riesgos.

El reporte médico

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00:56 - Fuente: CNN

A medida que más de sus asesores dan positivo por coronavirus y surgen preguntas sobre qué medidas se han tomado para reducir la propagación, el Dr. Sean Conley, médico de Trump, ofreció pocos detalles sobre cómo se mantendría a salvo a los miembros del personal cuando el presidente regresara a la Casa Blanca, la cual está equipada con su propia suite médica.

Tampoco fue claro con respecto a información crítica como cuándo Trump dio negativo por última vez al coronavirus o qué reveló una tomografía de pulmón del presidente. Dijo que las reglas de privacidad le impedían revelar esos detalles, a pesar de que él y otros médicos que tratan al presidente ofrecieron datos muy específicos en otras áreas que parecen mostrar que la condición de Trump mejora.

El médico sí dijo que a Trump le administró otra ronda del medicamento antiviral remdesivir y que ha seguido tomando dexametasona, un esteroide. Recibirá otra dosis de remdesivir en la Casa Blanca este martes.

Anteriormente, los médicos de Trump habían dicho que su condición requería medicación intravenosa y, al menos en dos ocasiones, oxígeno suplementario.

El lunes, Conley insistió en que Trump estaba lo suficientemente bien como para regresar a casa.

“Ha cumplido o excedido todos los criterios de alta hospitalaria”, dijo a los periodistas fuera de Walter Reed. “Planeamos llevarlo a casa”, agregó.

Los mensajes de Trump en Twitter

A pesar de que Trump les dijo a sus asistentes que se siente mejor y estaba ansioso por salir del hospital, algunos lo alentaron a quedarse. Le advirtieron la mala imagen que daría si su condición empeoraba y requería una segunda hospitalización.

Trump insistió en regresar, sin embargo, y el lunes hizo el anuncio en Twitter.

“Saldré del gran Centro Médico Walter Reed hoy a las 6:30 p.m. ¡Me siento realmente bien!”, tuiteó la tarde de este lunes.

“Hemos desarrollado, bajo la administración Trump, algunos medicamentos y conocimientos realmente excelentes. ¡Me siento mejor que hace 20 años!”, agregó.

Su mensaje, que minimiza la gravedad del virus, hará poco para disipar la idea de que su propia indiferencia hacia las medidas de mitigación es lo que llevó a Trump al hospital en primer lugar.

Y su mención de las terapias destinadas a combatir el virus tendrá poca aplicación para los estadounidenses regulares que enfrentan un diagnóstico positivo. Los expertos médicos han sugerido que la combinación de tratamientos y terapias experimentales que recibió Trump estaría en su mayoría fuera del alcance de cualquiera, excepto del presidente.

‘Es posible que aún no esté completamente fuera de peligro’

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Trump recibe esteroides y oxígeno por bajos niveles en su sangre
08:04 - Fuente: CNN

Conley dijo este lunes que habían pasado 72 horas desde que Trump tuvo fiebre por última vez y que sus niveles de oxígeno eran normales.

“Es posible que aún no esté completamente fuera de peligro”, reconoció Conley, pero dijo que su condición actual respaldaba un “regreso seguro a casa”.

Aburrido y ansioso por parecer saludable, Trump había buscado un alta rápida y el domingo hizo una incursión fuera de los muros del hospital para dar un paseo en cámara lenta. El objetivo fue saludar a los partidarios reunidos en una carretera cercana.

Las personas que han hablado con el presidente durante el último día dicen que parece estar de buen humor incluso cuando presionó para que lo dieran de alta del hospital. Trump exigía regresar a la Casa Blanca el domingo, dijeron a CNN dos fuentes familiarizadas con la situación. Sin embargo, su equipo médico lo convenció de quedarse.

“Ya terminó con el hospital”, dijo una de las fuentes sobre el estado de ánimo de Trump este domingo. A Trump le preocupa que el hecho de estar en el hospital “lo haga parecer débil”, dijo la otra fuente.

No todos sus aliados están de acuerdo. Al presidente se le ha advertido que si se apresura a dejar el hospital y luego tiene un revés que requiera su readmisión, sería perjudicial no solo para su salud sino también políticamente.

McEnany da positivo

A pesar de que la salud del presidente parece estar mejorando, la situación dentro de su administración difícilmente se estabiliza. La secretaria de Prensa, Kayleigh McEnany, escribió que dio positivo el lunes por la mañana después de una serie de pruebas negativas durante el fin de semana.

Las pruebas positivas de dos de los asistentes de McEnany aumentan a más de una docena el número de personas cercanas a Trump que han contraído el coronavirus. La cifra incluye a su esposa, asesor principal, asistente personal y gerente de campaña. También a dos asesores de preparación de debates, la presidenta del partido y tres senadores republicanos.

McEnany habló brevemente con los reporteros en la Casa Blanca el domingo sin usar una mascarilla. En su declaración dijo que “ningún reportero, productor o miembro de la prensa está catalogado como contacto cercano por la Unidad Médica de la Casa Blanca”.

Pero su diagnóstico aumentó la impresión de que el virus se propaga rápidamente a través del personal de Trump. El personal solo comenzó a usar mascarillas con regularidad cuando lo transportaron al hospital el viernes. Algunos asesores han expresado su frustración por la falta de comunicación sobre la situación.

Consciente de la aversión de Trump a parecer débil, la Casa Blanca ha tratado de controlar la imagen de su enfermedad con informes engañosos, imágenes posadas y la temeraria sesión de fotos fuera del hospital.

Preocupación entre los asesores

El lunes por la mañana, los asesores del presidente indicaron que probablemente estaría de regreso en la Casa Blanca por la noche. Esta perspectiva fue planteada por primera vez por uno de sus médicos durante la sesión informativa del domingo. Los mensajes se canalizaron a través de Fox News, que el presidente ha estado viendo casi sin interrupción dentro de la suite presidencial en Walter Reed. El mandatario a menudo ha estado molesto por lo que considera descripciones exageradas de su salud.

La decisión de telegrafiar públicamente la fecha de alta prevista provocó cierta ansiedad entre los asesores del presidente, que temían por la imagen si Trump no regresaba a la Casa Blanca el lunes.

También suscitó preocupación que el presidente pudiera presionar a su equipo médico para abandonar el hospital antes de lo prudente.

El sábado, Conley dijo que el tramo más crítico de la enfermedad de Trump llegará de siete a diez días después del diagnóstico.

Según los cálculos actuales de una prueba positiva el jueves por la noche, el presidente el lunes solo tenía cuatro o cinco días de enfermedad. Pero sin saber cuándo tuvo lugar la última prueba negativa ––información que la Casa Blanca y Conley se han negado a proporcionar–– no está claro cuán avanzado está el curso de la enfermedad del presidente.

Mientras él y su equipo médico sopesaban el momento de su posible alta, Trump emitía una furiosa ráfaga de tuits en mayúsculas relacionados con las elecciones presidenciales.

“EL PRÓXIMO AÑO SERÁ EL MEJOR DE TODOS. VOTA, VOTA, VOTA !!!!!” escribió, seguido de casi 20 mensajes, cada uno de los cuales enumera un tema que espera que los votantes consideren importante.

Paseo en automóvil

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Un día antes, en medio de un tratamiento agresivo, Trump dejó Walter Reed con su equipo de seguridad el domingo por la tarde para dar un breve paseo en camioneta mientras sus seguidores lo animaban.

La salida sorpresa, en la que Trump saludó a sus seguidores a través de la ventana mientras usaba una mascarilla en la parte trasera de la camioneta, fue un intento de demostración de fuerza que reveló el juicio cuestionable del presidente. También su voluntad de poner en peligro a su personal. Y el hecho de que todavía no parece comprender la gravedad de una enfermedad altamente contagiosa y mortal.

Los médicos de Trump proporcionaron el domingo detalles preocupantes sobre su condición a los periodistas, incluidas dos caídas alarmantes en sus niveles de oxígeno. Pero su esperanza de que podría ser dado de alta el lunes ––seguida de la sesión fotográfica de la tarde–– subrayó que la principal preocupación del presidente, que estaba furioso con el secretario General de la Casa Blanca porque le contó a los periodistas sobre sus signos vitales preocupantes, es proyectar una imagen de mando para el público.

Un médico de Walter Reed criticó duramente el paseo del domingo de Trump. Lo calificó como un riesgo para la vida de los agentes del Servicio Secreto que lo acompañaban en su camioneta.

“Todas las personas en el vehículo durante ese ‘paseo’ presidencial completamente innecesario ahora tienen que estar en cuarentena durante 14 días. Podrían enfermarse. Podrían morir. Por teatro político. Ordenado por Trump para poner sus vidas en riesgo para el teatro. Esto es una locura”, tuiteó el Dr. James Phillips.

A pesar del riesgo para otros en el hospital, para el conductor y la seguridad, el portavoz de la Casa Blanca Judd Deere dijo que “el equipo médico autorizó el movimiento como seguro”. Además afirmó que se tomaron “las precauciones adecuadas”, incluidos “los equipo de protección personal”.

Correo al personal de la Casa Blanca

Pero a medida que el círculo de personas en el Gobierno o cercanas al presidente que dieron positivo se amplió rápidamente durante el fin de semana ––incluidas al menos ocho personas que asistieron al anuncio de la candidata a la Corte Suprema en el Jardín de las Rosas el mes pasado–– hubo nuevos cuestionamientos sobre el compromiso de la Casa Blanca con el distanciamiento social y la orientación sobre el uso de máscaras de su propio grupo de trabajo sobre el coronavirus.

La Oficina de Administración de la Casa Blanca envió el domingo por la noche su primer correo electrónico a todo el personal desde que Trump dio positivo por coronavirus el viernes. Hasta entonces, los empleados no habían recibido ninguna palabra sobre si ir a trabajar o quedarse en casa dado que varios de sus colegas dieron positivo. Sorprendentemente, el correo electrónico, que fue visto por CNN, afirma que no deben comunicarse con la oficina de pruebas de la Casa Blanca si tienen síntomas.

Jim Acosta, Kaitlan Collins, Dana Bash, Jeremy Diamond, Gloria Borger y Allie Malloy, todos de CNN, contribuyeron a este informe.