Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Una vida bien contada en ocasiones resulta más interesante que una vida bien vivida.
Y Larry King parecía tenerlo claro.
Cuando a mediados de enero pasado murió el legendario presentador, pasó lo de siempre: que los adjetivos superlativos no dejaban ver quién había sido y cómo había vivido el periodista que durante más de 25 años en CNN entrevistó a todo el que merecía ser entrevistado, desde las estrellas de cine y los líderes mundiales hasta eso que los sujetos más ordinarios llaman “gente del común”.
Pero Mi gran historia, las memorias publicadas en 2009, rescatan a Larry King de tanta grandilocuencia de ocasión.
Quien lea esas 300 páginas —que se dejan leer y releer—, acaso consiga acercarse al hombre que siguió siendo, en esencia, aquel pillo de Brooklyn capaz de cualquier cosa, pero sobre todo de hablar, de reacomodar el mundo con las palabras. Por eso le decían el bocafloja.
Pocas veces uno se topa con unas memorias de un famoso de la televisión que no parecen pertenecer a un famoso de la televisión.
En su libro, Larry King dice que siempre se consideró “gente del común”, con unas ganas casi permanentes de reírse de todo, empezando por sí mismo. Lo dicho, que no parecía una celebridad. Y creo que por eso, justo por eso, triunfó en la tele y antes en la radio. Y a su modo, en la vida.
Algo debe tener la “gente del común”. Algún día lo descubriremos. Ver para creer.