(CNN) – Los líderes mundiales se reunieron virtualmente el jueves para discutir cuestiones climáticas en una cumbre convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Quizás lo más esperado es lo que los líderes de algunos de los países con mayor impacto ambiental del mundo, incluidos Brasil, China y ls India, tienen que decir. Pero críticos que van desde ambientalistas brasileños hasta celebridades estadounidenses advierten al mundo que no escuchen a uno: el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Este jueves, Bolsonaro pareció moderar su tono sobre cuestiones ambientales en la cumbre climática reconfirmando su objetivo de eliminar la deforestación ilegal en el país para el 2030. Afirmó que su gobierno está fortaleciendo las agencias ambientales, lo que va en la dirección opuesta a las acciones tomadas hasta ahora por su Ministerio de Medio Ambiente.
Bolsonaro pidió a la comunidad internacional que proporcione fondos para ayudar a conservar la Amazonía.
“Coincidimos, señor presidente [Biden], con su llamado a establecer compromisos ambiciosos. En ese sentido, he determinado que nuestra neutralidad climática se alcanzará para el 2050. Anticipándonos a la meta anterior en 10 años”, dijo.
“Entre las medidas necesarias para lograrlo, destaco aquí el compromiso de eliminar la deforestación ilegal para el 2030. Con eso, reduciremos nuestras emisiones [de gases de efecto invernadero] en casi un 50% hasta esa fecha”, agregó.
El historial de Bolsonaro sobre el medio ambiente
Como presidente de Brasil, Jair Bolsonaro controla uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, con el 19% del bosque tropical primario restante del mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Brasil es el quinto país más grande del mundo y un vasto 59% de su territorio está cubierto por bosques, gran parte del Amazonas, que funciona como un “acondicionador de aire” para todo el planeta, lo que influye en los patrones de temperatura y precipitación global, y absorción de dióxido de carbono.
Por un tiempo, Brasil fue considerado un modelo para el mundo en ciertos indicadores ambientales. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), de 2004 a 2013 el país redujo su deforestación anual en casi tres cuartas partes y, al firmar el Acuerdo de París, en 2015, se comprometió a reducir las emisiones en un 37% para 2025.
Pero esas tendencias se están revirtiendo con Bolsonaro.
Desde que asumió el poder el grandilocuente “Trump tropical”, tanto la deforestación como las emisiones de carbono están aumentando, dijo el INPE. Mientras tanto, el ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, ha tomado algunas posiciones peculiares, considerando su título: precisamente hace un año, el 22 de abril de 2020, se grabó infamemente a Salles aconsejando al presidente que aproveche la pandemia de covid-19 para debilitar las regulaciones. Ahora, la Corte Suprema de Brasil está sopesando la posibilidad de abrir una investigación sobre las acusaciones de que Salles obstruyó una investigación de la Policía Federal sobre la tala ilegal en el Amazonas. En respuesta, el Ministerio de Medio Ambiente le dijo a CNN Brasil: “La respuesta se dará en los tribunales”.
Sin embargo, a principios de este mes, el presidente de Brasil envió una carta a Biden, prometiendo trabajar hacia una tasa de deforestación cero en 2030 en el país, una declaración elogiada como “importante” por el enviado de Clima de Estados Unidos, John Kerry.
Piden “desconfiar” de Bolsonaro
Pero a esto le siguió una ola de escepticismo. Activistas climáticos, grupos de la sociedad civil y funcionarios estatales escribieron al Gobierno de Estados Unidos pidiendo establecer asociaciones directas sin el presidente. Quince senadores demócratas —incluidos Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Patrick Leahy— le dijeron a Biden que desconfiara de que Bolsonaro estaba “usando una retórica amigable con el clima, sin resultados concretos”. Incluso Hollywood se involucró, con actores como Jane Fonda y Katy Perry firmando una carta con artistas brasileños, como Caetano Veloso y Gilberto Gil, que exigían que Biden no llegara a un acuerdo con Bolsonaro.
Dichos críticos temen que cualquier acuerdo alcanzado entre Brasil y otras naciones para proteger el medio ambiente envalentone al presidente brasileño, mientras que las iniciativas que erosionan las protecciones ambientales continúan a buen ritmo, como la legislación para regularizar las tierras públicas robadas por los acaparadores de tierras y legalizar la minería ilegal y la agricultura a gran escala. en tierras indígenas.
En el centro de la división está esto: ¿se le puede creer a Bolsonaro que protegerá el medio ambiente?
La oficina de Bolsonaro y el Ministerio de Medio Ambiente no respondieron a las solicitudes de comentarios de CNN.
“La Amazonía es nuestra y la vamos a desarrollar”
El Gobierno brasileño ha defendido su historial ambiental como suficiente, y enfatizó el bienestar económico del país como una prioridad clave. En un video publicado en sus redes sociales en septiembre del año pasado, Bolsonaro se jactó de que Brasil protege su medio ambiente, pero argumentó que la región amazónica necesita desarrollo económico para el bienestar de los residentes.
“Brasil es el país que más conserva el medio ambiente. La Amazonía es nuestra y la vamos a desarrollar. Después de todo, hay más de 20 millones de brasileños que no pueden quedarse atrás. Felicitaciones a todos en el día de nuestra Amazonía. La Amazonía será cada vez más brasileña”, dijo.
El 19 de abril, su vicepresidente, el general Hamilton Mourão, dijo en una conferencia de prensa que Brasil ya estaba haciendo su parte por los esfuerzos ambientales globales y no tenía que “suplicar” por fondos en la cumbre climática para mejorar. “No tenemos que ser un mendigo allí. Digámoslo muy claro: tenemos nuestras responsabilidades. Brasil es responsable de sólo el 3% de las emisiones del mundo”, declaró Mourão.
El ministro de Medio Ambiente, Salles, dijo a la prensa brasileña que su intención para la Cumbre del Clima es solicitar una ayuda exterior de US$ 1.000 millones al año de Estados Unidos y otros socios para ayudar a Brasil a detener la deforestación ilegal. (La administración de Biden no ha dado señales de ofrecer nuevos fondos o apoyo a Bolsonaro para la acción climática).
Bolsonaro pidió ayuda internacional para la Amazonía
Este jueves, en la cumbre del clima, Bolsonaro solicitó financiamiento internacional para ayudar a conservar la Amazonía.
“Dada la magnitud de los obstáculos, incluidos los financieros, es fundamental poder contar con el aporte de países, empresas, entidades y personas dispuestas a actuar de manera inmediata, real y constructiva en la solución de estos problemas. Este año, la comunidad internacional tendrá una oportunidad única de cooperar con la construcción de nuestro futuro común”, dijo.
Bolsonaro insistió en que la región amazónica debe desarrollarse económicamente. “La solución a esta paradoja amazónica es una condición esencial para la sostenibilidad desarrollo de la región”, dijo, argumentando que Brasil tiene poca contribución al cambio climático.
Pero no está claro que solo los problemas de financiamiento estén detrás del deslucido historial de protección ambiental del Gobierno brasileño. El Ministerio de Medio Ambiente aún no ha gastado los fondos ya disponibles para combatir la deforestación: Salles no empleó un tercio del dinero destinado a combatir la deforestación en la Amazonía que ha estado disponible desde abril de 2018. El programa terminó este abril y el fondo regresó a la Ministerio de Economía.
De otras maneras, el Ministro de Medio Ambiente ha dificultado la aplicación de la protección ambiental, según los funcionarios encargados del trabajo. Una carta del 19 de abril firmada por más de 600 funcionarios ambientales del Instituto de Medio Ambiente y Recursos Renovables (Ibama) y el brazo de conservación del Ministerio (ICMBio) decía que habían sido “paralizados” por las recientes órdenes de detener el procesamiento de nuevas multas y la disminución de agentes de campo y facultades para dictar multas por infracciones ambientales. El Ministerio de Medio Ambiente no respondió a una solicitud de comentarios.
Durante los últimos dos años, el gobierno de Bolsonaro también ha abierto la puerta al aumento de la deforestación y las emisiones.
A principios de este mes, Mourão anunció el primer objetivo oficial del gobierno de Bolsonaro para combatir la deforestación en la Amazonía: una tasa de deforestación en 2022 un 16% más alta que el año antes de que Bolsonaro asumiera el cargo, aunque menos que el nivel actual de destrucción. El INPE estima que se perdieron 11.088 kilómetros cuadrados a causa de la deforestación en 2020.
La meta de 2022 ha sido descrita como “muy modesta” por el líder brasileño en investigación climática Carlos Nobre, mientras que Marcio Astrini, jefe de la red brasileña de defensa del medio ambiente Climate Observatory, lo calificó como un confesión de “delito ambiental”.
La deforestación ambiental en Brasil
La mayor parte de la deforestación en Brasil se debe al desmonte deliberado de tierras. Solo la minería ha deforestado 405.36 km² de la Amazonia Legal en los últimos cinco años, un área más grande que la ciudad de Denver, según muestran los datos del INPE. Y con la deforestación vienen las emisiones. Los gases que atrapan el calor se liberan cuando se talan los bosques primarios y se inician incendios para limpiar la tierra para otros usos, según el Observatorio del Clima.
La última actualización de Brasil de su objetivo climático para el Acuerdo de París también le permite emitir más carbono del acordado previamente, utilizando una metodología obsoleta para calcular las emisiones, lo que permitiría emitir más gases de efecto invernadero sin cambiar los objetivos de reducción porcentual originales.
En octubre, los brasileños lanzaron una versión mejorada del cálculo, corrigiendo ciertas fallas en la versión anterior que sobrestimó la tasa de deforestación. Pero según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Federal de Minas Gerais, el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil ha seguido utilizando el método obsoleto hasta diciembre.
El investigador de servicios ambientales Raoni Rajao y sus colegas de la Universidad Federal del estado brasileño de Minas Gerais (UFMG) dicen que la metodología obsoleta permite a Brasil emitir 400 millones de toneladas más de gases de efecto invernadero de lo prometido cuando Brasil firmó por primera vez el Acuerdo de París. El Ministerio de Medio Ambiente no respondió a una solicitud de comentarios sobre este asunto.
Carlos Rittl, investigador sénior del Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad de Potsdam, Alemania, dice que dados los dos últimos años, Brasil participará en la Cumbre del Clima “sin nada que mostrar” como prueba de su compromiso con el medio ambiente.
“El Gobierno quiere presentar una foto de un bosque deforestado y venderlo como sustentable”, le dijo a CNN.