Hong Kong (CNN) – El llamado del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para una investigación renovada sobre los orígenes del covid-19 se siente como un déjà vu en Beijing.

Hace poco más de un año, cuando aumentaban las infecciones por covid-19 en EE.UU., el expresidente Donald Trump comenzó a promover una teoría marginal de que el virus se había escapado de un laboratorio en Wuhan, la ciudad china donde se detectó por primera vez. Beijing reaccionó con enojo a la afirmación, acusando a Trump de intentar convertir a China en un chivo expiatorio por su propia incapacidad para contener el brote a nivel nacional.

Esta semana, apareció un informe de inteligencia no revelado anteriormente, que afirma que varios investigadores del Instituto de Virología de Wuhan se enfermaron en noviembre de 2019 y tuvieron que ser hospitalizados. Bajo una creciente presión pública, Biden ordenó a la comunidad de inteligencia que intensificara sus esfuerzos para volver a examinar cómo se originó el virus, incluida la posibilidad de que surgiera por un accidente de laboratorio.

Naturalmente, eso provocó la ira de Beijing, de nuevo, y llevó a China a renovar una teoría contraconspirativa de que el virus realmente comenzó en EE.UU.

“A Estados Unidos no le importan los hechos o la verdad en absoluto, tampoco le interesa un estudio científico serio sobre los orígenes. Su único objetivo es utilizar la pandemia para la estigmatización y la manipulación política para echarle la culpa a otro”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian.

Zhao luego hizo referencia a Fort Detrick, un laboratorio de investigación biomédica del ejército de EE.UU. en Maryland que funcionarios y medios de comunicación estatales chinos han relacionado –sin evidencia– con la aparición del virus.

“¿Qué secretos se esconden en el Fort Detrick envuelto en sospechas y en los más de 200 laboratorios biológicos estadounidenses en todo el mundo?”, dijo Zhao, y agregó que Estados Unidos “le debe una explicación al mundo”.

La teoría de Fort Detrick comenzó a aparecer en los informes de los medios estatales chinos en marzo pasado, pero ganó una tracción significativa en China a principios de este año, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitó Wuhan para examinar los orígenes del virus.

Cuando la investigación concluyó en febrero, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China pidió a Estados Unidos que siguiera su ejemplo de “actuar de manera positiva, basada en la ciencia y cooperativa” e invitar a expertos de la OMS “para un estudio de rastreo del origen”.

En marzo, la OMS publicó un informe de su investigación en China, concluyendo que era “extremadamente improbable” que el coronavirus se filtrara de un laboratorio. El informe ha generado críticas de gobiernos de todo el mundo por cuestiones de transparencia.

Pero desde el punto de vista de Beijing, hay pocas razones para aceptar otra investigación, por mucho que Washington la presione.