CNN) – Los funcionarios de seguridad nacional de Estados Unidos trabajan para dar cuenta de más de 20 años de armas proporcionadas al ejército afgano, ya que las imágenes de combatientes talibanes blandiendo rifles de fabricación estadounidense y montando Humvees abandonados generan preocupación sobre qué más quedó atrás.
Es probable que el nuevo arsenal estadounidense de los talibanes no se limite a armas pequeñas, ya que el grupo capturó arsenales considerables de armas y vehículos retenidos en bastiones que alguna vez estuvieron controlados por fuerzas respaldadas por EE.UU., incluyendo a los vehículos resistentes a las minas (MRAP, por sus siglas en inglés) y Humvees.
Las estimaciones iniciales sugieren que los talibanes también pueden poseer varios helicópteros Black Hawk y otros aviones militares financiados por EE.UU., según una fuente del Congreso familiarizada con las primeras evaluaciones proporcionadas por funcionarios de defensa.
Eso incluye potencialmente un aproximado de 20 aviones de ataque A-29 Tucano, dijo la fuente, y señaló que hay algunos indicios de que solo una pequeña cantidad de aviones fueron reubicados desde una base en Kandahar antes de que fuera invadida por los talibanes.
“También nos preocupa que algunos puedan terminar en manos de otros que apoyan la causa de los talibanes”, afirmó la fuente del Congreso a CNN. “Mi mayor temor es que el armamento sofisticado se venda a nuestros adversarios y a otros actores no estatales que pretendan usarlo contra nosotros y nuestros aliados”.
No está claro exactamente cuánto equipo cayó en manos de los talibanes durante el colapso del ejército afgano, y es poco probable que EE.UU. obtenga una respuesta perfecta y precisa a esa pregunta porque ya no hay tropas estadounidenses ni presencia de inteligencia en todo el país, dijeron funcionarios a CNN.
“No hay una rendición de cuentas exacta sobre lo que queda”, dijo un funcionario.
El gobierno de Joe Biden enfrenta a una ola de críticas por no anticipar la rápida toma de posesión de Afganistán por los talibanes y por el caos que se desarrolla en el aeropuerto de Kabul mientras miles de personas intentan huir del país.
Las operaciones de evacuación siguen siendo el enfoque principal de la administración, pero los funcionarios del Pentágono y el Departamento de Estado (DoS, por sus siglas en inglés) también comienzan a hacer un inventario de las armas estadounidenses que han caído en manos de los talibanes, un esfuerzo que, según dijeron las fuentes a CNN, probablemente llevará semanas o meses debido al gran volumen de armas entregadas a las fuerzas afganas durante las últimas dos décadas.
Mientras tanto, fotografías y videos que muestran a combatientes talibanes que llevan carabinas M4 y rifles M16 suministrados por EE.UU. impulsan preguntas sobre cuánta potencia de fuego estadounidense tiene ahora a su disposición el grupo militante después de tomar bases militares en todo Afganistán.
Si bien los funcionarios estadounidenses enfatizan que es demasiado pronto para proporcionar detalles sobre armas y vehículos específicos que ahora están bajo el control de los talibanes, los funcionarios del Pentágono ya han expresado su preocupación.
“Cuando se trata de equipos proporcionados por Estados Unidos que todavía se encuentran en Afganistán y pueden no estar en manos de la ANSF [Fuerza de Seguridad Nacional afgana], hay varias opciones que tenemos a nuestra disposición para tratar de abordar ese conjunto de problemas”, dijo el jueves el portavoz del Pentágono, John Kirby.
“Obviamente, no queremos ver nuestro equipo en manos de aquellos que actuarían en contra de nuestro interés o el interés del pueblo afgano y aumentarían la violencia y la inseguridad dentro de Afganistán”, agregó.
Por el momento, no hay planes para que EE.UU. tome ninguna medida para destruir las armas mediante ataques aéreos u otros medios, a menos que algo represente una amenaza directa para las tropas estadounidenses en el aeropuerto, dijeron funcionarios de la administración a CNN.
La destrucción y remoción de equipo estadounidense en Afganistán comenzó en serio poco después de que el gobierno de Donald Trump firmara el acuerdo de Doha en febrero de 2020, y el ejército comenzó a reducir su presencia de 8.500 soldados a 2.500. Pero comenzó, a un ritmo más lento, incluso antes de eso, cuando en 2018 las tropas de EE.UU. cayeron por debajo de 14.000.
Entre 2013 y 2016, EE.UU. entregó a las fuerzas afganas más de 600.000 armas ligeras, como rifles M16 y M4 y casi 80.000 vehículos, así como gafas de visión nocturna, radios y más, según un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) de 2017. Incluso más recientemente, entre 2017 y 2019, el Departamento de Defensa (DoD, por sus siglas en inglés) suministró al ejército afgano con 7.000 ametralladoras, 4.700 Humvees y más de 20.000 granadas, según un informe del inspector general especial para la reconstrucción de Afganistán. (La GAO y el inspector general especial eliminaron estos informes a pedido del Departamento de Estado para proteger a los afganos identificados en su interior).
Solo en los últimos dos años, EE.UU. también entregó al ejército afgano más de 18 millones de rondas de municiones de 7,62 mm y calibre .50, según un recuento de los informes trimestrales del inspector general especial.
Algo de esto, sin duda, cayó en manos de los talibanes, dicen los funcionarios. En las últimas semanas de la retirada, varios de los ataques que EE.UU. llevó a cabo en Afganistán fueron diseñados para destruir equipos estadounidenses que estaban a punto de ser invadidos por los talibanes, dijeron dos funcionarios. Estados Unidos no destruyó todo el equipo que le quedaba al ejército afgano porque creyó, hasta que fue demasiado tarde, que las fuerzas afganas contraatacarían.
Sin embargo, el hecho de que se haya dejado atrás una cantidad significativa de armas y vehículos es un síntoma de la amplia falta de planificación que se produjo en la retirada en sí, según Bill Roggio del Long War Journal.
“Hubo tantos problemas con la decisión de retirarse, y tan pronto como el presidente Biden tomó la decisión, el enfoque singular de los militares fue salir”, dijo a CNN.
“No tuvo tiempo para considerar cómo hacer la transición, cosas como cómo operaría el afgano por su cuenta y mantendría su propia aeronave. Cómo Estados Unidos transferiría los sistemas de armas a los afganos y evaluaría la viabilidad de las fuerzas de seguridad afganas”, agregó Roggio.
Incluso antes del anuncio de Biden sobre la salida de las tropas estadounidenses a principios de este año, los funcionarios de EE.UU. reconocieron que incluso si se extendía el plazo del retiro inicial del 1 de mayo, era posible que algunos equipos tuvieran que ser destruidos o entregados al ejército afgano, y señalaron que este último conllevaba un riesgo obvio de que los talibanes lo incautaran, según una fuente familiarizada con las discusiones de planificación interna sobre Afganistán en ese momento.
Lograr el equilibrio adecuado entre dejar suficientes recursos para que las fuerzas afganas continuaran luchando y mitigar el riesgo de que las armas cayeran en las manos equivocadas siempre iba a ser un desafío para el ejército de EE.UU., pero se vio agravado por el hecho de que la administración de Joe Biden fue sorprendida por la velocidad del avance de los talibanes, algo que el presidente y altos funcionarios han reconocido públicamente.
Si bien los talibanes ciertamente pueden hacer un uso inmediato de armas pequeñas y vehículos blindados fabricados en EE.UU., los funcionarios se muestran escépticos de que puedan convertir los aviones estadounidenses en una unidad de combate viable.
“Nuestros soldados, marineros y aviadores pasan meses y meses entrenándose para usar sus aviones”, dijo un funcionario. “Los talibanes no lo hacen”.
“El armamento más sofisticado es un desafío mucho mayor para los talibanes”, dijo Roggio a CNN.
“Los helicópteros y aviones serán muy difíciles de mantener viables durante un largo período de tiempo. Menos los aviones rusos, con los que tienen más experiencia, y los paquistaníes también podrían ayudar con ellos”, agregó. “Es posible que puedan utilizar la aeronave a corto y medio plazo, pero sin algún tipo de cadena de suministro, su vida útil es relativamente corta”.
“Lo que realmente ganaron en poder de combate son los vehículos blindados y los vehículos blindados ligeros e incluso algunos tanques y piezas de artillería”, señaló Roggio.
Barbara Starr de CNN contribuyó a este reporte.