(CNN) – David Robinson lleva tres meses en Arizona buscando a su hijo de 24 años, Daniel Robinson, que desapareció tras salir de un lugar de trabajo en el desierto en su Jeep Renegade el 23 de junio.
Robinson, que vive en Carolina del Sur, contrató a un investigador independiente y reunió a un equipo de búsqueda voluntario cuando dice que sintió que la policía no avanzaba en la investigación. También cuenta que no consiguió la cobertura mediática que creía que el caso necesitaba. Los medios de comunicación locales informaron del caso hasta el 9 de julio.
Robinson dijo que se solidariza con la familia de Gabby Petito, cuyos restos fueron recuperados el domingo después de que desapareciera mientras exploraba parques en Wyoming, lo que provocó una búsqueda muy publicitada.
Aun así, Robinson dijo que es “doloroso” ver que el caso de una joven blanca se trate con más urgencia y atención nacional que el de su hijo, que es negro.
“Uno desearía vivir en un mundo en el que todo fuera igual, pero en realidad no es así”, dijo Robinson a CNN.
Robinson es una de las familias negras y de color cuyos seres queridos siguen desaparecidos y dicen que han luchado por conseguir una atención justa en sus casos. Algunos dicen que se han frustrado al ver que la búsqueda de mujeres blancas desaparecidas como Petito está en el centro de atención, mientras que la policía parece permitir que sus casos se enfríen o clasifica a su ser querido como “fugitivo”.
Durante años, esta cuestión ha llevado a la gente de color a tomar cartas en el asunto, realizando reuniones, iniciando investigaciones independientes y buscando la ayuda de defensores de la comunidad y legisladores para que sus casos salgan a la luz.
Algunos expertos afirman que el país se enfrenta al “síndrome de las mujeres blancas desaparecidas”, que se define por la mayor atención que los medios de comunicación prestan a las mujeres y niñas blancas cuando desaparecen en comparación con cualquier persona que no pertenezca a ese grupo demográfico, según un estudio publicado por la Facultad de Derecho de la Universidad Northwestern en 2016. El estudio señala que las personas negras desaparecidas tienen menos probabilidades de atraer la atención de los medios de comunicación al principio que otros grupos y cuando llegan a ser noticia y reciben una menor intensidad de cobertura.
Zach Sommers, criminalista y autor del estudio de Northwestern, dijo a CNN que el sesgo y el racismo sistémico juegan un papel en el síndrome de las mujeres blancas desaparecidas, un término que, según dijo, fue acuñado por la difunta presentadora de noticias de televisión Gwen Ifill.
“Como cultura estamos dispuestos a aceptar fácilmente las historias sobre personas blancas como víctimas como algo que debería importarnos”, afirmó. “Cuando vemos a una persona blanca desaparecida, decimos que podría ser mi hija, mi vecina, mi prima o mi amiga… y se identifican con esa persona y es más probable que lean la historia que si se tratara de una persona de color”.
Los negros y los nativos americanos representan una parte desproporcionada de los casos activos de personas desaparecidas
La lista de personas desaparecidas activas del Centro Nacional de Información Criminal (NCIC, por sus siglas en inglés) del FBI mostraba casi 90.000 casos de personas desaparecidas activas a finales de 2020. De esos casos, los negros y los nativos americanos constituían una proporción mayor de personas desaparecidas que su proporción total en la población estadounidense.
Y mientras los casos de mujeres blancas desaparecidas reciben más atención y urgencia, las personas de color desaparecen a un ritmo desproporcionado. Según datos del FBI de 2020, los negros representan el 35% de las denuncias de personas desaparecidas, pero solo conforman el 13% de la población estadounidense. Los blancos, por su parte, representan el 54% de las denuncias de personas desaparecidas y el 76% de la población estadounidense.
Un padre que perdió la fe en la policía
David Robinson, que describió a su hijo como un geólogo honesto, amante de las actividades al aire libre y con muchos amigos, dijo que cree que si Daniel fuera blanco, la policía se esforzaría más por encontrarlo.
“Me molesta y me perturba que la desaparición de mi hijo no sea importante, no sea urgente y no reciba mucha atención”, comentó. “He perdido la fe en el departamento de policía de Buckeye”.
El auto de Daniel fue descubierto por un ranchero el 19 de julio a unos cinco kilómetros del lugar de trabajo donde fue visto por última vez, dijo Robinson. El vehículo había sufrido daños por el choque y se descubrió una pila de su ropa y pertenencias cerca.
El subjefe de la policía de Buckeye, Bob Sanders, dijo a CNN que sus agentes han “cubierto todas las bases” en la búsqueda de Daniel Robinson.
Sanders dijo que el departamento ha seguido todas las pistas, ha entrevistado a compañeros de trabajo, amigos y familiares, y ha revisado todas las pruebas.
A partir del miércoles, no se sospecha de algun acto criminal en la desaparición de Daniel Robinson, dijo Sanders, pero la investigación está en curso.
“Daniel es un miembro de nuestra comunidad y estamos comprometidos a encontrarlo”, dijo Sanders. “Nos identificamos con él (David Robinson) como padre y tratamos de darle un cierre de una manera u otra”.
“No debería sentir que hay una disparidad racial”
Otras familias negras dicen estar también enojadas por la forma en que la policía ha manejado sus casos. Algunos han ganado más atención en las redes sociales a la luz del caso de Petito.
Jelani Day, de 25 años, estudiante de posgrado en la Universidad Estatal de Illinois, fue dado por desaparecido el 25 de agosto en Bloomington, Illinois, según la cadena WLS-TV, afiliada de CNN.
Su coche fue descubierto en una zona boscosa a unos 100 kilómetros al norte de Bloomington, pero Jelani sigue desaparecido. Su madre, Carmen Bolden Day, ha hablado en los últimos días, pidiendo respuestas y más ayuda para encontrar a Jelani.
“Jelani es un encanto… No debería tener que rogar. No debería tener que suplicar. No debería tener que sentir que hay una disparidad racial, no debería tener que sentir nada de eso, quiero que estas personas que tienen estos recursos se den cuenta de que esto podría pasarles a ellos”, dijo Day, según WLS-TV
La súplica de una madre para encontrar a su hija desaparecida ya casi 5 años
Toni Jacobs dijo que su hija Keeshae Jacobs ha estado desaparecida desde el 26 de septiembre de 2016 cuando dejó el departamento de la familia en Richmond, Virginia. Jacobs dijo que Keeshae, ahora de 26 años, dijo que iba a pasar la noche con un amigo, pero nunca regresó a casa al día siguiente.
Jacobs dijo que la policía sugirió inicialmente que Keeshae ignoraba las llamadas de su madre y que probablemente no estaba desaparecida. Sin embargo, 14 meses después de la desaparición de Keeshae, la policía dijo que sospechaba que había un factor criminal en su desaparición.
Jacobs dijo que es injusto que Keeshae, que solo tenía un año menos que Gabby Petito cuando desapareció, no recibiera el mismo esfuerzo de búsqueda y publicidad que Petito.
“Mi corazón está con todos los desaparecidos, no quiero que ningún padre pase por lo que yo he pasado”, dijo Jacobs a CNN.
“Pero al mismo tiempo me frustra porque Keeshae no recibió esa atención. ¿Qué hizo que el FBI pensara que su caso era más importante que el de Keeshae?”
Los casos no se toman en serio
Esta larga disparidad llevó a Derrica Wilson a crear en 2008 la asociación Black and Missing Foundation, Inc. para ayudar a concienciar sobre las personas de color desaparecidas. Wilson, exagente de policía, dijo que con demasiada frecuencia la policía etiqueta a las personas negras desaparecidas, incluidos los niños, como fugitivos o sugiere que están involucrados en actividades delictivas. Y dado que la mayoría de los organismos policiales asignan recursos mínimos a las unidades de personas desaparecidas, las personas de color tienen más probabilidades de caer en el olvido, explicó Wilson. Algunas de esas mismas familias han buscado la cobertura de las noticias nacionales y locales sin éxito, dijo.
Wilson cuenta que su organización espera combatir el problema, que insiste en que es el resultado del racismo sistémico, compartiendo y promoviendo las historias de las familias negras y de color con seres queridos desaparecidos a través de los medios de comunicación.
“Lo vemos y decimos ‘¿por qué nosotros no?” dijo Wilson. “Nuestras familias, nuestras comunidades están desesperadas por encontrar a sus seres queridos desaparecidos y, lamentablemente, sus casos no se toman en serio”.
Los legisladores también se han esforzado por abordar el problema.
A principios de este año, la legislatura del estado de Minnesota aprobó un proyecto de ley redactado por la diputada estatal Ruth Richardson que crearía un grupo de trabajo de mujeres y niñas afroestadounidenses desaparecidas y asesinadas.
Richardson dijo que el grupo se encargará de hacer recomendaciones para mejorar la forma en que el estado maneja los casos de mujeres y niñas negras desaparecidas. Señaló la historia de Brittany Clardy, de 18 años, que desapareció en St. Paul en 2013 y la policía sugirió a la familia que se había escapado con su novio. La familia de Clardy lanzó su propia investigación y comenzó a obtener pistas, dijo Richardson. El cuerpo de Clark fue encontrado más tarde en la cajuela de su vehículo. Alberton Palmer fue condenado a 40 años de prisión por su muerte.
Richardson dijo que quiere que la policía dé un tratamiento más justo a estos casos, que se establezca una trayectoria para que las historias lleguen a las noticias y que se cree una oficina a nivel estatal para las mujeres y niñas negras desaparecidas y asesinadas.
“Lo que solemos ver es que cuando las mujeres y niñas negras desaparecen, es mucho más probable que sean identificadas como fugitivas y entonces no se obtiene el mismo nivel de compromiso de las fuerzas del orden, de apoyo y no se reciben Alertas Amber”, señaló Richardson. “Así que hay muchas cosas dentro de nuestros sistemas que se han establecido de manera que realmente les fallan a estas familias y a estas mujeres y niñas negras cuando desaparecen”.