(CNN Business) – Un grupo de 21 empleados actuales y antiguos de Blue Origin, la empresa de cohetes fundada por Jeff Bezos, firmaron un ensayo en el que denuncian lo que describen como un lugar de trabajo tóxico en el que la “disidencia profesional” es “sofocada activamente” y en el que ciertos líderes masculinos se comportan habitualmente de modo sexista.
Todos los firmantes, excepto uno, se negaron a ser identificados públicamente por miedo a las represalias profesionales.
Fue Alexandra Abrams, que trabajó en la empresa durante dos años y medio, durante los cuales pasó un período en relaciones públicas antes de establecer el departamento de comunicaciones de los empleados de la empresa, previo a su despido en 2019, la persona que accedió a declarar públicamente.
En un comunicado, Blue Origin dijo que “no tolera la discriminación ni el acoso de ningún tipo. Proporcionamos numerosas vías para los empleados, incluida una línea directa anónima 24/7, e investigaremos rápidamente cualquier nueva reclamación de mala conducta”. La compañía no respondió a las solicitudes de comentarios sobre las acusaciones específicas en el ensayo.
Blue Origin fue fundada por Bezos en el año 2000, y actualmente cuenta con más de 3.000 empleados, trabajando en proyectos que incluyen un cohete de turismo espacial suborbital, un vehículo de lanzamiento masivo que podría utilizarse para transportar satélites al espacio para el gobierno de Estados Unidos y otros clientes, así como un módulo de alunizaje que actualmente está en el centro de un enfrentamiento legal con SpaceX de Elon Musk.
El objetivo de Blue Origin es desarrollar tecnología que amplíe la presencia de la humanidad en el espacio exterior bajo la creencia de que “para preservar la Tierra, nuestro hogar, para los nietos de nuestros nietos, deben ir al espacio para aprovechar sus recursos y energía ilimitados”.
En el ensayo de 2.200 palabras, publicado por Lioness, que trabaja con denunciantes y representa a los firmantes pro bono, se describen como entusiastas del espacio que creían en la misión de Blue Origin. Entre ellos hay hombres y mujeres, la mayoría de los cuales pasaron al menos dos años en la empresa e incluyen a ingenieros y directivos de alto nivel que han trabajado en diversos departamentos y programas, según una lista de los firmantes revisada por CNN Business.
Pero su pasión se disolvió tras experimentar lo que describieron como un entorno laboral “deshumanizado”.
“Supresión de la disidencia” y sexismo
El ensayo afirma que el CEO de Blue Origin, Bob Smith, que asumió la dirección de la compañía en 2017, instaló un “círculo interno” de ejecutivos de confianza de alto nivel que toman “decisiones unilaterales, a menudo sin la participación de los ingenieros, otros expertos o líderes de alto rango en varios departamentos”.
El miedo y la ansiedad por no estar de acuerdo con el círculo íntimo de Smith son omnipresentes, según el ensayo. En un momento dado, Smith también distribuyó una lista de supuestos “problemáticos” a los altos cargos. La existencia de la lista fue corroborada por CNN Business.
Los firmantes del ensayo también denuncian un supuesto comportamiento sexista en Blue Origin, describiendo un lugar de trabajo en el que las ideas de las mujeres se desestiman de forma rutinaria y se sabe que algunos ejecutivos masculinos son condescendientes con las empleadas.
Uno de los altos cargos, también miembro del presunto círculo de Smith, fue objeto de “múltiples” quejas en el departamento de Recursos Humanos por su “comportamiento sistemáticamente inapropiado con las mujeres”, afirma el ensayo. CNN Business también corroboró múltiples ejemplos de lo que las empleadas calificaron de comportamiento sexista, incluyendo la aceptación de ideas que le traía un hombre y que previamente habían sido planteadas por mujeres y comentarios sobre los cuerpos de las mujeres.
Blue Origin no respondió a una consulta sobre el ejecutivo.
El agotamiento
Blue Origin se describe a sí misma como una empresa que se conforma con el desarrollo lento y metódico de cohetes, y que prima la seguridad por encima de todo. La empresa incluso adoptó una tortuga como mascota, una referencia a la famosa fábula en la que “lento y constante” gana la carrera.
La empresa atrajo la atención de todos los medios de comunicación el pasado mes de julio cuando lanzó al propio Bezos al borde del espacio, semanas después de anunciar el plan. Después de que Bezos hiciera públicas sus propias intenciones, la empresa de Richard Branson, Virgin Galactic, anunció su propio plan para poner al multimillonario británico en el espacio, y consiguió hacerlo nueve días antes que Bezos.
“En Blue Origin, una pregunta común durante las reuniones de alto nivel era: ‘¿Cuándo volarán Elon o Branson?’”, dice el ensayo, y añade que la competencia con otros multimillonarios fue un gran factor de motivación. Abrams dijo que estuvo presente en al menos una de esas reuniones. Un memorando interno de 2018, obtenido por CNN Business y mencionado en el ensayo, pinta una hoja de ruta para que Blue Origin imite la cultura de SpaceX, en la que “el agotamiento es parte de su estrategia laboral” y hay una disposición a “hacer excepciones a las reglas”.
Aunque todos los lanzamientos de cohetes son intrínsecamente arriesgados debido a la enorme complejidad y potencia de los vehículos implicados, algunos ingenieros de la empresa también se han opuesto a lo que consideraban un deseo de poner la velocidad por encima de la seguridad, según el ensayo y los documentos internos. Un ingeniero de alto nivel, por ejemplo, dimitió en abril de 2020 para protestar por un “impulso sesgado por el calendario [que] es incapaz de producir una ingeniería de sistemas segura”.
“En este entorno, la seguridad no es una opción, incluso si declaramos repetidamente que es nuestra máxima prioridad”, dice la carta de renuncia, obtenida por CNN Business.
El ensayo publicado el jueves también afirma que muchos de sus autores “dicen que no volarían en un vehículo de Blue Origin”.
La Administración Federal de Aviación, que otorga las licencias para los lanzamientos espaciales comerciales, dijo en un comunicado sobre el ensayo este jueves que “toma en serio cada afirmación sobre seguridad, y la agencia está revisando la información”.
Blue Origin no ha identificado públicamente ningún problema tecnológico o mecánico en los vuelos de prueba, de los que ha habido más de una docena, ni en el vuelo con tripulación de New Shepard en julio, en el que volaron Bezos, su hermano Mark Bezos, un joven de 18 años cuyo padre pagó su boleto, y Wally Funk, de 82 años, que se entrenó para el programa Mercury de la NASA pero al que se le negó la oportunidad de ir al espacio.
Durante una transmisión por Internet del último vuelo de prueba de Blue Origin, la empresa reiteró que la seguridad es la “principal prioridad” en cada misión.
Por qué Abrams denunció públicamente
Abrams dijo a CNN Business que se sintió atraída por un trabajo en la llamada nueva industria espacial porque creía en la ideología que habían declarado: impulsar los avances tecnológicos para hacer realidad un nuevo y emocionante futuro en el que la gente viva y trabaje en el espacio. Pero se desencantó de la exploración espacial durante su estancia en Blue Origin.
“Fue una muerte por mil cortes”, dijo a CNN Business.
Un punto de inflexión para Abrams, dijo, fue la decisión de la compañía de redactar nuevos acuerdos de empleo que incluían cláusulas de arbitraje forzoso, esencialmente despojando a los trabajadores de sus derechos de demandar a la compañía en caso de reclamaciones de salarios y acoso, después de una decisión histórica de la Corte Suprema en 2018. Desde la decisión, tales cláusulas se han vuelto cada vez más comunes en los contratos de los empleados. Un grupo de reflexión sin ánimo de lucro de tendencia izquierdista, el Economic Policy Institute, junto con el Center for Popular Democracy, estimó en un informe que más del 80% de los trabajadores no sindicalizados del sector privado estarán cubiertos por cláusulas de arbitraje forzoso para 2024.
Abrams dijo que se defendió en las reuniones, argumentando que aunque esos acuerdos habían sido considerados aplicables, eran explotadores y poco éticos. Abrams consiguió que la empresa estableciera una excepción para las reclamaciones relacionadas con el acoso, según Abrams y una copia de un acuerdo de empleo de Blue Origin obtenida por CNN Business.
Pero tener que luchar contra la decisión de Blue Origin de incluir la cláusula la desanimó.
“Me dije: ‘Vaya, ahora veo cómo la persona más poderosa del mundo utiliza su poder’. Lo utilizan para reforzar continuamente su posición y quitarle poder a la gente de su entorno”, contó a CNN Business. “Y eso me hizo perder de vista todo lo que he estado comunicando sobre el espacio y el futuro mejor de la humanidad… Eso fue la gota que derramó el vaso”.
Blue Origin no respondió a una solicitud de comentarios sobre el asunto.
La compañía agregó la cláusula de arbitraje forzado a los contratos de los empleados en 2019, según Abrams y un documento obtenido por CNN Business. Ese mismo año, Abrams dijo que fue transferida a un nuevo jefe, alguien del círculo íntimo del CEO Bob Smith. En noviembre de 2019, después de dos años y medio en la compañía, fue despedida porque sus superiores dijeron que “ya no podían confiar” en ella, y fue escoltada por la puerta por Recursos Humanos, dijo.
(En una carta que Blue Origin envió a Abrams el lunes, se afirma que fue despedida por “su pobre rendimiento y toma de decisiones, lo que hizo que los altos cargos perdieran la confianza en su juicio y en su capacidad para desempeñar su trabajo con eficacia”, y en una declaración de Blue Origin a los periodistas se afirma que fue despedida “tras repetidas advertencias por cuestiones relacionadas con la normativa federal de control de exportaciones”. Ambas afirmaciones, según Abrams, son infundadas).
Abrams aceptó un acuerdo de despido que también incluía cláusulas de no divulgación y no descrédito.
Debido a su decisión de dar la cara, Abrams dijo que espera que la empresa la demande. Después de que Lioness, la agencia de relaciones públicas con la que trabaja, alertara a Blue Origin de sus planes de denunciar, recibió el lunes una carta del director legal de trabajo y empleo de Blue Origin, en la que se afirmaba que la empresa “se reserva sus derechos” para emprender acciones legales contra ella e intentar recuperar su indemnización por despido, así como los daños y perjuicios y los honorarios legales.
Pero Abrams dijo que decidió que ninguna cantidad de dinero valía la pena.
“No creo necesariamente que Blue Origin sea lo más importante de lo que hay que hablar en el planeta Tierra ahora mismo”, comentó. “Sin embargo, creo que contando estas historias es como creamos las chispas que generan un incendio, y ya no voy a ser silenciada”.