(CNN) – William Shatner, de 90 años, famoso por su interpretación del Capitán Kirk en la serie original de “Star Trek”, acaba de viajar a bordo de una nave espacial suborbital que rozó el borde del espacio exterior antes de aterrizar en paracaídas, convirtiéndolo en la persona de más edad en viajar al espacio.
“Eso no se parece a nada de lo que han descrito”, se pudo oír decir a Shatner en la transmisión en vivo del vuelo justo antes de aterrizar.
Shatner despegó a bordo de una nave espacial New Shepard, desarrollada por la empresa de cohetes de Jeff Bezos, Blue Origin, y es el mismo vehículo que llevó al propio Bezos al espacio este verano. Bezos, fanático de toda la vida de “Star Trek”, llevó a Shatner como invitado.
Con él iban tres compañeros de tripulación: Chris Boshuizen, cofundador de la empresa de satélites Planet Labs, y el ejecutivo de software Glen de Vries, ambos clientes de pago, y Audrey Powers, vicepresidenta de operaciones de misión y vuelo de Blue Origin.
“Lo que me has dado es la experiencia más profunda, estoy tan lleno de emoción, simplemente extraordinario”, dijo un Shatner visiblemente emocionado a Bezos, inmediatamente después de salir de la cápsula. “Espero no recuperarme nunca de esto. Espero poder mantener lo que siento ahora”.
Su viaje no fue exactamente como las travesías interplanetarias que Shatner capitaneó durante su carrera de actor. El vuelo del New Shepard duró solo diez minutos desde el despegue hasta el aterrizaje, y dio a los pasajeros unos tres minutos de ingravidez.
El grupo se introdujo en la cápsula que se encuentra sobre el cohete New Shepard, de 18 metros de altura, el miércoles por la mañana, tras una serie de retrasos relacionados con el viento. A las 9:51 de la mañana, hora central, el cohete encendió sus motores y superó la velocidad del sonido, elevando la cápsula más allá de la Línea de Kármán, que, a casi 100 kilómetros de altura, es una de las líneas utilizadas para marcar el comienzo del espacio exterior.
Se esperaba que Shatner y sus compañeros de viaje experimentaran hasta 5,5 Gs, que se siente como cinco veces su peso corporal presionando sobre el pecho, durante su viaje a más de 3.200 kilómetros por hora. Al descender, un conjunto de paracaídas se extendió por encima de la cápsula para desacelerar su descenso, haciéndola pasar de más de 320 kilómetros por hora a menos de 30 en solo unos minutos.
El nuevo récord de Shatner como persona de mayor edad en volar al espacio supera el récord establecido hace apenas tres meses por Wally Funk, de 82 años, que fue aprendiz de astronauta pero a quien se le negó la oportunidad de volar antes de que se uniera a Bezos en su vuelo de julio.
El vuelo de Shatner marcó el segundo de lo que Blue Origin espera que sean muchos lanzamientos de turismo espacial, llevando a clientes adinerados y buscadores de emociones al borde del espacio. Podría ser una línea de negocio que ayude a financiar otros proyectos espaciales más ambiciosos de Blue Origin, que incluyen el desarrollo de un cohete de 90 metros de altura lo suficientemente potente como para poner satélites en órbita y un módulo de alunizaje.
Pero el vuelo de Shatner se produce en medio de una ola de titulares que pintan un cuadro de líos internos en Blue Origin, incluyendo varias salidas del personal de alto nivel a raíz de la pérdida de un contrato clave de la NASA a favor de SpaceX de Elon Musk.
Un grupo de 21 empleados actuales y antiguos también firmó un ensayo que afirma que Blue Origin tiene un entorno de trabajo “deshumanizante” que está plagado de sexismo. También se afirmaba que la empresa ha creado un entorno inseguro y muchos de los autores del ensayo “dicen que no volarían en una aeronave de Blue Origin”. Gran parte de las críticas actuales también se centran en el estilo de liderazgo del CEO de Blue Origin, Bob Smith, a quien Bezos nombró para dirigir las operaciones diarias de la compañía en 2017.
Blue Origin no respondió a las solicitudes de comentarios sobre las acusaciones de seguridad, pero la compañía ha declarado repetidamente que la seguridad es su prioridad principal.
Powers, la vicepresidenta de Blue Origin que también voló este miércoles, respondió a las acusaciones de seguridad en una entrevista con Erica Hill de CNN el lunes, diciendo que los informes no le dieron nada en qué pensar.
“He estado trabajando en Blue en el nuevo programa Shepard específicamente durante los últimos ocho años”, dijo. “Un equipo de profesionales y colegas de mucho, mucho talento, algunos de los mejores con los que he trabajado en mis 20 años en los vuelos espaciales tripulados, y que están comprometidos con la operación segura de este programa”.
¿Es seguro?
Blue Origin ha llevado a cabo más de una docena de vuelos de prueba de la nave New Shepard sin tripulación, y Bezos decidió realizar él mismo el primer vuelo con tripulación en julio, en parte para demostrar que confía su propia vida a la tecnología de Blue Origin.
Blue Origin ha descrito a la New Shepard como una nave espacial en la que prácticamente cualquiera puede volar con solo unos días de ligero entrenamiento. Aunque el vehículo someterá a los pasajeros a intensas fuerzas G mientras asciende y regresa a la Tierra, el viaje no será tan intenso como los vuelos orbitales, como el que SpaceX operó recientemente para cuatro turistas espaciales, que requiere velocidades mucho más rápidas y un proceso de reentrada que pone de nervios.
(Lee más sobre la diferencia entre los vuelos suborbitales y los orbitales y los intentos un tanto arbitrarios de definir dónde empieza el “espacio exterior” aquí).
En el sitio web de Blue Origin, se indican los siguientes criterios para los pasajeros:
- Tener 18 años o más.
- Debe tener una estatura de entre 1,5 y 1,80 metros y un peso de entre 50 y 101 kilos.
- Debe estar en buena forma física para subir siete tramos de escaleras en un minuto y medio
- Debe ser capaz de abrocharse y desabrocharse el arnés del asiento en menos de 15 segundos, pasar hasta una hora y media atado a la cápsula con la escotilla cerrada y soportar hasta 5,5G de fuerza durante el descenso.
Sin embargo, los vuelos espaciales son intrínsecamente arriesgados. Conseguir la velocidad y la potencia suficientes para desafiar la gravedad requiere que los cohetes utilicen explosiones potentes y controladas y una tecnología compleja que siempre implica algunas incertidumbres.
“Realmente estoy bastante ansioso”, afirmó Shatner a Anderson Cooper de CNN la semana pasada. “Hay un elemento de azar aquí”.
Sin embargo, desde una perspectiva fisiológica, la edad de Shatner no debería ser un problema, según Dorit Donoviel, directora ejecutiva del Instituto de Investigación Traslacional para la Salud Espacial (TRISH, por sus siglas en inglés), un grupo de investigación dirigido por el Colegio de Medicina de Baylor que colabora con la NASA.
Donoviel señaló una serie de estudios en los que personas con condiciones médicas preexistentes, incluidos hombres de edad avanzada con afecciones cardíacas, experimentaron hasta 6Gs en una centrífuga giratoria para simular las fuerzas de aplastamiento a las que se somete el cuerpo durante los vuelos espaciales.
“Estaban perfectamente bien”, dijo Donoviel. “Lo único, en términos de condición médica, que fue motivo de preocupación cuando hicieron esos estudios fue realmente la ansiedad y definitivamente la claustrofobia”.
Los pasajeros de Blue Origin experimentan hasta 5,5Gs, lo que también puede dificultar la respiración o el movimiento de manos y brazos. Pero no tienen que estresarse por pilotar la New Shepard, que es totalmente autónoma, así que básicamente pueden sentarse y esperar a que pasen las partes más estresantes del viaje.
Sin embargo, una cosa que es absolutamente crucial para ellos es volver a sus asientos tan pronto como el control de la misión advierta a los pasajeros que los tres minutos de ingravidez de la cápsula están a punto de terminar. Cuando la nave espacial comienza a caer de vuelta a la Tierra, y las aplastantes fuerzas G regresan, los pasajeros que no estén atados a su asiento y orientados en la posición adecuada podrían correr el riesgo de sufrir graves lesiones.
“Si están orientados de forma incorrecta, las fuerzas de gravedad podrían arrastrar toda la sangre de la cabeza y llevarla hacia los pies, en cuyo caso la persona se desmayaría”, comentó Donoviel.
¿Qué ha pasado?
Cuando la mayoría de la gente piensa en un vuelo espacial, piensa en un astronauta dando vueltas a la Tierra, flotando en el espacio, durante al menos unos días.
Eso no es lo que hicieron los pasajeros del New Shepard. De hecho, se parecía mucho al vuelo de Bezos en julio.
Subieron y bajaron directamente, y lo hicieron en unos 10 minutos, menos tiempo de lo que tarda la mayoría de la gente en llegar al trabajo.
Los vuelos suborbitales del New Shepard alcanzan unas tres veces la velocidad del sonido, aproximadamente 3.700 kilómetros por hora, y vuelan directamente hacia arriba hasta que el cohete gasta la mayor parte de su combustible. La cápsula de la tripulación se separa entonces del cohete en la parte superior de la trayectoria y continúa brevemente hacia arriba antes de que la cápsula se quede casi suspendida en la parte superior de su trayectoria de vuelo, dando a los pasajeros unos minutos de ingravidez. Es una especie de versión ampliada de la ingravidez que se experimenta cuando se llega a la cima de una montaña rusa, justo antes de que la gravedad haga descender el carro –o, en este caso, la cápsula espacial– hacia el suelo.
El cohete, que vuela por separado después de haberse desprendido de la cápsula que lo transportaba, encendió sus motores de nuevo y utilizó sus computadoras a bordo para ejecutar un aterrizaje vertical y preciso.
¿Qué sentido tiene todo esto?
Blue Origin planea utilizar el New Shepard para competir directamente con el multimillonario británico Richard Branson y su empresa de turismo espacial suborbital, Virgin Galactic.
Los boletos de viaje de Virgin Galactic cuestan unos US$ 450.000, más que el precio medio de venta de una vivienda en Estados Unidos. Blue Origin no ha fijado públicamente el precio de sus pasajes, aunque recientemente vendió uno en una subasta por la impactante cantidad de US$ 28 millones. Shatner voló como invitado, aunque Bezos dijo en julio que la compañía ha vendido casi US$ 100 millones en boletos en total.
Todo esto forma parte de un impulso mucho más amplio de las empresas espaciales comerciales, y de la NASA, para hacer del espacio un lugar de negocios. La idea es que el sector privado pueda estimular la innovación y reducir los costos, allanando el camino para un futuro en el que la gente de a pie –no solo los astronautas profesionales– viva y trabaje en el espacio. Esta visión ha suscitado muchas críticas, y los escépticos se preguntan si podemos construir un futuro equitativo en el espacio si solo pueden acceder los que tienen los medios.
Tampoco está claro que el turismo espacial suborbital suscite un interés sostenido entre los más ricos del mundo. Pero Blue Origin y Virgin Galactic también planean convertir sus tecnologías en otras empresas. En el caso de Blue Origin, eso incluye la construcción de un enorme cohete orbital para lanzar satélites militares, científicos y comerciales y un módulo de alunizaje. Sin embargo, el intento de Blue Origin de fabricar un vehículo que haga aterrizar a los próximos seres humanos en la luna fue rechazado recientemente por la NASA y ahora está enfrascado en una batalla legal.