(CNN Español) – El 28 de octubre de 1962 el mundo evitó una guerra nuclear.
Ese domingo, hace 59 años, el premier soviético Nikita Kruschev anunció un acuerdo con el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy para desmantelar y retirar de Cuba varios misiles balísticos armados con ojivas nucleares que apuntaban hacia EE.UU., cuyas costas están a apenas 140 kilómetros de distancia. El episodio, que duró 13 días de extrema tensión, se conoce como la crisis de los misiles o crisis de octubre.
Pero, ¿cómo se llegó hasta ese punto?
FOTOS | Crisis de los Misiles en Cuba: cuando el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear
Misiles contra la URSS
En 1958 y 1959, y bajo el gobierno de Dwight D. Eisenhower y en plena Guerra Fría, Washington desplegó misiles balísticos con ojivas nucleares en Italia y Turquía, países miembros de la OTAN que buscaban proteger su territorio de la expansión soviética.
Se traba de los misiles SM-78 Jupiter, con un alcance de 2.400 kilómetros, de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). La ojiva nuclear que transportaba cada proyectil tenía un poder destructivo de 1,44 megatones o el poder equivalente a 100 “Little Boy”, la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial.
Este despliegue ponía a las principales ciudades soviéticas, incluyendo Moscú y San Petersburgo, al alcance de misiles nucleares capaces de destruirlas.
Eisenhower ya había reconocido que instalar misiles con el rango suficiente para impactar Moscú podría llevar a la Unión Soviética a hacer lo mismo en Cuba o México como respuesta, como luego ocurrió en la isla caribeña. Una parte del acuerdo entre Kennedy y Kruschev para poner fin a la crisis, y que solo se conoció hasta 1987, incluía el desmantelamiento de los misiles estadounidenses de Turquía.
El acuerdo entre Castro y Kruschev
Según el archivo histórico del Departamento de Estado de EE.UU. Nikita Kruschev y Fidel Castro llegaron a un acuerdo secreto en julio de 1962 para instalar misiles nucleares en Cuba para disuadir a Estados Unidos de invadir la isla.
En abril de 1961 había fracasado la fallida la invasión de Bahía de Cochinos en la que 1.400 exiliados cubanos, entrenados y equipados por Estados Unidos se quedaron esperando el apoyo aéreo prometido por Washington. La CIA y el Departamento de Defensa diseñaron entonces la operación Mangosta, un plan de seis fases para sacar a Fidel Castro de poder. Uno de sus seis fundamentos incluía la invasión militar, pero el plan fue suspendido por la crisis de los misiles.
En septiembre de 1962 el presidente Kennedy hizo una advertencia pública sobre el despliegue de armas ofensivas soviéticas en Cuba. Y el 14 de octubre un avión espía U-2 tomó fotografías de la instalación de plataformas para misiles de rango medio e intermedio en Cuba.
El arsenal soviético en Cuba
En el caso de los soviéticos, se supo entonces que habían desplegado misiles R-12/SS-4 Sandal de alcance medio, también lanzados desde tierra y con un alcance máximo de 2.000 kilómetros, según la Federación de Científicos Estadounidenses.
Con un poder destructivo cercano a un megatón —equivalente a un millón de toneladas de TNT— los SS-4 podían llegar a ciudades como Houston, Atlanta, Washington y Nueva York. El envío de misiles SS-5, más capaces, nunca se materializó debido al bloqueo naval.
Con las pruebas fotográficas de la existencia de los misiles vino el siguiente paso de Washington: Kennedy no siguió el plan de sus asesores militares de lanzar un ataque para destruir los misiles y luego invadir Cuba. En vez de eso, anunció en televisión una “cuarentena naval” a Cuba y llamó a la Unión Soviética a retirar los misiles.
Trece días de extrema tensión
Las negociaciones entre Washington y Moscú avanzaron durante 13 días a través de misivas entre Kennedy y Kruschev. Y si bien este rechazó los términos de la primera carta de su homólogo estadounidense, la Unión Soviética retiró algunos de sus buques y EE.UU. dejó pasar otros tras asegurarse de que no tenían armas. Aun así, la inteligencia estadounidense determinó que las baterías de misiles estaban a punto de ser operativas.
El 27 de octubre los soviéticos derribaron un avión espía U-2 estadounidense que volaba sobre Cuba. A pesar de la muerte del piloto y a destrucción de la aeronave, Kennedy decidió seguir el camino diplomático y le propuso a Kruschev que retirara los misiles de Cuba bajo supervisión de la ONU.
A cambio ofreció la garantía de que Estados Unidos no invadiría Cuba, y en secreto negociaron la retirada de los misiles estadounidenses de Turquía, que ocurrió en 1963, y así se evitó una guerra nuclear hace 59 años.
Germán Padinger contribuyó con este reporte.