(CNN) – Desgastados por lo que consideran una disfunción arraigada y una falta de concentración, los principales colaboradores del Ala Oeste han dado la espalda a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y a su personal. Esto, decidiendo que simplemente no hay tiempo para ocuparse de ellos ahora, especialmente en un momento en el que el presidente Joe Biden se enfrenta a preocupaciones legislativas y políticas que se multiplican rápidamente.
La exasperación va en ambas direcciones. Entrevistas con casi tres docenas de antiguos y actuales ayudantes de Harris, funcionarios de la administración, operativos demócratas, donadores y asesores externos -que hablaron extensamente con CNN- revelan una compleja realidad dentro de la Casa Blanca. Muchos en el círculo de la vicepresidenta se quejan de que no se le está preparando o posicionando adecuadamente. Y que, por el contrario, se le está dejando de lado. La propia vicepresidenta ha dicho a varios confidentes que se siente limitada en lo que puede hacer políticamente. Y los que la rodean siguen siendo cautelosos a la hora de insinuar futuras ambiciones políticas. El equipo de Biden está muy atento a las señales de deslealtad, especialmente de la vicepresidenta.
Ahora está a un suspiro de la presidencia. Podría estar a un año de lanzar su propia campaña presidencial, dadas las dudas que existen en el mundo político de que Biden vaya a presentarse a la reelección en 2024, algo que ha prometido hacer tanto en público como en privado. O será una validadora crítica dentro de tres años para un presidente que intenta que el país lo reelija para servir hasta los 86 años.
Relación difícil con algunas partes
Pocos de los informantes que hablaron con CNN creen que está bien preparada para cualquier rol que le toque. Harris está luchando con una relación difícil con algunas partes de la Casa Blanca, mientras que los partidarios de siempre se sienten abandonados y no ven un sentido público coherente de lo que ha hecho o ha intentado hacer como vicepresidenta. Ser la primera mujer, y la primera mujer de color, en un cargo electo nacional es algo histórico. Pero también ha supuesto un escrutinio desmesurado y no se le perdonan ni siquiera los pequeños errores, como ella misma señala a menudo.
Los defensores y las personas que se preocupan por Harris se están poniendo frenéticos. Cuando están molestos, algunos pasan una historia reciente de The Onion burlándose de su falta de trabajo más sustantivo, una con el titular “La Casa Blanca insta a Kamala Harris a sentarse en la computadora todo el día en caso de que los correos electrónicos lleguen”. Cuando se encuentran deprimidos, rechazan el rumor, al estilo de Aaron Sorkin, de que Biden podría intentar sustituirla nominándola para una vacante en el Tribunal Supremo. Ese rumor ya ha llegado a las altas esferas de la órbita de Biden, según una persona que lo escuchó.
La posición de Harris
Se percibe que está en una posición tan débil que los principales demócratas dentro y fuera de Washington han empezado a especular en privado, preguntándose entre ellos por qué la Casa Blanca ha permitido que quede tan debilitada en la conciencia pública, al menos como ellos lo ven.
“Se siente muy honrada y muy orgullosa de ser vicepresidenta de Estados Unidos. Su trabajo como número dos es ayudar y apoyar al presidente y asumir el trabajo que él le pida”, dijo Eleni Kounalakis, vicegobernadora de California y amiga desde hace tiempo. Kounalakis habló con la vicepresidenta el pasado lunes por la mañana, antes de que Harris partiera para una misión diplomática en Francia.
“Es natural que quienes la conocemos sepamos que puede ser mucho más útil de lo que se le pide actualmente”, dijo Kounalakis. “De ahí viene la frustración”.
La apuesta de los vicepresidentes en funciones
Un vicepresidente en funciones debería ser una apuesta segura la próxima vez que se abra la candidatura presidencial del partido. Pero adivinar quién podría lanzar un teórico desafío a Harris en las primarias se ha convertido en un juego de salón interno. Otros políticos con sus propias ambiciones presidenciales han empezado a reconocer en privado que están tratando de averiguar cómo sentar tranquilamente las bases para presentarse si Harris se tambalea, como creen que podría ocurrir.
La realidad es más compleja y parece diferente para las personas más familiarizadas con el funcionamiento de la Casa Blanca. Harris es la primera vicepresidenta en décadas que llega al cargo con menos experiencia en Washington que el presidente, y encontrar su equilibrio siempre iba a ser difícil. Los presidentes y vicepresidentes y su personal suelen chocar. El ala oeste de Barack Obama tendía a despreciar a los empleados de Biden (algunos de los cuales están ahora con él en el ala oeste), y el propio Biden tuvo varios tropiezos al principio de su trabajo. Los republicanos y los medios de comunicación de derecha convirtieron a Harris en un objetivo político desde el momento en que fue elegida para la candidatura. Y el racismo y el sexismo implícitos han sido constantes.
Es un enigma único para ella. La gente espera que su histórica vicepresidenta haga historia todos los días, cuando en realidad está tratando de desempeñar las funciones de un papel secundario. Harris está siendo juzgada no solo por su desempeño en las tareas tradicionales de una vicepresidenta, dijo Minyon Moore, una veterana operadora demócrata que se ha convertido en la asesora externa más importante de Harris. “Es un poco más subliminal, pero es real”, dijo Moore. “¿Cuál es su libro de jugadas en la historia?”.
“Fuerza silenciosa”
Harris ha surgido como una “fuerza silenciosa” en la administración, dijo Moore, y centra la atención en diferentes temas a veces solo con su mera presencia en la sala.
Moore dijo que el enfoque de Harris consiste en preguntarse constantemente: “¿Deberíamos hacer más en un tema? ¿Nos estamos comunicando con las personas cuyas vidas se ven afectadas? ¿Pasamos por alto algún grupo electoral clave?”.
Pero, con muchas fuentes que hablan bajo condición de anonimato para discutir la situación con más franqueza, todas cuentan más o menos la misma historia: el personal de Harris le ha fallado repetidamente y la ha dejado expuesta, y los miembros de su familia han tenido a menudo una opinión informal dentro de su oficina. Incluso algunos a los que se les ha pedido consejo lamentan las tendencias excesivamente cautelosas de Harris y los problemas de su personal, que han sido una característica de todos los cargos que ha ocupado, desde la fiscalía del distrito de San Francisco hasta el Senado de Estados Unidos.
Harris es un “componente central” a veces olvidado
Biden pretendía modelar su relación con Harris a partir de su propia vicepresidencia y dirigió a sus ayudantes al principio de su presidencia para que la emplearan de forma similar. Organizó almuerzos semanales, al igual que hizo con Obama, e invitó a Harris a unirse a él en su sesión informativa matutina de inteligencia clasificada. Harris, por su parte, se lanzó a demostrar su compromiso con el presidente y la administración, utilizando su relación con Obama como guía.
Incluso entonces, algunos ayudantes de la Casa Blanca se preguntaron si la experiencia de Biden como vicepresidente se trasladaría fácilmente a alguien con cualificaciones y habilidades muy diferentes, y en un momento muy distinto.
Después de que Harris se diera a conocer en los primeros meses por permanecer a menudo al lado de Biden en el marco de sus grandes discursos, incluso después de haberle presentado ella misma, el Ala Oeste parece haber corregido en exceso para que ella esté notablemente menos con el presidente.
Infraestructura
No solo en público. Hace una semana y media, mientras Biden y sus ayudantes y múltiples aliados externos se dedicaban a hacer llamadas durante todo el día para tratar de convencer a los legisladores indecisos antes de la votación sobre infraestructura en la Cámara de Representantes, Harris pasó la tarde visitando un centro de vuelos espaciales de la NASA en los suburbios de Maryland. “No íbamos a cancelar su agenda solo por las tonterías de la Cámara”, explicó un asesor de Harris.
Esa noche, Harris formó parte del pequeño grupo al que Biden invitó a subir a la residencia de la Casa Blanca para la sala de guerra en las últimas horas de llamadas. A la mañana siguiente, celebrando la aprobación del proyecto de ley, Biden la destacó diciendo: “Mucho de esto tiene que ver con esta señora de aquí, la vicepresidenta”.
Pero las cosas no se desarrollaron exactamente así. Si bien ella había asistido a algunas reuniones que Biden organizó con legisladores clave, hubo muchas más a las que no asistió, hasta el punto de que fue digno de mención el hecho de que hiciera una visita no programada a una sesión en la recta final. Harris solo había estado en Washington cuatro años, y en la Casa Blanca únicamente una vez antes de jurar como vicepresidenta. El hecho de no asistir a esas reuniones principales la privó de un aspecto importante del aprendizaje presidencial de un autodenominado maestro de cómo lograr acuerdos en el Congreso.
Compromisos de Harris
Los colaboradores de la vicepresidenta señalan 150 “compromisos” con miembros de la Cámara de Representantes y el Senado desde marzo, lo que supone cada conversación que mantuvo con los legisladores sobre el tema de las infraestructuras. Lo llaman “diplomacia silenciosa en la colina”, e incluye invitar a los legisladores a acompañarla cuando visita sus estados o celebra actos en Washington, muchos de los cuales han promovido elementos reales del proyecto de ley de infraestructuras más allá del precio. Harris ha ayudado a detectar las preocupaciones desde fuera del Cinturón y ha intentado dar cobertura política a los miembros preocupados por perder sus escaños tras votar a favor de la legislación.
“Nunca es solo una mesa redonda. Siempre hay un propósito estratégico mayor”, dijo la portavoz de Harris, Symone Sanders.
Una de esas mesas redondas tuvo lugar a finales de septiembre, cuando Harris invitó a la congresista Nanette Barragán, demócrata de California, a copresentar un debate con líderes empresariales latinas en el despacho ceremonial de la vicepresidenta. La congresista se mostró reticente a apoyar todos los compromisos de las iniciativas progresistas en el proyecto de ley de infraestructuras. El Ala Oeste pidió a Harris que insistiera a Barragán en la necesidad de su voto, y así lo hizo.
Parte del “esfuerzo general”
Varios ayudantes de la vicepresidenta destacaron este hecho como un ejemplo clave de su influencia bajo el radar. Barragán votó finalmente a favor. Pero una persona que habló de la decisión con la congresista dijo que, aunque apreciaba haber escuchado a la vicepresidenta, lo que realmente la influyó fue que la Bancada Progresista del Congreso decidiera apoyar el proyecto de ley.
Los asesores de Harris citan que gran parte del proyecto de ley de infraestructura está relacionado con la legislación en la que ella trabajó mientras estaba en el Senado, incluyendo la banda ancha accesible, la defensa contra los incendios forestales, la limpieza del agua y los autobuses escolares de energía limpia. Y en 30 eventos durante siete meses para promocionar el proyecto de ley en los mercados de los medios de comunicación locales, creen que ha desempeñado un papel integral en la venta de los esfuerzos de la administración.
Quizás, según un asesor de Harris, el problema es que algunos en el Ala Oeste no tienen un conocimiento constante de lo que está haciendo el equipo de la vicepresidenta. “Nos sentimos como un componente central del esfuerzo general”, dijo otro.
Kamala Harris, una líder “que no ponen en posiciones de liderazgo”
Harris también se ha quejado con sus confidentes de no haber participado en mayor medida en el planteamiento del presidente sobre la retirada de Afganistán -a pesar de que en su momento dijo a CNN que ella fue la última en la sala cuando él tomó la decisión-, lo que la deja sin más argumentos para defenderlo públicamente.
Cuando Biden eligió a Harris como su compañera de fórmula, básicamente la estaba consagrando como el futuro del Partido Demócrata. Ahora, muchos de los que están cerca de ella sienten que él está eludiendo sus deberes políticos para promoverla, y esencialmente preparándola para el fracaso. Sus seguidores están aterrados, viendo cómo sus números en las encuestas se hunden aún más que los de Biden, preocupados porque incluso el voto demócrata de base está empezando a renunciar a ella.
“Kamala Harris es una líder, pero no la ponen en posiciones de liderazgo. Eso no tiene sentido. Hay que pensar a largo plazo y hacer lo mejor para el partido”, dijo un importante donador de Biden y otros demócratas, imaginando cómo plantear el caso directamente al presidente. ” Deberían ponerla en situación de tener éxito, en lugar de ponerle lastres. Si le diera la capacidad de dar un paso adelante y la ayudara a liderar, le fortalecería a usted y fortalecería al partido”.
Ataques a Harris desde la derecha
En el único tema que Harris pidió que se le asignara -el derecho al voto-, los avances han sido lentos, en parte porque Biden está centrado en aprobar su propia agenda doméstica, aunque Harris ha dicho en privado que el filibusterismo debe reducirse si se quiere lograr un progreso real. Biden también lo ha dicho públicamente.
Y aunque Harris haya dicho a sus confidentes que ha estado disfrutando de una buena dinámica de trabajo directamente con Biden, los que trabajan para ellos describen su relación en términos de asentamiento en un estancamiento agotado.
La sospecha brotó de la amargura. El mes pasado, los ayudantes de la Casa Blanca salieron en defensa del secretario de Transporte, Pete Buttigieg, que estaba siendo atacado con indignación por el presentador de Fox News, Tucker Carlson, y por expertos online afines, por haberse tomado un permiso de paternidad tras la adopción de sus gemelos en septiembre. Los leales a Harris dicen a CNN que ven en eso otro ejemplo de un estándar injusto en juego, preguntándose por qué no recibió una cobertura similar ninguna de las veces que ha sido atacada por la derecha.
“Es difícil pasar por alto la energía específica que aporta la Casa Blanca para defender a un hombre blanco, sabiendo que Kamala Harris ha pasado casi un año recibiendo muchos de los golpes que el Ala Oeste no quería recibir por sí misma”, dijo un exayudante de Harris, reflejando las conversaciones del mes pasado entre varios exayudantes y aliados actuales.
Diferencia en las respuestas
Buttigieg, por supuesto, no es solo un antiguo rival en las primarias demócratas de 2020; para muchos miembros del partido y sospechosos partidarios de Harris, es un probable aspirante a la próxima candidatura presidencial demócrata, ya sea en 2024 o en 2028.
Los asesores de la Casa Blanca dicen que no estaban enfrentando a uno con el otro. La diferencia en las respuestas, según esos asesores, era que Buttigieg no había hecho nada malo al tomarse tiempo para estar con sus nuevos hijos. El permiso de Buttigieg fue un recordatorio convenientemente oportuno de que Biden está impulsando una ley nacional de permisos pagados como parte de su paquete de seguridad social.
Eso es diferente de cuando Harris se ha creado problemas a sí misma, creen los ayudantes de la Casa Blanca, como cuando no se opuso a un estudiante que acusó a Israel de “genocidio étnico”. Los ayudantes del Ala Oeste no iban a limpiar después de eso. Pero incluso cuando Harris se ha enfrentado a su propia indignación fabricada por la derecha, como cuando se dijo que un tuit inocuo sobre el disfrute del largo fin de semana del Día de los Caídos era su insulto a los veteranos muertos, los ayudantes de la Casa Blanca también permanecieron prácticamente en silencio.
Nuevas tensiones se suman a las antiguas
La lista de quejas entre el Ala Oeste y la oficina de la vicepresidenta sigue creciendo, incluso desde el primer encargo de Harris a Biden esta primavera. La situación se ha convertido en un ir y venir de irritaciones, algunas reales y otras percibidas.
El equipo de Harris se enfadó porque Biden le asignó la gestión de las relaciones diplomáticas con los países del Triángulo Norte, con la esperanza de abordar las causas fundamentales de la migración a EE.UU., pero no le dio ningún papel en la frontera sur propiamente dicha. Esta se convirtió en la crisis más visible en los primeros días de la presidencia de Biden, cuando los menores no acompañados desbordaron los recursos del gobierno federal. Parecía una tarea políticamente perdedora, aunque Biden la considerara una señal de respeto porque era el mismo trabajo que le había encomendado Obama como vicepresidente.
Como informó anteriormente CNN, la propia Harris ha dicho que no quería que se le asignara la gestión de la frontera, consciente de que era una situación política sin salida que solo le serviría de saco de arena en el futuro. Pero al equipo de Biden le molestó que Harris diera respuestas torpes sobre la frontera, incluso cuando dio una respuesta incómoda y risueña sobre no haberla visitado durante una entrevista en primavera con Lester Holt de la NBC.
Primer viaje al extranjero
Para algunos de los que rodean a Harris, la Casa Blanca no salió en su defensa. Eso fue especialmente irritante, ya que en su primer viaje al extranjero le encomendaron la desagradable tarea de llevar la dura política de “no venir” de la administración, según una fuente familiarizada con el funcionamiento de la oficina.
Varios ayudantes del Ala Oeste se enfadaron cuando, unas semanas más tarde, hizo un viaje repentino a la frontera después de que su personal avisara a la Casa Blanca con solo unos días de antelación, sobre todo después de que los ayudantes de la Casa Blanca se hubieran tomado el tiempo de desmontar la idea de que debía ir como un giro republicano a medias. Pero esto fue en parte un malentendido: el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain, y un pequeño círculo de asesores del Ala Oeste conocían el viaje con mucha antelación, pero se habían cuidado de no difundirlo para evitar filtraciones.
El Ala Oeste deja en claro que no vendrán al rescate
Los ayudantes de Biden le han dicho repetidamente a los ayudantes de Harris que les encantaría que ella hiciera más y le pidieron a la oficina de la vicepresidenta que elaborara planes sobre cómo involucrarla, según personas familiarizadas con las conversaciones. Aunque el personal está en varias llamadas por semana, los asistentes del ala oeste a menudo se preguntan por qué no hay más seguimiento.
Consciente de sus tropiezos y del tic-tac del reloj político, la jefa de personal de Harris, Tina Flournoy, fue a Klain durante el verano: se estaban ahogando; necesitaban más ayuda.
Klain es conocido como un defensor de Harris en el ala oeste y tiene una reunión individual semanal con ella en su oficina del ala oeste para ayudarla a elaborar una estrategia. Como exjefe de gabinete de dos vicepresidentes, Klain conoce bien la dinámica. Hablando con Flournoy sobre el personal, Klain dijo que el presupuesto de la oficina de la vicepresidenta estaba separado y le aconsejó que pensara de manera creativa sobre cómo aprovechar otros recursos en la oficina y reasignar personal.
Klain, en un comunicado proporcionado a CNN, restó importancia a cualquier crítica a la vicepresidenta, diciendo que Harris y su equipo “han tenido el comienzo más rápido y fuerte de cualquier vicepresidente que haya visto”. Citando una variedad de trabajos, desde enfatizar la equidad de la vacuna de covid-19 hasta reunirse con muchos líderes extranjeros, Klain agregó: “Cualquiera que tenga el honor de trabajar en estrecha colaboración con la vicepresidenta, sabe cómo su talento y determinación han marcado una gran diferencia en esta administración”.
Cambios en la oficina de la vicepresidenta
Los ayudantes de Harris señalan que Biden nunca fue sometido al tipo de ataques que soporta regularmente, ni a una cultura tóxica de las redes sociales. En un ejemplo reciente, un súper PAC republicano tuiteó un video en el que se inventaba una afirmación de que Harris hablaba con un “falso acento francés” en una parada durante su viaje a París, que luego fue recogido en algunos medios de comunicación.
Ha habido algunos cambios en la oficina de la vicepresidenta para abordar esas preocupaciones. En septiembre se realizaron dos nuevas contrataciones para ayudar con la planificación y las comunicaciones a largo plazo. Eso ha ayudado a mejorar las relaciones con el ala oeste, mientras que Flournoy fue señalada al Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) como respaldo.
El DNC contrató a un consultor en parte para ayudar con la cartera de Harris. Eso tampoco ha ido bien, según personas familiarizadas, ya que el personal de Harris generalmente solo se acerca para pedir guardar tuits después de que surgen problemas o historias negativas, en lugar de ser más proactivo. Mientras tanto, Flournoy ha sido rechazada por varias otras personas que no han estado dispuestas a trabajar en la oficina. Y varias personas que actualmente forman parte del personal han comenzado a comunicarse con sus contactos para decirles que quieren irse, según fuentes que se han enterado de las llamadas.
Pagar un precio por la lealtad a Biden
La oficina de la vicepresidenta desprecia muchas de estas preocupaciones. Sanders, en un comunicado proporcionado a CNN, señaló los éxitos del reciente viaje a París, una misión prioritaria en la que Biden envió a Harris para suavizar las relaciones diplomáticas magulladas.
“Es lamentable que después de un productivo viaje a Francia en el que reafirmamos nuestra relación con el aliado más antiguo de Estados Unidos y demostramos el liderazgo de Estados Unidos en el escenario mundial, y luego de la aprobación de un histórico proyecto de ley de infraestructura bipartidista que creará empleos y fortalecerá nuestras comunidades, algunos en los medios de comunicación se centran en los chismes, no en los resultados que el presidente y la vicepresidenta han dado”.
Pero muchos amigos y partidarios de Harris, así como algunos miembros del personal y en el gabinete de asesores demócratas experimentados, sienten que está atrapada en una especie de tiovivo político. Culpan a los reporteros que consideran que persiguen incesantemente historias negativas y juegan con cuestiones estructurales innegables de raza y género.
Los dobles raseros
La vicepresidenta a menudo está en guardia por esos dobles raseros. Pero la preocupación es lo suficientemente alta como para que una red informal de asesores externos, muchos de los cuales son veteranos de las campañas de Hillary Clinton, se hayan unido para señalar un sesgo inadvertido en la cobertura de Harris e intentar ampliar mejor el trabajo que está haciendo.
“No solo es la primera mujer vicepresidenta, sino la primera mujer de color. Este es un momento que tiene que tener éxito, de lo contrario, tememos que esto pueda hacernos retroceder como mujeres durante mucho tiempo”, dijo una asesora externa.
Los principales asesores dicen en privado que han llegado a lamentar que Harris no solicitó asignaciones más bien definidas al ingresar a la administración, lo que le habría permitido distinguirse. Pero la vicepresidenta misma se ha mostrado reacia a hacer demandas para cualquiera en este punto, sintiendo que eso parecería desleal a Biden.
La queja de la falta de seguimiento
“Constantemente la están enviando a enfrentar problemas perdidos en las situaciones equivocadas para su conjunto de habilidades”, dijo un exasistente de alto nivel de Harris.
Luego está la queja frecuente de la falta de seguimiento de la oficina de la vicepresidenta, como en la frontera sur.
Cuando Fernando García, director ejecutivo de Border Network for Human Rights, se reunió con Harris durante su visita a El Paso, Texas, este verano, se mostró optimista sobre su posible influencia en la política de inmigración. Pero meses después, García dice que ella “desapareció”.
“No hemos escuchado ningún mensaje sustancial que impulse a mejorar las políticas de inmigración”, le dijo a CNN. “No hemos visto su liderazgo”.
A los leales a Harris les preocupa que ella pague el precio por su propia lealtad al presidente y su voluntad de asumir lo que ellos ven como asignaciones ingratas.
Un enfoque exclusivo en el presidente
Los ayudantes de Biden han dejado en claro que están enfocados en promoverlo y protegerlo, especialmente porque es su índice de aprobación lo que probablemente definirá las elecciones intermedias de 2022 y su carrera prometida para la reelección en 2024.
El equipo de Harris ha discutido sobre si está yendo demasiado lejos al subsumirse a Biden, un ir y venir que data de la transición, cuando Harris fue presionada para entregar la lista de correo electrónico de su campaña y súper PAC al DNC.
Esta fue una buena idea, argumentaron algunos, porque mostraría a Harris como una jugadora de equipo y ayudaría a recaudar decenas de millones para el DNC. Otros la rechazaron, diciendo que entregar la lista significaría perder el control y el acceso a ella. Eso podría ser debilitante si Harris termina enfrentando una pelea primaria por la nominación presidencial, como muchos esperan que lo haga.
Flournoy terminó la disputa a favor de darle la vuelta. Todos estaban en el mismo equipo, dijo en una llamada telefónica con abogados, explicando la decisión.
Pero meses después, esa lista de correo electrónico aún no ha llegado al DNC. Se les ha dicho a los ayudantes de Harris que la transferencia se ha retrasado debido a una denuncia sobre la campaña de Biden presentada ante la Comisión Federal de Elecciones.
Los asistentes de Harris
Como jefa de gabinete de la vicepresidenta, creen los partidarios de Harris, Flournoy debería priorizar los intereses de Harris sobre los de la Casa Blanca.
“Si alguien me acusa de ser leal a Joe Biden, lo aceptaré. Si alguien me acusa de ser desleal con Kamala Harris, no lo aceptaré”, dijo Flournoy. “Ella no cree que haya un conflicto entre ser leal a ella y ser leal a Joe Biden”.
Varios ayudantes de campaña de Biden hablaron de poner “una manta” alrededor de Harris después de que fue elegida como compañera de fórmula el año pasado. Y desaconsejaron traer personal de su campaña presidencial, aunque las decisiones finales sobre las contrataciones y la estructura se dejaron a su discreción. Eso la dejó con solo un puñado de asistentes actuales que la conocían antes de que fuera vicepresidenta electa, y no la conocen bien. Alimentando la disensión internamente, muchos sospechan unos de otros de anteponer sus propios intereses profesionales a los de ella, o de actuar para tratar de construir sus relaciones con ella sobre la marcha.
Antiguos ayudantes han tratado de ofrecer consejos al equipo actual, instándolos a alejar a la vicepresidenta de los eventos programados detrás de podios. Dicen que a menudo se mete en sus propias madrigueras preparándose para esos eventos, cuando más interacciones espontáneas aprovecharían mejor sus puntos fuertes.
Los ayudantes más cercanos de Harris la frustran incluso a ella
Dentro y alrededor del círculo de Harris, especulan que debe haber alguien que se interpone en su camino.
Algunos piensan que es el propio presidente la que la deja en el frío, priorizando su propia agenda. Otros culpan a ayudantes específicos del ala oeste de quienes están seguros de que van a socavarla. Algunos temen que la vicepresidenta, como lo ha hecho a menudo en su vida política, se apoye en gran medida en su hermana Maya Harris, su cuñado Tony West y su sobrina Meena Harris. Los perciben ejerciendo influencia sobre todo, desde la contratación del personal hasta las decisiones políticas, una situación no infrecuente históricamente entre presidentes y vicepresidentes.
Varias personas familiarizadas con las operaciones de la oficina de la vicepresidenta dicen que después de un aumento en la participación a principios de año, la familia ha sido empujada más lejos recientemente. Pocos esperan que eso siga siendo así, especialmente cuando la vicepresidenta se siente aislada e insegura de en quién puede confiar de su personal.
Harris se ha quejado de la falta de apoyo
La propia Harris se ha quejado de la falta de apoyo, tanto interna como externamente. Después de aparecer en un evento de recaudación de fondos en Virginia para el exgobernador Terry McAuliffe en septiembre antes de las elecciones para gobernador, preguntó por qué la habían puesto en una situación que iba en contra del buen modelo de los protocolos de covid-19 que ha estado tratando seguir. Esto, mientras miraba a una multitud considerable reunida en el patio trasero de una mini mansión, en gran parte sin máscaras, sumergiéndose en un buffet de comida india.
Ella no es la única que se ha dado cuenta de que la operación se ha quedado corta. Cuando apareció en un evento en el Bronx en octubre para promover la agenda de Build Back Better de la administración, sus partidarios de toda la vida se quejaron de que no solo varios políticos y donantes quedaron fuera de la lista de invitados, sino que ni siquiera había estado haciendo llamadas para confirmar y realizar el mantenimiento político básico que muchos esperan. En lugar de sentirse conectados con Harris en su histórico primer año en el cargo, se sienten aislados.
‘La administración debería usarla más’
La versión de Harris que podría estar en público, la que recuerda sus momentos más carismáticos en la campaña electoral, estuvo en el escenario del Carnegie Hall el mes pasado. Harris estuvo en Nueva York para el 30 aniversario del grupo de derechos civiles de la Red de Acción Nacional del Rev. Al Sharpton.
A diferencia del enfoque controlado y ultra suave que a menudo ha adoptado en público, Harris se soltó, especialmente en la lucha por los derechos de voto. Ella destrozó a los gobernadores republicanos Greg Abbott de Texas y Ron DeSantis de Florida por “deshacer el legado de nuestros héroes”. Las nuevas leyes de votación estatales en esas y otras, acusó, eran “una extensión de la Gran Mentira”, diciendo: “Bueno, aquí está la verdad: no hubo un fraude desenfrenado. La gente votó y los resultados se certificaron estado tras estado y se reafirmaron por corte tras corte. La Gran Mentira no es otra cosa que una mentira”.
Ella estaba enérgica y atractiva, y la multitud estaba de pie aplaudiendo. Mientras le presentaba a Sharpton un pastel de cumpleaños y bailaba suavemente con la música que sonaba por los parlantes mientras él se preparaba para cortarlo, parecía, como rara vez lo ha hecho en eventos públicos por estos días, feliz y relajada.
“Una de sus mejores apariciones públicas”
A la tarde siguiente, Sharpton le dijo a CNN que había notado que el evento era una de sus “mejores apariciones públicas”. Harris se sintió como en casa, razonó, con una multitud comprometida con el derecho al voto y la reforma de la justicia penal. Son dos de los principales temas que han definido su carrera. “Eso la trajo a un espacio mental diferente”.
Sharpton dijo que le gustaría ver más de eso. Él y otros aliados ven las campañas de mitad de período del próximo año como la oportunidad perfecta para que ella brille y tal vez recupere parte de su posición con la base, si se le permite y puede hacerlo.
“La administración debería usarla más como la cara en la lucha por el derecho al voto. Siendo negra y mujer, ella es literalmente la manifestación física de por qué necesitamos proteger el derecho al voto”, dijo Sharpton.
Sharpton dijo que asumió que Harris había pasado el año tratando de seguir el liderazgo más restringido de la Casa Blanca sobre cómo abordar todos los problemas. Esto, dado que Biden ha evitado en gran medida la política y los donantes, o incluso gran parte de un caso público agresivo para su propia agenda.
“Ella hizo lo que hacen los vicepresidentes”
“El tono de la administración ha sido de alcance, bipartidismo. Ella, como vicepresidenta, no quiere adelantarse a la administración”, dijo Sharpton. “Ella hizo lo que hacen los vicepresidentes”.
Pero ahora, añadió, “todo el tono de la administración tiene que cambiar”.
Donna Brazile, una de varias mujeres negras prominentes que instaron a los asesores de Biden a poner a Harris en el boleto, estuvo de acuerdo en que es hora de reorganizarse después del difícil primer año.
Brazile quiere ver a la vicepresidenta en la carretera casi constantemente. “Mantener el Air Force 2 lleno de gasolina y listo para funcionar”, bromeó. Ya sea hablando de reemplazar las tuberías de plomo en Flint, Michigan, o expandir la banda ancha en las zonas rurales de Estados Unidos o concentrarse sobre la mejora de las escuelas en los suburbios.
“Es una mensajera maravillosa. Pero tiene que ser clara, concisa y coherente”, dijo Brazile, que sigue siendo una asesora externa frecuente de Harris. “No la conviertas en una criatura del cinturón de Washington. Déjala salir”.
Priscilla Alvarez contribuyó a esta historia.