(CNN) – Los movimientos del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en las próximas horas decidirán la gravedad de la crisis para Ucrania, pero también determinarán un impacto potencialmente enorme para los estadounidenses y en un mundo ya profundamente inestable.
Si Putin lanza una invasión a gran escala en toda Ucrania o si decide limitar su incursión al envío de tropas a las dos regiones prorrusas en el este que reconoció como independientes, eso dictará la severidad de las sanciones que Estados Unidos y sus aliados impongan. Las cuales, dicen, serán las más duras que jamás se hayan impuesto a Moscú.
La cuestión de si Putin tiene ambiciones más allá del este de Ucrania también crea implicaciones extensas. Su alarmante discurso de este lunes, en el que arremetió contra la OTAN por irrespeta y amenazar a Rusia desde la caída de la Unión Soviética, podría sumir a Washington y a Moscú de nuevo en una confrontación al estilo de la Guerra Fría, tras 30 años de relativa calma en Europa. Y los desarrollos de las próximas horas y días tendrán enormes consecuencias para los estadounidenses. Una invasión rusa al resto de Ucrania aumentará los precios de la gasolina y la inflación, que ya han golpeado las billeteras de los estadounidenses. También supondría otro golpe contra la credibilidad del presidente Joe Biden y representaría un reto insuperable a los demócratas, que ya corren el riesgo de sufrir enormes pérdidas en este año de elecciones intermedias.
Los presagios son muy, muy oscuros.
Con una firma, Putin cortó este lunes dos trozos más de una nación independiente y soberana para añadirlos a su toma de Crimea en 2014. Moscú dijo que enviaría lo que llamó “fuerzas de paz” a las regiones. A pesar de su eufemismo, los funcionarios estadounidenses temen que la fuerza pueda ser la vanguardia de movilización para la invasión total que han anticipado durante días.
Por muy malo que parezca este destello de geopolítica mafiosa, las cosas podrían ponerse mucho peor.
Si Putin se detuviera aquí, es posible que la crisis en Ucrania pudiera contenerse. E incluso dar al presidente ruso una oportunidad para desescalar la situación y desistir de una invasión total al país tras adjudicarse nuevos territorios en su intento por evitar que Ucrania se acerque a Occidente. Un retroceso de este tipo ––quizás diseñado para dividir a Estados Unidos de los aliados menos beligerantes–– podría evitar una crisis global más amplia. En Estados Unidos, este escenario provisional también podría evitar a sus ciudadanos un nuevo y perjudicial aumento de los precios de la gasolina y de la inflación. Y le permitiría a Biden librarse de otro golpe a su credibilidad en un año difícil de elecciones intermedias.
Sin embargo, la evidencia de la furiosa retórica del propio Putin este lunes, la presencia de hasta 190.000 soldados rusos en las fronteras de Ucrania y la mayoría de las evaluaciones de los líderes estadounidenses y los funcionarios de inteligencia sugieren que las esperanzas de un conflicto limitado son apenas ilusiones.
En su discurso desde el Kremlin, Putin dejó claro que ve a Ucrania como un territorio indistinguible de Rusia y no como una entidad independiente, un argumento que difícilmente sugiere moderación. De hecho, su discurso pareció una justificación para una apuesta mucho mayor que una incursión limitada en el este del país.
Se refirió a Ucrania como “una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual”. Y se refirió a los camaradas, familiares y personas “conectadas con nosotros por la sangre”.
“La Ucrania moderna fue creada enteramente por Rusia”, añadió.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la noche de este lunes, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, afirmó que la designación que hizo Rusia de las tropas que enviaría al este de Ucrania como “fuerzas de paz” era un “sinsentido”. Dijo que la fuerza era un “intento por crear un pretexto para una nueva invasión de Ucrania”.
Un discurso que puso en vilo a los ucranianos
La visión propagandística de Putin sobre la historia no supuso una declaración de invasión ni un intento de reunir a Ucrania con la Madre Patria. Pero sería fácil leerlo como un esfuerzo por preparar al pueblo ruso para la guerra. Seguramente también auguraba un intento a largo plazo para dominar y desestabilizar una democracia que incluye un gran número de ciudadanos que anhelan entrar en la OTAN y la Unión Europea.
La frase más escalofriante de Putin fue la que pareció sentar las bases para tratar cualquier ataque a las fuerzas rusas que debían entrar en el este de Ucrania como un pretexto para un conflicto más amplio. El cual, según Estados Unidos, podría llevar a la muerte de miles de civiles y desencadenar flujos de refugiados.
“A quienes tomaron y mantienen el poder en Kyiv, les exigimos un cese inmediato de las hostilidades”, dijo Putin sobre un gobierno que, a diferencia de él, fue elegido en unas elecciones libres y justas. “De lo contrario, toda la responsabilidad por la posible continuación del derramamiento de sangre recaerá enteramente en la conciencia del régimen que gobierna en el territorio de Ucrania”.
De forma igualmente ominosa, múltiples funcionarios estadounidenses declararon a CNN que interpretaban el movimiento de Putin sobre las dos regiones del este de Ucrania, que se autodenominan República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk (RPD y RPL), como parte de una marcha constante hacia una invasión más amplia de Ucrania.
“Esto es política Potemkin”, dijo un alto funcionario de la administración a los periodistas el lunes. “El presidente Putin está acelerando el propio conflicto que ha creado”.
Tan pronto como Putin hizo su anuncio, Biden consultó con los líderes de Francia y Alemania, y rápidamente anunció un paquete de sanciones comerciales y financieras contra las dos regiones prorrusas. Pero no desplegó inmediatamente la devastadora serie de medidas contra la economía rusa que ha prometido en caso de invasión a Ucrania. El asesor adjunto de Seguridad Nacional de EE.UU., Jon Finer, anticipó a Brianna Keilar de CNN en “New Day” este martes que las sanciones adicionales iban a llegar como parte de una “respuesta rápida y severa” a las acciones de Moscú. Horas después, Biden reveló una serie de medidas contra Rusia.
Biden se metió en algunos problemas políticos el mes pasado cuando sugirió que una “incursión menor” en Ucrania no desencadenaría toda la fuerza de las sanciones más fuertes jamás impuestas a Moscú. Sin quererlo, dijo la verdad sobre las divisiones que había entonces entre los aliados estadounidenses y europeos acerca del momento exacto en que se activarían las sanciones completas.
Biden aclaró posteriormente su comentario, diciendo que las sanciones se activarían si “cualquier unidad rusa reunida” cruzaba la frontera de Ucrania.
Pero, de nuevo este lunes, los funcionarios de la administración parecieron hacer una distinción entre el este de Ucrania y el resto del país. “Ha habido fuerzas rusas presentes en estas áreas” desde 2014, dijo un alto funcionario a los periodistas.
“Así que vamos a mirar muy de cerca lo que hacen en las próximas horas y días y nuestra respuesta será medida, de acuerdo, de nuevo, con sus acciones”, dijo el funcionario.
No quedó claro si la posición del gobierno se debía a problemas de coordinación con los aliados sobre las sanciones o si buscaban preservar un último punto de influencia potencial con Putin. En cualquier caso, el líder ruso se burló de la idea de las sanciones en su discurso.
Es prudente que Estados Unidos castigue realmente a Rusia por lo que hace y no por lo que dice Putin. Pero la semántica sobre lo que constituye una invasión corre el riesgo de disminuir la acción que el presidente ruso ejecutó el lunes. Es bien sabido que lo que Rusia ha descrito como rebeldes pro-Moscú en el este de Ucrania fueron entrenados por Rusia y recibieron sus órdenes de Moscú. En efecto, Putin se apoderó de un trozo de otro país, sin dar a ese Estado la posibilidad de decidir su destino. Se trata de la clásica autocracia expansionista que utiliza justificaciones étnicas y falsas afirmaciones de que los rusos están siendo perseguidos y son objeto de un genocidio, un manual de estrategias sorprendentemente familiar desde el horror de la década de 1930.
De todos modos, la cuestión de lo que constituye una invasión a Ucrania puede ser pronto discutible. Estados Unidos ha anticipado con precisión las acciones de Putin en los últimos días que incluye movimientos en el este de Ucrania. Y puede que vuelva a acertar.
Presión en el Capitolio de Estados Unidos
El gobierno de Biden, que en gran medida ha logrado construir un frente unido en la OTAN contra Putin durante las últimas semanas, ya enfrenta las demandas del Capitolio para una respuesta más rápida y más estricta a la toma de tierras, incluso de parte de algunos demócratas.
El representante demócrata Gerry Connolly, de Virginia, dijo a Wolf Blitzer, de CNN, que Estados Unidos tenía que clavar una bandera y definir correctamente el envío pendiente de “fuerzas de paz” al este de Ucrania.
“Eso es una invasión en cualquier sentido de la imaginación”, dijo. Y añadió que las sanciones más consecuentes jamás impuestas a Moscú deben seguir inmediatamente.
Dos destacados legisladores republicanos arremetieron contra la administración de Biden.
“Como hemos dicho durante meses, establecer la causa de sanciones significativas como el momento en que los tanques rusos crucen la frontera de Ucrania fue un error peligroso”, dijeron el representante Michael McCaul de Texas, el principal republicano en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, y el representante Mike Rogers de Alabama, el principal republicano en la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.
“Debemos imponer inmediatamente costos reales por este flagrante acto de agresión y la flagrante violación de la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Desgraciadamente, las sanciones previstas por la Casa Blanca hasta ahora son la definición de la impotencia”, escribieron los dos republicanos.
Funcionarios estadounidenses dijeron a última hora del lunes que esperaban que las tropas rusas empezaran a entrar en el este de Ucrania y en las dos regiones rebeldes en cuestión de horas.
El mundo pronto descubrirá si la amarga furia de Putin este lunes fue la precursora de una conflagración más amplia que pondría fin a la era posterior a la Guerra Fría y daría paso a una nueva época de tensión en Europa.
Esa realidad exigiría un enorme replanteamiento de la seguridad transatlántica. Incluido el probable envío de miles de tropas estadounidenses de vuelta a las bases que abandonaron en la década de 1990 y principios de 2000. Estos despliegues también complicarían el deseo de Washington de pivotar su poderío militar hacia Asia para librar un nuevo conflicto al estilo de la Guerra Fría contra una superpotencia en ascenso, China.
Una lucha geopolítica prolongada con Rusia también obligaría a los responsables políticos estadounidenses y europeos a considerar hasta dónde podría llegar Putin en su esfuerzo por reescribir las fronteras de Europa.
“Lo que me preocupa es lo que ocurra después de Ucrania”, dijo el exdirector de Inteligencia Nacional James Clapper en CNN este lunes. “Tenemos una verdadera crisis en nuestras manos”.
El argumento de Putin, por ejemplo, de que los ucranianos son hermanos de sangre de los rusos es especialmente preocupante, ya que podría aplicarse a otros países que incluyen un gran número de personas de etnia rusa, incluidos los estados bálticos, Letonia, Lituania y Estonia, que anteriormente estaban bajo el dominio soviético. Cualquier intento de Putin de extender su principio allí podría ser enormemente peligroso, pues todos están ahora en la OTAN y se benefician de la garantía de autodefensa mutua de la alianza.
Los próximos días mostrarán hasta qué punto Putin está dispuesto a actuar de acuerdo con sus palabras y empezará a responder a la pregunta de Clapper. Las pruebas hasta ahora parecen ominosas.