(CNN) – Cinco días después de la brutal invasión rusa a Ucrania, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y su valiente nación ya han hecho más para transformar la política de Occidente hacia Rusia que 30 años de cumbres posteriores a la Guerra Fría, reinicios de políticas y enfrentamientos con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El desafío del líder ucraniano ha inspirado y avergonzado a Estados Unidos y la Unión Europea para que vayan mucho más lejos –y mucho más rápido– para convertir a Rusia en un estado paria de lo que parecían estar preparados. Al prometer armas y municiones a Zelensky, de 44 años, Occidente parece estar cada vez más involucrado en una posible guerra de poder con Moscú por Ucrania, a pesar de que no es un miembro de la OTAN que se beneficia de los acuerdos directos de defensa mutua del bloque.
Después de insistir la semana pasada en que las sanciones se graduarían en una curva ascendente según el comportamiento de Rusia, Washington y sus aliados ahora se han apresurado a sancionar personalmente a Putin y han expulsado a los principales bancos rusos de la vital red financiera mundial SWIFT. En el cambio más extraordinario, Alemania, bajo el nuevo canciller Olaf Scholz, se ha comprometido a exceder los objetivos de la OTAN para el gasto de defensa y ha superado su reticencia a enviar armas a las zonas de guerra al prometer armamento a los ucranianos que luchan contra las tropas rusas. Alemania también detuvo el gasoducto Nord Stream 2 que lleva gas ruso de vital necesidad a Europa occidental. En otro momento sorprendente, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, un protegido de Putin, se puso del lado de otros líderes de la Unión Europea contra los rusos. Otro autócrata, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que tenía fuertes lazos con Putin, invocó una convención de la década de 1930 que podría complicar las operaciones navales de Rusia en el Mar Negro.
Y Gran Bretaña, después de mucho tiempo de hacer la vista gorda ante la riqueza de los oligarcas blanqueada a través de propiedades ostentosas en Londres, declaró tardíamente, en palabras del primer ministro Boris Johnson, que “no hay lugar para el dinero sucio en el Reino Unido”. Incluso el expresidente Donald Trump, que pasó la semana pasada adulando el “genio” de Putin mientras se desarrollaba la invasión, se sintió obligado el sábado a honrar la valentía de Zelensky, a quien una vez trató de extorsionar utilizando la ayuda estadounidense en una llamada telefónica que condujo a su primer juicio político.
El heroísmo del presidente ucraniano también ha conmovido a personas de todo el mundo y ha desencadenado un torrente de pequeños gestos de apoyo. Los jefes de la Fórmula Uno y del fútbol europeo han despojado a Rusia de eventos destacados. Las actuaciones del ballet ruso han sido canceladas en el Reino Unido. Y algunos estados de EE.UU. retirarán el vodka de fabricación rusa de los estantes.
El llamado emocional de Zelensky
El endurecimiento significativo del frente global contra Rusia durante el fin de semana siguió a los pedidos de ayuda cada vez más fervientes de Zelensky. Los líderes europeos informaron que en una llamada con ellos la semana pasada, había dicho que no sabía cuánto tiempo le quedaba a él o a su país.
Pocos extraños esperaban que Zelensky, un ex actor cómico que, para frustración de los funcionarios estadounidenses, ignoró o minimizó las advertencias estadounidenses de una invasión inminente durante semanas, se transformaría en un líder a la altura de este momento en la historia de su país. Su desdén cambió unos días antes de la invasión cuando hizo pedidos de ayuda cada vez más desgarradores. Su reticencia anterior puede haber dejado a muchos de sus compatriotas sin preparación para la agonía que estaba a punto de desarrollarse.
Aún así, bajo las circunstancias más extremas, Zelensky está mostrando irónicamente los mismos valores, incluida una defensa incondicional de la democracia, que calificarían a Ucrania para ser miembro tanto de la Unión Europea como de la OTAN, un camino que Putin trató de cerrar con su invasión.
“Son uno de nosotros y los queremos”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una entrevista con Euronews el domingo, refiriéndose a Ucrania.
Zelensky no solo está creando una leyenda histórica para sí mismo, al enfrentarse a la tiranía de una manera que lo ubica junto a famosos disidentes de la Guerra Fría como el líder de Solidaridad en polonia Lech Walesa e Imre Nagy, el líder ejecutado del levantamiento húngaro de 1956 contra el Pacto de Varsovia. Está ofreciendo el tipo de liderazgo inspirador que a menudo ha faltado durante una pandemia en la que algunos líderes pusieron sus objetivos políticos por encima del bien público y se negaron a seguir las reglas de salud pública que impusieron a su gente. A diferencia del expresidente afgano Ashraf Ghani, que huyó de Kabul cuando los talibanes atacaron la capital el verano pasado, Zelensky está decidido a quedarse y luchar, y posiblemente a morir con su pueblo.
Se ha convertido en uno de los líderes más raros, sinónimo del estado de ánimo y el carácter de su pueblo en un momento crucial de la historia, mientras los animaba a realizar esfuerzos nacionales cada vez mayores, como el primer ministro británico Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial o George Washington durante y después de la Guerra de Independencia de EE.UU.
En lo que ya se ha convertido en un comentario icónico, Zelensky rechazó las ofertas estadounidenses de una salida a la seguridad y le dijo a EE.UU., según la embajada de su país en Gran Bretaña: “La lucha está aquí. Necesito municiones. No un aventón”.
En otro mensaje conmovedor el domingo, el presidente ucraniano advirtió al resto del mundo que, aunque él y su país estaban en la línea de fuego, él estaba librando una lucha en nombre de la democracia y la libertad en todo el mundo.
“Los ucranianos han manifestado el coraje de defender su patria y salvar a Europa y sus valores de una embestida rusa”, dijo.
“Esto no es solo la invasión de Rusia a Ucrania. Este es el comienzo de una guerra contra Europa, contra las estructuras europeas, contra la democracia, contra los derechos humanos básicos, contra un orden global de leyes, reglas y coexistencia pacífica”.
Un giro alarmante en la crisis
Los comentarios de Zelensky se produjeron cuando la crisis de Ucrania tomó un giro aún más alarmante.
Putin, arremetiendo contra los líderes de la OTAN, puso a las fuerzas de disuasión de Rusia, incluidas las armas nucleares, en alerta máxima. La medida puede haber sido diseñada para asustar a Occidente, pero también aumentó los temores de una escalada a niveles verdaderamente alarmantes.
La retórica nuclear de Putin se produjo cuando parecía cada vez más aislado, con sus fuerzas atascadas en las carreteras a Kyiv y escenas de convoyes incendiados que insinuaban la fuerza de la resistencia ucraniana.
Nunca ha habido una mayor necesidad de que Putin cuente con algún tipo de salida diplomática de la crisis. Pero ni los líderes occidentales ni los ucranianos tienen grandes esperanzas en las conversaciones previstas para el lunes entre funcionarios de Kyiv y Moscú en la frontera con Belarús.
Y la esperada caída el lunes de la moneda rusa, el rublo, como consecuencia de las sanciones internacionales podría aumentar aún más la presión política sobre Putin y empeorar su estado de ánimo volátil.
Mal presagio
La invasión rusa de Ucrania es, más que nada, el resultado de la obsesión de un hombre con la caída de la Unión Soviética, la forma del mundo posterior a la Guerra Fría y la falta de respeto percibida por las pretensiones de Rusia como una gran potencia. Pero si Putin inició la crisis, es el comportamiento de Zelensky lo que ha impulsado la respuesta del resto del mundo, a menudo utilizando con éxito las redes sociales, lo que ha hecho que la maquinaria de propaganda rusa parezca desprevenida.
Pero es necesario preguntarse si la respuesta llega demasiado tarde para Ucrania.
Una columna rusa de 3 millas (casi 5 kilómetros) de largo fue vista en imágenes satelitales en camino a Kyiv el domingo, alimentando el temor sobre un posible asalto a la capital que pondría a los civiles en la línea de fuego directa y aumentaría el ya alto número de muertos civiles, que las autoridades locales establecieron en 352 el domingo. Los líderes occidentales dicen que tomará tiempo para que las sanciones comiencen a infligir dolor a Putin, a los oligarcas que lo apoyan y al pueblo ruso. Pero a Ucrania le pueden quedar días, no semanas, como nación independiente.
La supervivencia del presidente ucraniano también está cobrando más importancia para el resto del mundo. El duro trabajo al que se han enfrentado las fuerzas rusas subraya la dificultad que Rusia tendría para subyugar a una nación del tamaño de Francia bajo la ocupación. Una Ucrania dividida y una insurgencia a gran escala serían mucho más efectivas con Zelensky como figura principal. Su nueva influencia en las capitales globales y su capacidad para movilizar la presión política sobre los líderes extranjeros podría ser invaluable para la causa ucraniana, razón por la cual una eventual huida de Kyiv podría ser esencial para las esperanzas de liberación de su país.
Pero Zelensky y miles de sus compatriotas ucranianos saben que pueden estar viviendo en tiempo prestado. Putin parece estar arrinconado, lo que hace que sea aún más urgente para él poner fin al conflicto de manera rápida y decisiva. El líder ruso, que ha desacreditado falsamente a Zelensky y sus compatriotas como nazis, tiene un historial de respuestas de tierra arrasada que prestan poca atención a las pérdidas civiles. La destrucción total de la capital chechena, Grozny, por parte de Rusia, en su despiadado esfuerzo por aplastar a los separatistas, puede traer algunos presagios aterradores para Kyiv en los próximos días.
Y el extraordinario éxito de Zelensky hasta ahora solo lo convierte en un objetivo más valioso para Rusia. Moscú puede razonar que si lo capturan o lo matan, la moral y la resistencia ucranianas podrían colapsar.
La evidencia de los últimos días, sin embargo, hace que sea una propuesta cuestionable.