(CNN) – El 20 de febrero, Emmanuel Macron mantuvo una llamada telefónica con Vladimir Putin. Poco después de que terminara, el presidente de Francia anunció que negociaría una cumbre entre su homólogo ruso y el presidente Joe Biden, con la condición de que Rusia no invadiera Ucrania.
Al día siguiente, Putin declaró independientes dos regiones de Ucrania y al final de la semana había enviado tropas al país.
Desde que comenzó la crisis, Macron ha asumido el papel de estadista de Europa, dispuesto a hablar cara a cara y por teléfono en múltiples ocasiones con Putin de una manera que otros líderes mundiales no estarían dispuestos o, según los partidarios de Macron, serían incapaces de hacer.
Los críticos podrían argumentar que la indulgencia de Macron legitima a un hombre al que Biden ha descrito como un criminal de guerra, pero sus aliados dicen que, como mínimo, mantener la línea abierta con Moscú elimina cualquier reclamación que Putin pudiera hacer de que había quedado aislado y no tenía otra alternativa diplomática que la invasión.
No es ni mucho menos la primera vez que Macron desempeña el papel de líder espiritual de Europa. Tomó la delantera en el trato con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump durante algunos de los momentos más difíciles de su mandato. También fijó muchas de las líneas rojas de la Unión Europea durante las negociaciones del Brexit con el Reino Unido. Ha sido el anfitrión de las conversaciones en París de los grupos rivales en Libia para acoger un alto el fuego. Y durante los primeros días de la pandemia del covid-19, intentó mediar en una tregua mundial.
Macron es un hombre que se ve a sí mismo y a Francia como una fuerza del bien en la escena mundial. Y aunque sus intervenciones a menudo no están a la altura de las expectativas —Trump se retiró del acuerdo nuclear con Irán y del acuerdo climático de París; Putin invadió Ucrania—, la personalidad de estadista funciona bien con el público nacional francés. Todo ello ayuda a Macron en su lucha por la reelección este mes.
La guerra ha ensombrecido la campaña de las elecciones presidenciales francesas, cuya primera vuelta tendrá lugar este domingo 10 de abril. La oponente más probable de Macron en la segunda vuelta, la ultraderechista Marine Le Pen, ha tenido que hacer frente a sus vínculos pasados con Rusia, que incluyen el apoyo financiero de bancos rusos.
Si Macron consigue un segundo mandato, es probable que quiera continuar e ir más allá en su papel de guía político y moral de Europa.
En el pasado, no ha sido tímido al hablar de su gran visión del futuro de la Unión Europea y de cómo ve a Francia en el centro del proyecto.
Cuando se dirigió al público en su mitin de victoria tras ganar las elecciones el 7 de mayo de 2017, Macron prometió no solo dirigir Francia, sino también proporcionar un liderazgo estable a todo el continente en un momento de incertidumbre.
Macron: Defender a Europa
Tras llegar al mitin acompañado por la melodía de la “Oda a la alegría” de Beethoven, el himno de la UE, Macron dijo a la multitud que “defenderá a Europa”.
“Está en juego nuestra civilización, nuestra forma de vivir, de ser libres, de promover nuestros valores, nuestras empresas comunes y nuestras esperanzas”, dijo Macron.
Entonces, la mayor amenaza para Europa era el Brexit. Los aspectos prácticos, las implicaciones y las consecuencias de la salida de un Estado miembro de la UE no se conocían del todo, y aunque la UE se mantuvo unida durante todo el proceso, las negociaciones que implicaban la salida de Gran Bretaña del bloque prácticamente paralizarían los negocios de Bruselas durante la mayor parte de cuatro años. Macron, sin embargo, vio la oportunidad de revitalizar y fortalecer la UE sin el Reino Unido.
En septiembre de 2017, con su presidencia aún en pañales, Macron pronunció un discurso en el que expuso su visión de una “Europa soberana.” Macron quería reformar y reconstruir el bloque de forma que la UE estuviera más unida que nunca, incluyendo tener una fuerza de intervención y un presupuesto de defensa conjuntos, así como los medios “para controlar eficazmente nuestras fronteras” y utilizar los incentivos económicos para “acercar nuestros modelos sociales y fiscales”.
No todos estuvieron de acuerdo con él. Sophie Pedder, jefa de la oficina de París de The Economist y autora de “Revolution Française: Emmanuel Macron and the Quest to Reinvent a Nation”, dijo que en ese momento se sintió como si Macron estuviera “llamando al vacío”, mientras el resto de Europa luchaba por entender la gran visión del presidente de Francia.
“Macron hizo este complicado alegato a favor de la soberanía europea y hubo silencio por parte de Alemania, que acababa de celebrar elecciones y no estaba claro cómo sería el gobierno resultante”, dijo Pedder a CNN.
Desde entonces, el presidente de Francia ha luchado por construir un consenso en torno a su visión reimaginada de Europa, según dijo a CNN Gerard Araud, que fue embajador de Macron en Estados Unidos de 2017 a 2019.
“Cada país de la UE tiene una visión de lo que debería ser Europa, y en la mayoría de los casos es una proyección de su propio estado. Para los alemanes, es un centro más administrativo en un sistema federal. Para Francia, es un estado centralizado con una bandera y un ejército”, dijo.
En varios momentos de los últimos cinco años, varios diplomáticos y funcionarios de la UE han hablado de una amplia frustración por el pensamiento único de Macron. A veces irritó a otros Estados miembros con su línea dura sobre el Brexit y molestó a los Estados miembros más preocupados por la seguridad al hablar de la “muerte cerebral” de la OTAN y pedir un ejército europeo. Esto desanimó a otros Estados miembros y dejó que muchas de sus peticiones de una Europa más centralizada cayeran en saco roto.
Philippe Marlière, profesor de política francesa y europea en el University College de Londres, explicó a CNN que “quería una gran reforma, pero se encontró aislado”.
“Una combinación de su presión excesiva, el Brexit que lo atasca todo y las primeras etapas de la pandemia que ponen a todos los gobiernos en modo de crisis, las condiciones políticas no estaban ahí para que Macron construyera una coalición en torno a su gran visión”, añadió Marlière.
Macron, favorito pero con un nuevo desafío
Pero mientras las encuestas muestran que Macron es el favorito para asegurarse otros cinco años en el poder, Europa necesita aún más orientación que en 2017. La guerra en Ucrania ha cambiado fundamentalmente las actitudes europeas respecto al gasto en seguridad y ha subrayado la excesiva dependencia de Europa de la energía rusa.
También ha recordado a quienes se oponen a Putin —tanto dentro como fuera de la UE— la importancia de permanecer unidos frente a un adversario. Para que esa unidad y ese enfoque se mantengan, Europa necesita a alguien que esté dispuesto a proporcionar ese liderazgo político y a llevar a otros con él.
En teoría, el presidente de Francia debería estar bien situado para asumir esta tarea. La cuestión es: ¿Tiene los atributos personales y políticos para convencer a los aliados de que le sigan?
Pedder señala que, aunque Macron no haya conseguido la gran reforma que pretendía, sí ha acercado a los socios de la UE al tipo de Europa que él quiere en ciertos temas.
“Si se considera en su conjunto, la respuesta de Europa a la pandemia ha experimentado algunos cambios extraordinarios en la forma en que la unión está dispuesta a operar. Consiguió que Alemania y los Estados frugales se sumaran a un plan común de recuperación y endeudamiento al acordar garantizar conjuntamente la deuda de los demás”, dijo.
Tras la invasión de Ucrania, Pedder también destacó el drástico aumento del gasto en defensa en toda la UE, incluso por parte de Alemania. “Otros se están acercando a la visión de Macron sobre Europa. Puede que no haya conseguido las reformas sólidas que quería, pero tonalmente, creo que se sorprendería de lo lejos que han llegado las cosas desde 2017”.
En teoría, se dan las condiciones para que Macron construya sobre los cimientos de la pandemia y la guerra. Sin embargo, para ello debe superar obstáculos que podrían haber sido hechos a medida para frustrarlo.
Europa vuelve a pensar seriamente en la defensa, uno de los temas favoritos de Macron. Pero lo está haciendo a través de la OTAN.
“La OTAN ha vuelto. No habrá un reemplazo europeo y cualquier estrategia de defensa común de la UE tendrá que coordinarse con la OTAN”, dijo Araud. “Simplemente ya no hay espacio para algo nuevo, que Macron pensaba que habría en 2017”.
Macron y Putin
Y Macron está mejor situado que muchos aliados occidentales para hablar con Putin. Francia, aunque es miembro de la OTAN, ha favorecido durante mucho tiempo una política exterior más autónoma, intentando a menudo desempeñar el papel de intermediario entre Europa y otros líderes mundiales.
Durante los años de Trump, Macron pareció abrazar al presidente de EE.UU. con la esperanza de poder persuadirlo contra la retirada tanto del tratado climático de París como del acuerdo nuclear con Irán, asumiendo el papel de figura de sentido común. Se quedó con las manos vacías en ambas cuestiones.
Sin embargo, en lo que respecta a Ucrania, podría encontrarse con las críticas de los aliados occidentales y luchar por ganarse la confianza de sus vecinos europeos.
“¿Tendrá credibilidad si Putin es juzgado por crímenes de guerra? No ha sido la voz más vocal o crítica en Occidente e históricamente ha querido una relación híbrida con Rusia”, dijo Marlière, que también señaló que Macron ha sido “conservador sobre qué armas enviar a Ucrania” y que las empresas francesas “se han quedado en Rusia, presumiblemente con algún tipo de apoyo gubernamental.”
Y si Europa quiere avanzar en cuestiones como la agenda verde, la reducción de la dependencia del gas ruso y unas cadenas de suministro más seguras, la cruda realidad es que la relación entre el Reino Unido y la UE necesita una reparación urgente.
Pocos ven a Macron como la persona que puede hacerlo, ya que ha sido el líder de la UE que más se ha manifestado en contra del Brexit. Y a pesar de tener un trato cordial con Boris Johnson en persona, los diplomáticos que trabajaron a lo largo de las negociaciones del Brexit dicen que ambos son inquietantemente parecidos: extremadamente competitivos, se preocupan más por la victoria personal sobre el otro que por el compromiso y, a veces, son imprudentes.
En otras palabras, casi siempre están en curso de colisión.
Marie Toussaint, diputada francesa de los Verdes en el Parlamento Europeo, cree que Macron carece de las habilidades políticas o diplomáticas para navegar por los desafíos que se avecinan.
“Ucrania ha hecho más acuciante la cuestión fundamental de qué será Europa en el futuro. ¿Queremos el statu quo? ¿Queremos ser solo —o hasta qué punto— una potencia militar unida? ¿Queremos ser verdaderamente federalistas? Basándome en su fracaso a la hora de implementar una transición ecológica adecuada en Francia, no creo que Macron tenga la respuesta a ninguna de estas grandes preguntas europeas”.
Pero sus partidarios replican que Macron ha cambiado la conversación lo suficiente como para estar perfectamente posicionado para liderar a Europa en su próxima fase.
Marie-Pierre Vedrenne, eurodiputada francesa, afirma que “la soberanía europea fue el compromiso de Emmanuel Macron en 2017. Nos consideraban solos y tontos. Ahora, es un objetivo compartido por todos los europeos y estamos trabajando concretamente en ello”, y añade que las crisis de Covid y Ucrania “han dado un nuevo impulso a la integración de la UE, recordándonos la necesidad de construir una Europa más soberana, democrática y unida”.
Las dos últimas décadas han sido muy duras para Europa. Desde la crisis financiera hasta el Brexit y luego la pandemia, tanto los países de la UE como los que no lo son tomaron decisiones para colaborar más estrechamente con países como China y Rusia, rebajaron su propia seguridad asumiendo la manta de la OTAN de EE.UU. y discutieron sobre la migración hasta el punto de que los opositores pudieron convertir en arma la cuestión de los refugiados. En otras palabras, Europa se hizo vulnerable.
La tragedia que se está desarrollando en Ucrania ha arrastrado a los europeos —y a sus socios occidentales— al mismo lugar por primera vez en años. Al igual que la crisis del Brexit coincidió con la primera victoria electoral de Macron, el hecho de que Ucrania se produzca durante su segunda campaña no es más que una casualidad.
Pero para un hombre al que le gusta hablar del destino de Europa y que, para bien o para mal, se ve a sí mismo y a su país como el corazón palpitante de Europa, la crisis —una vez más— podría haber creado la oportunidad perfecta para que Macron asuma este papel fundamental.