Nueva York (CNN Business) – Las señales de advertencia de una recesión están destellando en todo el mundo.

Wall Street está inquieto. Los bancos centrales están incrementando las tasas de interés para intentar contener la inflación. Y la agitación geopolítica está exacerbando las dificultades de la cadena de suministro que comenzaron en 2020.

Los economistas del Deutsche Bank lo advirtieron el mes pasado: “nos enfrentaremos a una recesión mayor”, apostando por una posición bajista junto a Wall Street. Bank of America, con una postura desalentadora pero menos nefasta, dijo que el sentimiento en los mercados financieros es “recesionista”. Goldman Sachs está dentro de los más optimistas, pero no precisamente alegre: el peleado mercado laboral ha “incrementado significativamente el riesgo de una recesión”, dijo recientemente.

Mientras tanto, Bank of England advirtió este jueves sobre la posibilidad de una inflación de dos dígitos y una posible recesión a medida que incrementó su tasa de interés clave en un cuarto de punto porcentual. La economía de China, la segunda economía más grande del mundo, se está atascando y amenaza con minar el crecimiento mundial. Y la guerra de Rusia en Ucrania está haciendo explotar los precios de alimentos y energéticos en la Unión Europea y el resto del mundo.

Si podemos guiarnos por la historia, la reciente subida de la inflación sugiere que estamos cerca de una contracción de la economía. Con una excepción, cada recesión de la economía de Estados Unidos ha estado precedida por un incremento desmesurado de los precios, según Congressional Research Service.

Así que, ¿qué es exactamente una recesión y cuán preocupado debes estar? Hagamos un repaso.

¿Qué es una recesión?

En primer lugar, la definición de los libros de texto: una recesión es un periodo prolongado de declive económico, que comienza cuando la economía alcanza su punto máximo y termina cuando toca fondo.

Las recesiones suelen estar marcadas por la contracción de la economía en trimestres consecutivos, normalmente medida por el producto interior bruto (es decir, cuánto compramos y producimos colectivamente como sociedad).

Pero hay excepciones a esa regla, incluida la breve y extremadamente pronunciada recesión en la que entró Estados Unidos durante los primeros meses de la pandemia. Y esa denominación técnica no significa mucho para cualquiera que no sea economista (o político, alguien que está igual o más interesado en evitar la palabra “R” que cualquiera de Wall Street).

La realidad de una recesión es, en general, sombría desde el punto de vista económico: piensa en el aumento del desempleo, en un mercado de valores en declive y en el estancamiento o la reducción de los salarios. La gente suele frenar el gasto cuando comienza a permear el pesimismo, lo que da a las recesiones un componente psicológico que puede ser difícil de eliminar.

Por ejemplo, técnicamente, la Gran Recesión que comenzó en 2007 duró solo 18 meses, pero el impacto de la crisis pesó sobre los consumidores durante mucho más tiempo.

Los economistas llaman a este efecto persistente, especialmente en el mercado laboral, “histéresis”. La recesión de 2020 fue breve en sí misma, pero sus despidos masivos y las suspensiones de empleo, junto con un rápido cambio hacia el trabajo desde casa, echaron por tierra los supuestos anteriores sobre el valor y el significado del trabajo. En todo el mundo, la insatisfacción de los trabajadores con sus empleadores ha suscitado un movimiento para buscar algo mejor, un fenómeno conocido como la “Gran Renuncia”.

¿Qué causa una recesión?

Se podría pasar una carrera de economía investigando y debatiendo esta misma cuestión. Pero centrémonos en el riesgo más apremiante en estos momentos: la lucha de la Reserva Federal contra la inflación.

Una de las peculiaridades del sistema capitalista moderno en el que vivimos es que cuando la economía va demasiado fuerte, los funcionarios tienen que perjudicarla deliberadamente para evitar que se descarrile por completo. Eso es precisamente lo que la Reserva Federal está tratando de hacer ahora.

El miércoles, la Fed subió su tasa de interés clave en medio punto porcentual, el aumento más agresivo en 22 años.

Las tasas de interés son la principal herramienta de la Reserva Federal para controlar la inflación, que actualmente ronda el 8,5%, el nivel más alto desde principios de los años ochenta.

CNNE 1201888 - fed- nuevo aumento en las tasas de interes busca controlar la inflacion
Jerome Powell dice que la Fed anuncia aumento en tasas de interés para controlar la peor inflación que azota a EE.UU.
01:18 - Fuente: CNN

Pero predecir las expansiones y recesiones económicas es notoriamente difícil, y la Fed ha sido históricamente mala para ello. Al llegar tarde a la fiesta de “la economía está demasiado caliente”, el trabajo de la Fed para domarla se ha vuelto extremadamente delicado. El banco tiene que subir las tasas de interés lo suficiente como para aliviar la subida extrema de los precios. Si se excede, la demanda podría desplomarse y provocar una recesión. Si no hace lo suficiente, los precios pueden seguir subiendo, lo que también llevaría a una recesión.

El resultado ideal es lo que se conoce como “aterrizaje suave”, en el que los precios al consumo bajan y el crecimiento económico continúa a un ritmo constante.

¿Cómo prepararte para la recesión?

En primer lugar, no te dejes llevar por el pánico: aunque la recesión sea inevitable, no se sabe cuán grave será. Pero nunca está de más planificar para lo peor. Los asesores financieros afirman que puedes aislar tus finanzas de una recesión.

Consigue un nuevo empleo ahora: con una tasa de desempleo ultrabaja y muchas ofertas de trabajo, es un mercado para los que buscan empleo. Esto podría cambiar rápidamente en caso de recesión.

Aprovecha el auge de la vivienda: si estás indeciso sobre vender tu casa, ahora puede ser el momento. Los precios de la vivienda en Estados Unidos han subido casi un 20% de un año a otro, pero las tasas de interés hipotecario también están subiendo, lo que acabará frenando la demanda.

Reserva algo de dinero en efectivo: siempre es una buena idea tener activos líquidos: efectivo, fondos del mercado monetario, etc., para cubrir necesidades urgentes o emergencias inesperadas.

(Aquí tienes una lista más completa sobre cómo prepararte para una recesión).

Por último, un sabio consejo para cualquier mercado: no te dejes llevar por tus emociones. “Mantente comprometido y disciplinado”, dice la asesora financiera certificada Mari Adam. “La historia demuestra que lo que la gente, o incluso los expertos, piensan sobre el mercado suele estar equivocado. La mejor manera de alcanzar tus objetivos a largo plazo es seguir invirtiendo y mantener tu asignación”.

– Matt Egan y Jeanne Sahadi contribuyeron con este reportaje.