(CNN) – Verónica Cruz dice que ha estado recibiendo llamadas frenéticas de mujeres en Estados Unidos. Las clínicas de aborto han cancelado sus citas y están asustadas, dice.
“En cuanto salió la decisión de la Corte Suprema, se quedaron sin servicio. Hay mucha gente que nos llama llorando, muy desesperada”, dijo Cruz a CNN en una entrevista reciente. “Y la mayoría ni siquiera habla español”.
Cruz es la fundadora de Las Libres y lleva años luchando por el derecho al aborto en el estado mexicano de Guanajuato y en todo el país. Ahora su organización está ayudando a liderar una nueva batalla, atendiendo a las llamadas de un número creciente de mujeres en Estados Unidos que acuden a México en busca de ayuda.
Durante décadas, los defensores del derecho al aborto en México miraron a Estados Unidos como un ejemplo de lo que era posible. El fallo reciente de la Corte Suprema de Estados Unidos dejó a muchos de ellos atónitos, y decididos a mostrar su solidaridad y pasar a la acción.
En el último año se ha producido un cambio de roles excepcional. En septiembre de 2021, la Suprema Corte de Justicia de México despenalizó el aborto. Y en junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos revirtió el caso Roe vs. Wade, la histórica sentencia de 1973 que garantizaba el acceso legal al aborto en todo el país.
“Me sorprendió que México vaya hacia adelante y Estados Unidos hacia atrás”, dice Cruz. “Nunca lo imaginé”.
Cruz dice que ella y otros defensores en México han estado observando de cerca cómo un número creciente de estados de EE.UU. aprobó restricciones al aborto. Y en el momento en que se produjo la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, dice, estaban preparados para ayudar.
“Se está tejiendo una hermosa red para que las mujeres puedan tener diferentes opciones”, dice Sandra Cardona, que ayuda a dirigir “Red Necesito Abortar” desde su casa en Monterrey, México.
Los esfuerzos de los grupos mexicanos se han centrado durante años en ayudar a las mujeres mexicanas a obtener píldoras para abortar con medicamentos y en acompañarlas en el proceso. Y ahora dicen que están registrando un aumento notable en las solicitudes de esa ayuda desde Estados Unidos.
El aumento de las llamadas de personas que se dirigen en inglés, dice Cruz, es una señal de cuán grande es la necesidad.
“Las cifras van a seguir creciendo”, dice Crystal P. Lira, fundadora de Bloodys Red Tijuana, otro grupo que facilita el aborto con medicamentos. “Es un efecto en cascada”.
Ella viajó a Estados Unidos para abortar hace 10 años. Ahora ayuda a las estadounidenses a conseguir el mismo medicamento
Lira recuerda lo sola que se sintió cuando cruzó la frontera entre Estados Unidos y México para visitar una clínica de Planned Parenthood hace una década.
Por aquel entonces, cuando viajaba de su casa en Tijuana a San Diego para conseguir la medicación para un aborto, las píldoras eran más difíciles de conseguir en México, y el estigma en torno al aborto era abrumador.
“Fui sintiéndome muy sola, sintiendo que no podía decírselo a nadie más, sin saber quién me iba a apoyar”, dice. “Fui con muchas, muchas preguntas en la cabeza. Fue un momento muy confuso y solitario”.
Lira nunca imaginó que algún día estaría ayudando a las mujeres de Estados Unidos a conseguir esa misma medicación, al tiempo que hacía todo lo posible por promover el acceso al aborto a ambos lados de la frontera y luchar contra el mismo estigma al que ella misma se enfrentaba.
Ahora las dos píldoras necesarias para el aborto con medicamentos, mifepristona y misoprostol, son más baratas y fáciles de obtener en México. Y las redes de activistas en México han intensificado sus esfuerzos para enviar las píldoras a Estados Unidos desde la sentencia de la Corte Suprema de EE.UU.
Los grupos también están proporcionando apoyo virtual, conocido como acompañamiento, para ayudar a las mujeres a atravesar el proceso desde la distancia. Es importante recordar, dice Lira, que muchas mujeres en EE.UU. no pueden viajar a México debido a sus limitados recursos económicos o a la falta de documentos de inmigración.
“Estamos trabajando para asegurarnos de que la medicación les llegue”, afirma.
Los grupos que hablaron con CNN se negaron a dar detalles sobre cómo están haciendo llegar los medicamentos a Estados Unidos, diciendo que no querían poner en peligro la seguridad de las personas con las que trabajan en el país.
El National Right to Life Committee, el mayor grupo antiabortista de EE.UU., ha sugerido que los estados deberían ampliar las sanciones penales a las personas que ayuden a una mujer a someterse a un aborto ilegal, incluyendo el “tráfico” de fármacos inductores del aborto e incluso la entrega de instrucciones sobre abortos autogestionados.
En Texas, una ley de 2021 ya prohíbe el envío de medicamentos abortivos por correo y amenaza con penas de cárcel para quien suministre las píldoras sin ser médico. Y los expertos legales dicen que es posible que los legisladores de algunos estados intenten aprobar leyes para impedir que las mujeres viajen fuera del estado para abortar, como la propuesta de ley que se presentó en Missouri a principios de este año.
El día en que se anuló el caso Roe vs. Wade, escucharon a 70 mujeres de EE.UU.
Para las personas en EE.UU. que pueden cruzar la frontera y prefieren viajar a México, Sandra Cardona dice que ella y otros les ayudarán a conseguir la medicación y, si es necesario, les proporcionarán un lugar seguro para tomarla.
Cardona y su pareja convirtieron el segundo piso de su casa de Monterrey en un espacio que llaman “Abortería”. En su interior hay acogedoras salas con sofás y carteles que pregonan la importancia del “aborto libre y digno”.
Las mujeres suelen llegar asustadas, dice, pero pronto parecen sorprenderse de lo sencillo que es el proceso de aborto con medicamentos.
“Generalmente dura medio día. Toman la primera píldora, la mifepristona, 24 horas antes de venir con nosotros, y luego toman el misoprostol. El proceso es muy rápido, entre 3 y 4 horas, y ya está, se van a sus casas”, dice Cardona. “Cuando vienen y ven lo rápido que ha sido y todo, dicen: ‘Lo hubiera hecho en mi casa’. Por supuesto, hay dolor, pero les damos algo para el dolor. Estamos con ellas y les hablamos”.
Recientemente, una mujer que trabajaba desde casa se presentó con su computadora portátil y siguió trabajando mientras la medicación hacía efecto en su organismo.
Cardona dice que Red Necesito Abortar empezó a recibir más mensajes pidiendo ayuda en septiembre, después de que Texas promulgara una amplia ley que prohíbe los abortos a las seis semanas y que permite a los ciudadanos privados presentar demandas civiles contra cualquiera que ayude a una persona embarazada que busque un aborto en violación de la prohibición.
“Muchas mujeres tienen miedo de hacerlo allí, porque temen que las denuncien”, dice.
Esa es una de las muchas razones por las que Cardona dice que ella y su pareja abrieron su casa.
“Antes de septiembre recibíamos entre 5 y 7 mujeres estadounidenses al mes. Después de septiembre, recibimos entre 7 y 10 por semana. El día de la decisión de la Corte Suprema, recibimos 70 mensajes. Y la cosa ha seguido así, sin bajar el ritmo”, dice.
Desde la decisión de la Corte Suprema de EE.UU., los esfuerzos de Cardona han recibido más publicidad, y dice que su grupo ha recibido un número creciente de mensajes amenazantes, también desde EE.UU. Pero dice que eso no la detendrá.
“Que hagan lo que quieran. Vamos a seguir acompañando [a estas mujeres]. … No voy a tener miedo de algo que no está aquí”, dice.
Las clínicas de aborto también se preparan para recibir más pacientes
Los grupos mexicanos que facilitan el acceso a los abortos con medicamentos no son los únicos que ven un cambio.
Incluso antes de que se anulara el caso Roe vs. Wade, la Profem, que gestiona clínicas de aborto en varias ciudades de México, atendía a algunas pacientes estadounidenses. En mayo, alrededor del 25% de las pacientes que buscaban abortar en la clínica de Profem en Tijuana eran de Estados Unidos, dice la directora Luisa García.
“Apenas ha pasado poco tiempo, pero sí, estamos registrando un aumento”, dice García, y dice que espera que las cifras crezcan.
“Es algo que nunca hubiera creído, que desde Estados Unidos vinieran a México”, dice. “Antes era al revés. (Estados Unidos era) un país con tantas libertades. Es algo que todavía me cuesta procesar”.
Ya es habitual que algunos estadounidenses viajen a México para otros procedimientos médicos. Viajar al sur de la frontera para visitar clínicas de aborto también podría convertirse en algo más común, dice García.
Marie Stopes International, una ONG que proporciona servicios de anticoncepción y aborto, abrió una clínica en la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana justo una semana después de la decisión de la Corte Suprema de EE.UU.
“Fue una coincidencia”, dice Araceli López Nava Vázquez, directora regional para América Latina y directora nacional para México de Marie Stopes International Reproductive Choices, señalando que se necesitan meses de planificación para abrir una nueva clínica.
Nava Vázquez dice que las clínicas de Marie Stopes en México esperan un aumento de la demanda de pacientes de Estados Unidos, pero hasta ahora no han visto un incremento. Dice que la organización ha estado recientemente en conversaciones con varios grupos en Arizona que están trabajando para asegurar el acceso al aborto y la financiación de los viajes. También ha hablado con organizaciones de Texas.
“Lo que percibo es mucha desesperanza, y es realmente triste”, dice. “Es como si estuviéramos de nuevo en la Edad Media”.
Los grupos de Texas parecen no estar seguros de hacer planes, dice, con tanta incertidumbre sobre lo que pasará después en su estado. Pero dice que Marie Stopes está tratando de hacer todo lo posible para ayudar.
Los funcionarios de la capital de México también han dicho que están preparados para acoger a cualquier visitante de Estados Unidos que necesite ayuda para abortar.
“Somos un gobierno de inclusión y atendemos a todas las personas”, dijo a la prensa en mayo la Dra. Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la Ciudad de México. “Tienen derecho a decidir sobre su cuerpo. Tenemos la obligación de proteger su salud”.
Los grupos mexicanos están compartiendo las lecciones que han aprendido con sus homólogos estadounidenses
En una protesta reciente en Tucson, Arizona, los defensores del grupo mexicano Marea Verde Nogales escribieron un mensaje con gis en el suelo: “Si necesitas abortar, escribe a @mareaverdenogales”. Junto a él, dibujaron un corazón que decía “USA México Mujeres Unidas” en su interior.
Y recientemente, el número de llamadas al grupo desde Arizona se ha incrementado, dice la integrante Bianca Valverde. Además de ayudar a proporcionar acompañamiento para los abortos con medicamentos, el grupo espera ayudar a capacitar a los defensores en Estados Unidos para proporcionar acompañamiento para los abortos con medicamentos utilizando los mismos métodos.
A pesar de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de México del año pasado, el panorama legal del aborto en el país sigue siendo complejo. La Ciudad de México y ocho de los 31 estados del país han despenalizado el aborto, mientras que otros estados siguen teniendo leyes que lo penalizan.
Alrededor del 80% de los mexicanos se identifican como católicos, y la Iglesia Católica Romana ha organizado protestas contra el aborto.
Incluso en los estados en los que el aborto es legal, los proveedores han encontrado obstáculos, dice García. Su organización tuvo dificultades para encontrar un local para una nueva clínica en Tijuana a principios de este año.
“Alquilamos en un edificio de consultorios médicos muy famoso que se dedica al turismo médico”, dijo. “En el momento en que se enteraron de que era para abortos, no quisieron alquilarnos”.
Pero los defensores del derecho al aborto en México dicen que hay una lección importante que han aprendido en años de lucha contra los obstáculos, una lección que ahora buscan compartir con sus homólogos al norte de la frontera.
Incluso en los momentos más difíciles, dicen, las mujeres pueden tener éxito si se ayudan mutuamente.
“Ahora es el momento”, dice Cruz, “de que el norte aprenda del sur”.
– David Shortell contribuyó con este reportaje.