(CNN Español) – “La historia la escriben quienes ganan las guerras”, una frase sencilla pero potente que siempre es bueno tenerla en cuenta cuando se lee un libro de historia. Solían decirla los profesores de Sociales, por allá en los primeros años del bachillerato, cuando hablaban a sus estudiantes de las guerras de independencia, sus héroes, colonos y mártires. Sin embargo, hoy Colombia pone en entredicho esa lección.
La Comisión de la Verdad ha publicado su informe final sobre el conflicto colombiano, un esfuerzo enorme por documentar lo que ha pasado en el país en varias etapas de violencia que, para su desgracia, aún no termina. El documento no es fácil de leer, no sólo por su densidad sino por las aberraciones que cuenta. Sin embargo, la historia allí contenida sí logra dar voz a quienes perdieron las guerras, a quienes tuvieron que salir de sus pueblos para salvar sus vidas y a quienes sufrieron toda clase de vejámenes cometidos por guerrilleros, paramilitares y agentes del Estado.
No todos están contentos
Como era de esperarse, el informe ha sido criticado por algunos sectores que lo han tachado de parcializado, “izquierdoso” e, incluso, de “folletín”. Entre los más críticos está el Centro Democrático, el partido que hoy está en la oposición y cuyo líder estuvo al mando de Colombia cuando integrantes de la fuerza pública cometieron varias de las violaciones de derechos humanos que detalla el informe. La molestia en este sector político se hizo aún mayor cuando la Comisión de la Verdad y 26 organizaciones de la sociedad civil dijeron que socializarían dicho informe con colegios públicos y privados que así lo quisieran.
La respuesta del partido de derecha fue anunciar la elaboración de una cartilla alterna a la de la Comisión de la Verdad. El mismo expresidente Álvaro Uribe dijo en su cuenta de Twitter que la cartilla se llamará “¡Cuál Verdad!” y contará con la participación de organizaciones de víctimas, ONG y personas de otras tendencias políticas. El mayor retirado Carlos Ospina, quien renunció a la Comisión de la Verdad poco antes de que se entregara el informe final, sería quien lidere este trabajo.
En entrevista con un medio radial, la senadora de ese partido Paloma Valencia dijo que la cartilla alterna sería entregada a padres de familia para que la compartieran con sus hijos. La congresista tachó el informe de la Comisión de la Verdad de “adoctrinamiento inconstitucional y totalitario que quiere imponer una verdad de la izquierda a los niños.”
¿Quieren adoctrinar a los niños?
El ministro de Educación, Alejandro Gaviria, dijo que la socialización en los colegios del informe final sobre la violencia de Colombia no era un intento por crear una historia oficial o imponer una verdad única. Al contrario, agregó, “es una forma de reconocernos en el espejo de nuestras propias faltas”. Gaviria reiteró que sólo los colegios que quieran hacerlo, recibirán el material pedagógico sobre el informe. A la fecha más de 4.300 colegios lo habían hecho voluntariamente, según el Ministerio.
Ahora, contrario a lo que se podría esperar, el director de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, ha dicho que toma el anuncio del Centro Democrático de crear una cartilla alterna, como una señal para abrir la conversación sobre la historia colombiana, eso sí, de manera serena. En una entrevista a un medio local, el padre de Roux decía: “La verdad siempre es una discusión, un debate. Lejos de preocuparme por una cartilla alternativa, lo veo como un llamado a la conversación”.
Para el estudioso de temas de paz y conflicto Andrés Macías Tolosa es importante socializar el informe de la Comisión de la Verdad y hacerlo en los colegios es uno de los caminos. “La comisión hizo un esfuerzo importante por despolitizar el informe y por incluir la mayor cantidad de testimonio de víctimas. Sin embargo, es entendible que haya cierto rechazo por parte de un sector que también puede contribuir con la discusión”.
Dice Macías que si la cartilla alterna que propone el Centro Democrático sirve para ampliar la verdad, es un buen paso. Cosa contraria sería si es usada para imponer su verdad, por ejemplo, en el tema de falsos positivos.
Los vencidos también escriben la verdad en Colombia
Tienen razón los críticos del informe al asegurar que nadie es dueño absoluto de la verdad. O para ponerlo en un dicho popular: “cada quien habla de la feria según le fue en ella”. No obstante, no todo puede ser sabiduría popular, también hay que meterle un poco de academia a la realidad. El informe, que hoy es desdeñado por unos, no surgió de un día para otro y contó con una riqueza de fuentes, su mayor fortaleza. En los casi cuatro años que tomó la construcción del documento, se hicieron 15.000 entrevistas, individuales y colectivas; se escuchó a víctimas en los municipios más golpeados por la violencia; se abrió el espacio para expresidentes e integrantes de la fuerza pública; se habló con responsables de delitos que reconocieron lo que aconteció; se deliberó sobre documentos históricos y se tomaron en cuenta casi 1.200 informes sobre hechos de violencia.
El informe acerca a los colombianos a aquello que muchos quisieron ignorar durante décadas. Sí, es doloroso, pero no solo para aquellos sectores que lo critican, sino para un país que prefirió mirar para otro lado cuando miles eran desplazados, secuestrados, torturados, extorsionados, reclutados o desaparecidos. La verdad puede doler, pero no por eso se puede ignorar o reemplazar con versiones que puedan considerarse edulcoradas o amañadas. La idea de este ejercicio, según la Comisión de la Verdad, que es los colombianos puedan reconocerse, no solo en la cumbia o en sus maravillosos paisajes, sino también en una historia de violencia que hoy empieza a salir a flote de manera más plural. Los alemanes aprendieron que no solo podían reconocerse en Freud o Beethoven, sino que también tenían que hacerlo en el horror del Holocausto. Esa es la ruta a seguir planteada por la Comisión.
La historia que cuenta el informe final de la Comisión de la Verdad está escrita desde varias miradas y con ello contradice a aquellos profesores de Sociales que solían decir que la historia la escriben quienes ganan las guerras. Esta historia también es contada por aquellos que no ganaron batallas o que perdieron casi todo sin poder luchar. Sin embargo, que sus voces se escuchen ahora con tanta fuerza ya puede considerarse una pequeña victoria y la esperanza de que aquello que escriban los colombianos de aquí en adelante como país, incluida la cartilla que propone el Centro Democrático, los cuente a todos.