(CNN) – El clima en Bakhmut engaña los sentidos: soleado y cálido, casi parece pacífico. Pero un estruendo ensordecedor de artillería que sale de la ciudad al este de Ucrania sacude esa idea, ya que los soldados ucranianos lanzaron una serie de ofensivas este miércoles para tratar de recuperar posiciones.
Tres hombres fueron vistos huyendo de la ciudad, uno de ellos con un microondas atado a la espalda.
La guerra de Rusia en Ucrania lleva nueve meses. Pero solo cuando se llega a la ciudad se tiene una idea real de la devastación que ha causado la invasión de Vladimir Putin.
Nuestra guía es una médica militar ucraniana, cuyo nombre de guerra es “Katrusya”. Con gafas de sol polarizadas y uniforme de faena, maneja nuestro convoy hacia el centro de la ciudad a una velocidad vertiginosa.
A través de las ventanas puede verse un pueblo fantasma.
“Durante los últimos dos meses, los rusos han estado tratando de romper las defensas de la ciudad sin éxito”, nos cuenta entre cigarrillos.
Nos llevó a ver un edificio que acababa de ser bombardeado. Nuestro automóvil no se había detenido por completo cuando otro proyectil de artillería cayó cerca. Nos apresuramos a cubrirnos mientras cayó más artillería durante unos 20 minutos.
Los ataques son normales, dice Katrusya, mientras se apoya sobre una pared, refugiados de los proyectiles que caen.
“Los ataques de artillería ocurren todos los días, por lo que nunca se está tranquilo aquí. Otras partes de la ciudad reciben ataques muchas veces al día”, dice ella.
Un puñado de residentes sigue en las calles de Bakhmut. Los edificios no tienen ventanas; las calles están llenas de cráteres y los basureros industriales se han convertido en pequeños charcos de basura.
Los que quedan parecen vivir en un universo paralelo. Están en sus bicicletas, haciendo mandados y las mujeres mayores arrastran sus carritos de compras, aunque no está claro qué tiendas están abiertas.
Sergey es uno de esos habitantes de Bakhmut que todavía caminan por las calles. Cuando le preguntamos si está preocupado por los bombardeos, responde: “¿Miedo de qué, compañero? Todo va a estar bien”.
Luego mira a lo lejos, casi como si realmente no creyera en sus propias palabras.
Katrusya dice que los combates costaron la vida de numerosos soldados y civiles en este lugar. “No puedo darte un número, pero es mucho… hay muchos heridos de ambos lados y también muchos muertos”.
Ella perdió a su esposo luchando contra los rusos en Bakhmut hace apenas un mes. Solo los antidepresivos la ayudan contra el dolor, dice ella.
La lucha por Bakhmut se ha vuelto más feroz en los últimos días. El presidente de Ucrania, Volodymr Zelensky, calificó los combates en la ciudad como “los más difíciles”.
Por su parte, la importancia estratégica de la ciudad no es exagerada. Bakhmut se encuentra en una bifurcación que apunta hacia otras dos ciudades estratégicas en la región de Donestk: Konstantinivka al suroeste y Kramatorsk y Slovyansk al noroeste. Las tres son clave para el control total de la región por parte de Vladimir Putin.
Sin embargo, las escenas en Bakhmut son diferentes a las del resto del país, donde Ucrania ha sido capaz de repeler en gran medida los ataques rusos e incluso de ganar territorio en las últimas semanas.
Aquí, las fuerzas rusas han logrado avances pequeños y constantes, en gran parte gracias al grupo Wagner, que los analistas consideran un grupo militar privado que trabaja para el Kremlin.
Informes en las redes sociales y en los medios estatales rusos dicen que los mercenarios de Wagner están en las afueras de Bakhmut, en un pequeño pueblo llamado Ivangrad.
En la red social Telegram, el propietario de Wagner, Yevgeny Prigozhin, reconoció que la resistencia de la ciudad es dura.
“La situación cerca de Bakhmut es establemente difícil, las tropas ucranianas están oponiendo una resistencia decente y la idea de los ucranianos que huyen es una fantasía. Los ucranianos son tipos con las mismas bolas de hierro que nosotros”, escribió.
Katrusya dice que se ha enfrentado a combatientes de Wagner y, a pesar de su notoriedad internacional, son una mezcla de soldados a sueldo.
“Son una escoria. Hay algunos luchadores profesionales muy bien entrenados, pero la mayoría de ellos se han encontrado luchandoen esta guerra por casualidad, con el objetivo de hacer algo de dinero o para salir de la cárcel”, dijo.
En septiembre, apareció un video que parecía mostrar a Prigozhin reclutando prisioneros de las cárceles rusas para Wagner, ofreciendo clemencia a cambio de seis meses de servicio militar en Ucrania.
A pesar de su angustia, el espíritu de Katrusya no se quiebra. El único objetivo es la victoria.
“El precio por Ucrania será enorme”, reconoce. “Perderemos lo mejor de lo mejor, los más motivados y entrenados pero definitivamente ganaremos. No tenemos otra opción que nuestra tierra. Ganaremos absolutamente”.