Nota del editor: Alice Stewart es comentarista política de CNN y miembro del consejo del Instituto de Política John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Las opiniones expresadas en el presente artículo le pertenecen únicamente a su autora.
(CNN) – Cada elección es un maratón, no una carrera de velocidad. A lo largo de la campaña, los candidatos recorren muchos kilómetros, se enfrentan a un número incontable de retos y esperan superar a la competencia. Ahora estamos en el tramo final de las elecciones intermedias de 2022 y el impulso parece estar del lado del Partido Republicano.
Según una encuesta reciente de ABC News/IPSOS, los votantes confían más en los republicanos que en los demócratas en temas de primera importancia como la economía, la inflación y el precio de la gasolina.
Aunque el presidente Biden ha prometido restaurar el “alma de nuestra nación”, muchos votantes están más preocupados por sus finanzas. Con los índices de aprobación de Biden por debajo de los 40, está claro que los votantes sienten que el presidente no está en contacto con sus luchas cotidianas. La retórica grandilocuente sobre la democracia se queda en nada cuando la economía está a punto de desplomarse.
Permítanme repetir lo que digo a menudo: no existe un fraude electoral generalizado en el país, Joe Biden es nuestro presidente debidamente elegido, habiendo ganado las elecciones de 2020, y el ataque del 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos fue un error. Los que creen lo contrario deberían enfrentarse a algún nivel de escrutinio. El problema es que la gente en los estados de la frontera no puede permitirse el lujo de votar para alimentar la narrativa de “la democracia está en peligro”; tienen que alimentar a su familia.
Como mencioné esta semana en CNN, la gente está más preocupada por el dinero en el banco que por la democracia en peligro.
En la última encuesta de CNN, el 51% de los encuestados dice que la economía y la inflación serán el tema clave que determinará su voto, seguido por el aborto (15%), los derechos de voto y la integridad de las elecciones (9%), la política de armas (7%), la inmigración (6%) el cambio climático (4%) y la delincuencia (3%).
Esto significa que el discurso de Biden sobre la democracia esta semana fue un buen mensaje, pero en un mal momento, a pocos días de las elecciones intermedias.
Mientras tanto, los candidatos republicanos se han centrado en temas que son prioritarios para las familias y los votantes de todo el país: bajar los precios de los alimentos y el combustible, mantener la seguridad de las comunidades e invertir en educación.
El senador Rick Scott, de Florida, jefe del Comité Republicano Nacional para el Senado, explicó en un discurso de cierre el viernes lo que haría un Congreso republicano con respecto a la inflación. Dijo: “Primer paso, tenemos que hacer en el gobierno lo que hacen las familias. Vivir dentro de sus posibilidades. Además de eso, tenemos que averiguar cómo producir energía en este país de forma segura”.
Kevin McCarthy también esbozó el plan del Partido Republicano para combatir la inflación en su iniciativa “Commitment to America”. Su plan incluye frenar el despilfarro del gobierno, aplicar políticas fiscales que favorezcan el crecimiento y hacer que Estados Unidos sea energéticamente independiente para reducir el precio de la gasolina. McCarthy también esbozó un plan para abordar la seguridad apoyando la aplicación de la ley y asegurando la frontera para combatir la inmigración ilegal.
Teniendo en cuenta las cifras de las encuestas, preveo que el Partido Republicano recuperará tanto la Cámara de Representantes como el Senado. Algunos candidatos republicanos están cerrando la distancia con sus oponentes en las carreras clave al Senado. Sospecho que esto se debe a que los republicanos se centran en los temas que más preocupan a los votantes.
En Georgia, el candidato republicano Herschel Walker está en un empate con el senador demócrata Raphael Warnock. El último anuncio de Walker aborda la “inflación masiva” y la preocupación por la delincuencia bajo la actual administración. Y en una declaración al Washington Examiner, dijo: “Raphael Warnock y Joe Biden han hecho que la vida de los georgianos sea peor que hace dos años”.
En Nuevo Hampshire, el candidato republicano al Senado, Dan Bolduc, fue inteligente al centrarse en los problemas de “calefacción y alimentación” que pesan sobre los votantes del Estado de Granito en el debate final contra la senadora Maggie Hassan.
Suele decirse que la historia se repite, y veo que este ciclo electoral actual recuerda a la década de 1990. En su libro “Storming the Gates: Protest Politics and the Republican Revival”, el columnista del diario The Washington Post Dan Balz y el analista de CNN Ron Brownstein escribieron sobre la llamada “revolución republicana” que surgió en las elecciones intermedias de 1994, durante el primer mandato del presidente demócrata Bill Clinton. El Partido Republicano ganó el control de ambas cámaras del Congreso por primera vez en 40 años, consiguiendo 54 escaños en la Cámara de Representantes y ocho en el Senado.
Balz y Brownstein hablan de tres grandes tendencias que se pueden observar al día de hoy: “estancamiento económico, fragmentación cultural y alienación política”.
Hoy tenemos problemas de inflación, olas de delincuencia, debates sobre derechos reproductivos, batallas fronterizas y conflictos raciales. Cada tema se entrelaza con la ansiedad de los votantes y los funcionarios electos.
Entonces, al igual que ahora, los republicanos destacaron el mensaje de “el gobierno es el problema” para coincidir con el creciente sentimiento antiWashington. La gente quería un cambio y esperaba que el Partido Republicano lo proporcionara en 1994. Espero que sea así en 2022.
El Partido Republicano está preparado para recuperar la Cámara de Representantes y el Senado porque ha escuchado a los votantes, ha oído sus preocupaciones y ha ofrecido soluciones. Los demócratas han hecho oídos sordos a los problemas reales que afectan a los estadounidenses, y han optado por centrarse en las amenazas a la democracia por encima de las preocupaciones cotidianas sobre el costo de los alimentos y la gasolina. Estas elecciones tratan de la necesidad básica de alimentar a las familias, en lugar de avivar los temores de una democracia caída.