(CNN) – La estrella de la WNBA Brittney Griner fue trasladada a una colonia penal en Yavas, en la región occidental rusa de Mordovia, dijeron este jueves sus abogados, poniendo fin a días de especulaciones sobre su paradero.
Sus abogados, Maria Blagovolina y Alexander Boykov, agradecieron a todos los que se acercaron en apoyo.
“Primero, en nombre de Brittney, nos gustaría agradecer a todos los que han expresado su cariño por ella”, dijeron en un comunicado. “Podemos confirmar que Brittney comenzó a cumplir su condena en IK-2 en Mordovia.
“La visitamos a principios de esta semana. A Brittney le está yendo tan bien como se podría esperar y tratando de mantenerse fuerte mientras se adapta a un nuevo entorno. Teniendo en cuenta que este es un período muy desafiante para ella, no habrá más comentarios de nuestra parte”.
Este miércoles, el Departamento de Estado de EE.UU. dijo que había estado en contacto con el equipo legal de Griner y estaba al tanto de los reportes de que la habían enviado a una colonia penal a unas siete horas en auto al sureste de Moscú.
“Sin embargo, la Federación Rusa aún no ha proporcionado ninguna notificación oficial para tal movimiento de un ciudadano estadounidense, por lo que protestamos enérgicamente. La Embajada ha seguido presionando para obtener más información sobre su traslado y ubicación actual”, agregó un portavoz del Departamento de Estados de EE.UU.
Los representantes de Griner confirmaron previamente que había sido trasladada de un centro de detención en Iksha el 4 de noviembre, y que estaba destinada a una colonia penal, pero “no tenemos ninguna información sobre su ubicación actual exacta o su destino final. De acuerdo con el procedimiento ruso estándar, los abogados, así como la Embajada de EE.UU., deben ser notificados a su llegada a su destino. La notificación se envía por correo oficial y normalmente tarda hasta dos semanas en recibirse”.
La medallista de oro olímpica y alguna vez campeona de la WNBA está tratando de mantenerse fuerte después de nueve meses separada de sus seres queridos, dijo su agente, Lindsay Colas.
“En este momento, no compartiremos más detalles, pero queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a la Administración Biden, al Centro Richardson y a todos los que se han acercado para ofrecerle palabras de aliento”, dijo. “Han llegado cartas de todo el mundo y BG se ha sentido animada por el apoyo. Cada carta es importante y alentamos a todos a continuar escribiendo y compartiendo su apoyo”.
El Centro Richardson para el Compromiso Global “promueve la paz y el diálogo globales al identificar y trabajar en áreas de oportunidad para el compromiso y la diplomacia ciudadana con países y comunidades que generalmente no están abiertos a canales diplomáticos más formales”, dice su sitio web.
La principal preocupación ha sido la salud y el bienestar de Griner, dijo Colas a principios de esta semana.
Si bien las condiciones varían en las colonias penales rusas, los presos políticos a menudo son colocados en duras condiciones donde pueden ser sometidos a “confinamiento solitario o estadías punitivas en unidades psiquiátricas”, dice el informe de derechos humanos del Departamento de Estado.
La ley rusa también permite el trabajo forzado en las colonias penales y, en algunos casos, los reclusos han sido torturados hasta la muerte, dice el informe. También hay reportes de autoridades penitenciarias que reclutan reclusos para abusar de otros reclusos, agrega el informe.
Que el equipo de Griner no supiera su paradero antes no es inusual. Los traslados a colonias penales son procesos secretos en Rusia, y los familiares y abogados a menudo ignoran a dónde se envía a un preso durante varios días, según Amnistía Internacional.
El mes pasado, Griner perdió su apelación contra una sentencia por drogas de nueve años. Fue detenida en febrero y condenada en agosto después de reconocer que tenía cartuchos de vaporizador que contenían cannabis. Se ha disculpado repetidamente por traer una pequeña cantidad de la sustancia al país, donde jugaba baloncesto en la pretemporada.
Mordovia es la misma región donde se encuentra detenido el estadounidense Paul Whelan. El ex infante de Marina estadounidense cumple 16 años en una colonia penal diferente por cargos de espionaje que él niega.
La detención de Griner ha generado preocupaciones de que está siendo utilizada como un peón político en la guerra de Rusia contra Ucrania.
La mayoría de las prisiones de Rusia son colonias penales, donde los reclusos se alojan en cuarteles y, a menudo, se les pone a trabajar, según un informe del grupo de expertos con sede en Polonia, el Centro de Estudios Orientales, conocido como OSW. A partir de 2019, existían más de 800 instalaciones de este tipo en toda Rusia, dijo la organización.
Construidas durante la Unión Soviética, la mayoría de las colonias se han comparado con los gulags de la era soviética; campos de prisioneros que se expandieron por toda la región durante el gobierno de Josef Stalin a mediados del siglo XX.
Rusia alberga a casi medio millón de reclusos en sus instalaciones, una de las tasas más altas de Europa, según World Prison Brief, pero las cifras han disminuido en los últimos años, en contraste con la mayor parte del mundo.
El nivel de supervisión y las restricciones impuestas a los reclusos hoy en día depende de la instalación a la que sean sentenciados. No todos requieren mano de obra, pero varios disidentes, activistas y ciudadanos extranjeros de alto perfil que han sido enviados a colonias describen experiencias angustiosas y difíciles.
Los reclusos a menudo son llevados a grandes distancias por todo el país. Los viajes a las colonias son peligrosos y pueden durar hasta un mes, según Amnistía Internacional. Los viajes a menudo se realizan en vagones de tren abarrotados, y los reclusos a menudo llegan a instalaciones superpobladas con una infraestructura deficiente y obsoleta, descubrió la OSW.
“A pesar de varios intentos de reformar el sistema penitenciario en Rusia, todavía se parecen al Gulag soviético”, dijo la organización. “Las violaciones de los derechos humanos y la tortura son comunes”.
Matthew Chance, Zahra Ullah, Anna Chernova, Abby Phillip y Rhea Mogul de CNN contribuyeron con este reportaje.