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¿Quién es el traficante de armas ruso intercambiado por la estrella del baloncesto Brittney Griner?
01:37 - Fuente: CNN

(CNN) –– Es el intercambio más desigual en el momento más improbable, pero quizá la intensa presión actual es la razón por la que el intercambio de una estrella estadounidense del baloncesto por un traficante de armas ruso acaba de ocurrir.

A primera vista, Brittney Griner y Viktor Bout están acusados de delitos ridículamente diferentes. Griner fue condenada a prisión en una colonia penal rusa por posesión de un solo gramo de aceite de cannabis. Bout es supuestamente el traficante de armas más prolífico de las últimas décadas, que ha alimentado conflictos en África y más allá. Y, específicamente, una corte de EE.UU. lo condenó por conspirar para asesinar a estadounidenses.

Pero las circunstancias y la presión política de ambas partes invirtieron este desequilibrio. Griner adquirió una importancia para los estadounidenses —basada en sus afirmaciones de inocencia y en su descarado uso como peón geopolítico en vísperas de la invasión rusa de Ucrania—, la cual obligó al Gobierno de Biden a comenzar negociaciones con el Kremlin en el peor momento de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia desde, al menos, el final de la Guerra Fría.

La enorme importancia de Bout para Rusia ha sido siempre el mayor enigma. ¿Cómo puede un hombre ser tan valioso para Moscú, que se pasan décadas buscando su liberación a cualquier nivel que puedan, y ser también solo un inocente y desafortunado piloto y comerciante mundial, como él ha afirmado? ¿Quién es este tipo que lo niega todo?

Viktor Bout tras las rejas de una celda del Tribunal Penal de Bangkok el 16 de febrero de 2010.

Entrevisté a Bout en 2009 tras meses de negociaciones mientras estaba encarcelado en Bangkok. Es un políglota locuaz, encantador y puede charlar animadamente sobre la lista de personajes políticos con los que mantiene relaciones personales a escala mundial.

He visto videos de Bout en el Congo y en toda África, donde estuvo bastante cerca de los conflictos de la zona.

Múltiples analistas e investigaciones de la ONU lo acusan de proliferar armas ligeras en ese continente durante la década de 1990 y principios de 2000, algo que él niega. Se le acusó incluso de haber armado a al Qaeda, cosa que también negó. Hubo pocas cosas de las que no se le acusara y pocas que no negara. Se convirtió en una especie de “hombre del costal”, y en el centro de una película protagonizada por Nicolas Cage llamada “Lord of War”.

Esa es la historia de su carrera: la reputación como el hombre que llegó a ser conocido como el “Mercader de la muerte”. Por lo que pasó 14 años en la cárcel, y por lo que fue extraditado a Estados Unidos, fue por una compleja operación de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en la que se le engañó para que accediera a suministrar armas a agentes estadounidenses que se hicieron pasar por terroristas colombianos, armas destinadas en la operación a matar estadounidenses. Resulta extraño que, después de todos los delitos de los que se acusó a Bout, el único por el que fue encarcelado fuera una conspiración, un complot, y no un acto.

Viktor Bout llega a un Tribunal Penal en Bangkok el 5 de octubre de 2010.

Es cierto que es piloto y empresario. Fue traductor militar con un pasado soviético. Pero hay acusaciones de que trabajó en la inteligencia rusa y se convirtió en un activo para ellos en el suministro de armas en todo el mundo para reforzar los objetivos geopolíticos de Moscú. También se ha sugerido que trabajó junto a altos mandos rusos que ahora son cercanos al presidente Vladimir Putin. Esto podría explicar la intensidad con la que los estadounidenses lo buscaban. Nunca fue un don nadie.

Siempre hubo una curiosa mística sobre Bout y su entorno. Sí, era inocente de todo, decía. Pero también, sí, había tenido una vida interesante. Siempre hubo el guiño que se suele hacer cuando alguien sabe que hay más en una historia de lo que se dice abiertamente.

La mayor sorpresa ahora es cómo este intercambio se produjo durante la invasión rusa y la brutalización de Ucrania. Dice dos cosas: que Moscú y Washington son capaces de hacer negocios incluso mientras las bombas rusas matan a civiles ucranianos inocentes, y Estados Unidos proporciona armas a Ucrania que están matando a soldados rusos; y que las potencias nucleares pueden trabajar en otros asuntos espinosos mientras vuelan las balas. Esto es bueno para todos los habitantes del planeta. Significa que algunas cabezas frías prevalecen y que los intereses básicos tienen precedencia.

También muestra cierta debilidad por parte de Putin. En un momento en el que hace alarde de su retórica nuclear contra Occidente, también acepta un acuerdo diplomático de alto nivel para recuperar a una figura de enorme y compleja importancia para la élite rusa, la comunidad de inteligencia y el orgullo nacional.

Se trata de un hombre del que muchos rusos de a pie pueden haber oído hablar, y sin duda tiene una importancia mitológica para la élite rusa. No es alguien a quien Moscú —parafraseando el feo eslogan de la invasión rusa en la que cientos de cadáveres de soldados han quedado esparcidos por el campo de batalla— “dejaría atrás”.

Estas son las mismas personas con las que Putin se quiere congraciar ahora. El acuerdo también puede haber sido más egoísta: muchos creen que cuando Bout sirvió en África, tenía estrechos vínculos con miembros de la élite rusa ahora cercanos a Putin (aunque Bout también lo ha negado). ¿Fue por eso por lo que Estados Unidos invirtió tanto tiempo y dinero en detenerlo? ¿Pensaban que hablaría? Puede que nunca lo sepamos.

Sí, es una victoria para Putin, pero a costa de exponer su debilidad y su necesidad de mantener contenta a la élite militar de la que depende.