(CNN) – Cuando Damar Hamlin, jugador de los Bills de Buffalo, se desplomó por un paro cardíaco a principios de este mes, la ayuda llegó en menos de 10 segundos para proporcionarle la reanimación cardiopulmonar.
No fue casualidad ni suerte. Más bien, es el resultado de una cuidadosa planificación y práctica, la ejecución de una detallada coreografía del personal médico presente en cada partido de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés).
Salvar la vida de Hamlin fue la prueba definitiva.
“Lo que queremos es que los jugadores reciban aquí la misma atención que si estuvieran en un hospital o en un centro de salud, y para eso se creó el sistema”, declaró el sábado el Dr. Allen Sills, jefe médico de la NFL, al Dr. Sanjay Gupta, corresponsal médico jefe de CNN.
En cada partido hay unos 30 miembros del personal médico, entre ellos especialistas en traumatología y ortopedia, entrenadores deportivos, paramédicos y dentistas. Sills permitió a CNN una mirada poco común del personal médico de la liga, tras bambalinas, durante el partido de playoff del sábado entre los Jaguars de Jacksonville y los Chargers de Los Ángeles.
El objetivo, según Sills, es ofrecer una atención de calidad hospitalaria en el campo de juego.
Cuando Hamlin se desplomó el 2 de enero, la velocidad fue esencial. Según los estudios, por cada minuto que pasa cuando alguien sufre un paro cardíaco y no recibe reanimación cardiopulmonar, sus posibilidades de sobrevivir disminuyen entre un 7 y un 10%.
El corazón de Hamlin se reanimó en el campo. El jugador de 24 años pasó más de una semana en un hospital de Cincinnati y luego fue trasladado a un hospital de Buffalo antes de ser dado de alta la semana pasada.
Según Sills, el hecho de estar en el campo fue probablemente un factor determinante para Hamlin: la supervivencia es más probable para alguien que sufre una paro cardíaco en el hospital. Según un estudio, entre el 10% y el 12% de las personas que sufren un paro cardíaco fuera del hospital sobreviven hasta el alta, pero esa tasa de supervivencia se duplica con creces en el caso de las personas que sufren un paro cardíaco en el hospital.
“Creo que se le estaba reanimando como se habría hecho en una sala de urgencias en ese momento”, dijo Sills.
Seguir el plan
La NFL exige que todos los equipos tengan un plan de acción de emergencia (EAP, por sus siglas en inglés) para todas las instalaciones de los jugadores, incluidos los campos de entrenamiento.
Los planes son presentados por los equipos cada año y son aprobados por la Liga, así como por la Asociación de Jugadores de la NFL, el sindicato de jugadores, dijo Sills. Realizan simulacros sobre el plan, de modo que cuando se produce un suceso como el paro cardíaco de Hamlin, la coreografía del equipo médico es casi automática.
“Aquella noche se siguió el EAP al pie de la letra”, afirmó Sills. “En ese momento todos sabían lo que tenían que hacer, cómo tenían que hacerlo y contaban con el equipo para hacerlo y se sentían cómodos”.
Estos planes incluyen detalles sobre dónde se encuentran las ambulancias, la ruta más rápida al hospital, dónde se almacena el equipo médico e incluso qué señales de radio y de mano se utilizarán en caso de incidente médico.
Aunque todos los equipos están conectados por radio, el ruido del partido y del público puede ser abrumador.
“Hay mucho ruido, así que hacer esas señales no verbales es una forma de comunicarnos”, explica el Dr. Kevin Kaplan, médico jefe de los Jaguars de Jacksonville. Por ejemplo, utilizar las dos manos como si se estuviera conduciendo un volante indica que se necesita el carro médico, mientras que cruzar los brazos para hacer una “X” es una llamada a todo el personal médico.
El equipo local envía el plan al equipo visitante una semana antes del partido. Entonces, una hora antes del saque inicial, los equipos médicos de ambos equipos se reúnen para revisar y confirmar los detalles en lo que se conoce como una “reunión de 60 minutos”.
Es como la versión de la NFL de lo que ocurre en un hospital: antes de que los doctores realicen un procedimiento, el equipo médico se reúne durante un “tiempo fuera” para revisar quién es responsable de qué.
Antes del partido de fútbol americano, identifican a los médicos del equipo, a los entrenadores deportivos y al personal clave de traumatología, incluido un especialista en vías respiratorias que puede colocar un tubo de respiración en instantes, si es necesario.
Busca la gorra roja
En la emoción del día del partido, tiene que haber una forma sencilla y clara de identificar quién puede ayudar en caso de emergencia. En cualquier partido de la NFL, lo verás: alguien con una gorra roja.
“Eso significa que soy el médico de urgencias, el médico de la vía aérea, de modo que incluso el otro equipo sabe cuál es mi función cuando salgo”, dijo el Dr. Justin Deaton a Gupta. “Una vez que salgo al campo, me hago cargo, identifico si el paciente está inconsciente o tiene una obstrucción de las vías respiratorias”.
En cada partido, Deaton se sitúa a lo largo de la línea de 30 yardas, igual que sus homólogos en otros partidos.
“Estandarizamos la ubicación para que todo el mundo sepa dónde se va a situar nuestro médico de vías respiratorias”, explica Sills.
Si el jugador no respira, corresponde a Deaton determinar quién le administrará la reanimación cardiopulmonar. Si la respiración del jugador está bloqueada y no puede respirar por sí mismo, es posible que Deaton tenga que intubar al jugador en el campo. Para ello, lleva consigo un videoscopio para mirar por la garganta y un ecógrafo.
Si Deaton no consigue que el paciente respire por la boca, está preparado para operar sobre el terreno.
“Si alguien tiene una obstrucción o un traumatismo importante en la cara y no podemos asegurar una vía aérea por la boca, podemos hacer una incisión e introducirla por ahí”, explicó a Gupta. “Aquí dispongo realmente de todos los recursos que tendría en un servicio de urgencias”.
El reto es que están rodeados de caos, no del entorno más controlado del servicio de urgencias o el quirófano.
“Cuando tienes a una persona de tamaño superior a la media tumbada en el suelo y no puedes elevarla a un cierto nivel con equipo adicional, además de cámaras y otras personas alrededor, esos son realmente los factores de confusión y las cosas que hacen que sea más difícil de manejar”, dijo Deaton.
Detectar lesiones
En el fútbol no se trata solo de actuar en el momento, sino también de anticiparse. Lo mismo ocurre con el personal médico.
La NFL incluye en su equipo médico entrenadores de atletismo titulados que actúan como observadores. Están repartidos por todo el estadio, incluida una cabina que supervisa todo el estadio, para ver el partido en tiempo real y de nuevo en la repetición, a veces una y otra vez, para detectar inmediatamente cualquier lesión o evaluar las que podrían haberse pasado por alto. Tienen a su disposición unos 30 ángulos diferentes del campo.
“Vemos cada jugada probablemente un mínimo de cuatro veces y luego volvemos a verla”, dijo Sue Stanley-Green, una de las observadoras del entrenador deportivo asignadas al partido del sábado. “Solo queremos asegurarnos de que no se nos escapa nada”.
Los observadores, que se sientan en una cabina del estadio sobre el terreno de juego, pueden comunicarse directamente con el equipo médico de la banda y dirigirles hacia las jugadas y posibles lesiones. También tienen una línea de comunicación única con los árbitros, y la capacidad de detener el partido para pedir un tiempo fuera médico.
Sills reconoce que siempre hay margen de mejora y necesidad de evolucionar.
En septiembre, Tua Tagovailoa, quarterback de los Dolphins de Miami, sufrió una aparente lesión en la cabeza mientras jugaba contra los Bills de Buffalo. Tras ser tacleado, tropezó, pero se le permitió volver al partido. El incidente puso bajo la lupa a la NFL y sus políticas.
Después, la liga cambió su política sobre conmociones cerebrales. Ahora, dice Sills, “si vemos algo que parezca ataxia en video, (los jugadores) salen”.
Sills dijo que cree que la red de prácticas de la NFL está funcionando para mantener seguros a los jugadores, y la liga está revisando actualmente los momentos en torno al paro cardíaco de Hamlin. Un aspecto de las emergencias en el que Sills quiere que se trabaje más es la privacidad.
En los momentos posteriores a la caída de Hamlin, sus compañeros de equipo formaron “una especie de escudo”, dijo Sills, lo que limitó la visión de Hamlin.
“Creo que hay algunas cosas que podemos analizar”, dijo Sills. “Obviamente, cualquiera de nosotros querría algo de privacidad en un momento así”.
Pero cuando se afronta una prueba como salvar una vida en el campo, “todo salió realmente tan bien como se podría haber pedido que saliera en ese momento”, dijo Sills. “Siempre se trata de contar con las personas adecuadas, el plan adecuado y el equipo adecuado”.