(CNN) – Es difícil imaginar un peor antecedente para las conversaciones cruciales que se espera que el secretario de Estado Antony Blinken mantenga en Beijing en los próximos días que la noticia de que un presunto globo espía chino está flotando alegremente sobre cielo de EE.UU.
El Pentágono dice que ha estado rastreando el globo durante varios días —tiene el tamaño de tres autobuses— según un funcionario de Defensa, y finalmente tomó la decisión de no derribarlo. El razonamiento fue que el globo flotaba muy por encima de las rutas aéreas comerciales y militares, y que no era una gran amenaza de inteligencia.
Parece una posición razonable ya que se sabe que los satélites de vigilancia chinos con una capacidad de espionaje mucho mayor se ciernen en el espacio sobre EE.UU. Y los funcionarios dijeron que no es la primera vez que Estados Unidos rastrea uno de los globos de Beijing durante este Gobierno y los anteriores.
No se trata de una situación DEFCON-1. Pero el globo ofrece una mirada perfecta sobre uno de los factores más destructivos que llevan a Estados Unidos y China a la confrontación. La política detrás de la relación geopolítica más crítica del mundo está tan tensa en ambos países que cualquier incidente puede desencadenar una nueva ronda de recriminaciones. Eso es lo que abordará Blinken en su viaje a Beijing.
Washington ya está alborotado.
Los republicanos —siempre dispuestos a retratar al presidente Joe Biden como ‘blando’ ante China a pesar de que en realidad ha sido al menos igual que duro que el expresidente Donald Trump—, están en pie de guerra por lo que describen como una violación de la soberanía estadounidense.
“La información sugiere fuertemente que el departamento (de Defensa) no actuó con urgencia para responder a esta injerencia al espacio aéreo por parte de un globo de vigilancia a gran altitud. No se debe ignorar ninguna incursión y se debe tratar adecuadamente”, dijo el senador de Mississippi Roger Wicker, el principal republicano en la Comisión de Servicios Armados del Senado.
El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy —quien ya advirtió a China esta semana que no puede impedirle visitar Taiwán— exigió una sesión informativa sobre el globo para los líderes congresistas de la Banda de los Ocho.
“El descarado desprecio de China por la soberanía de Estados Unidos es una acción desestabilizadora que debe abordarse y el presidente Biden no puede guardar silencio”, dijo el republicano de California.
Es justo preguntarse por qué China enviaría un globo espía a EE.UU. antes de la visita crucial de Blinken, con ambas partes aparentemente ansiosas por evitar la peligrosa caída en picada de sus relaciones. Parece mucho menos probable que se trate de una provocación deliberada, ya que hay razones para pensar que China también quiere bajar la temperatura. Quizás Beijing perdió el control del globo. Aún así, si un globo estadounidense estuviera volando sobre China continental en este momento, es probable que el Gobierno del presidente Xi Jinping busque obtener el máximo valor propagandístico del incidente.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo este viernes que estaba al tanto de los informes del incidente, pero advirtió contra la “especulación deliberada”.
“China es un país responsable. Actuamos de acuerdo con el derecho internacional. No tenemos intención de violar el espacio aéreo de otros países. Esperamos que las partes relevantes manejen el asunto con la cabeza fría”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning.
Mientras tanto, Canadá dijo este jueves por la noche que también está rastreando los movimientos del globo y trabajando con sus socios estadounidenses, incluido el seguimiento de un posible segundo incidente.
Al respecto de las conversaciones de Blinken, parecía haber una pequeña ventana para mejorar las relaciones entre el largo y tenso periodo que condujo a que Xi se asegurara un tercer mandato rompiendo las normas —lo que puede haber contribuido a una actitud nacionalista china que empeoró las tensiones con EE.UU— y las siguientes elecciones presidenciales estadounidenses. (Las contiendas por la Casa Blanca casi siempre degeneran en ataques a China que enfurecen a Beijing).
Pero la atmósfera en torno a las conversaciones ya se había agriado por un memorando del general de la Fuerza Aérea de EE.UU. Michael Minihan reportado por NBC la semana pasada, en el que decía que su “intuición” le indicaba que tenía que estar listo para la guerra con China, y no solo en teoría, pero en dos años. Esa predicción no se corresponde con las evaluaciones del Gobierno de EE.UU. sobre la lucha geopolítica en el Pacífico o necesariamente con los eventos en la región. Pero mostró cómo una serie de eventos aislados pueden disparar las tensiones entre China y Estados Unidos.
Ahora, flotando sobre esa atmósfera inflamada, tenemos un globo espía chino. Este incidente bien puede resultar inocuo, pero es otro pequeño drama que no solo eclipsará el viaje de Blinken, sino que avivará aún más las llamas políticas que elevan a los halcones en Washington y Beijing que ven lo que quieren ver: una marcha inevitable hacia el conflicto y hacer que ese peligroso escenario sea más probable.