La Habana, Cuba (CNN) – Marta Perdomo vive angustiada día y noche por sus dos hijos, Jorge y Nadir, encarcelados en Cuba por participar hace casi dos años en las mayores protestas antigubernamentales desde la revolución de 1959. Una llamada que, según cuenta, recibió a finales de febrero del servicio de seguridad interior de Cuba no hizo sino aumentar su ansiedad.
“La seguridad del Estado me llamó y me preguntó si mis hijos tenían pasaporte. Eso me alarmó porque entonces pensé que ellos debían saber si mis hijos tenían pasaportes”, dijo a CNN.
Cuando Perdomo preguntó por qué, la respuesta que recibió del agente al otro lado de la línea fue críptica. “Me dijeron que había ‘cosas sobre la mesa’”, dijo Perdomo.
Los hijos de Perdomo enfrentan largas penas de prisión, pero ella y otras familias se han llenado de esperanza con la reciente liberación masiva de presos en la autoritaria Nicaragua, estrecha aliada de Cuba. Más de doscientos opositores al gobierno encarcelados allí fueron despojados de la ciudadanía y enviados a Estados Unidos en febrero.
Un cardenal católico pareció aludir a una posibilidad similar durante una inusual visita a la isla en febrero para reunirse con el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. En un breve intercambio con periodistas, el cardenal Benaimino Stella dijo que, a instancias del papa Francisco, había presionado para que se pusiera en libertad a las más de 700 personas que el gobierno cubano ha acusado o condenado por su participación en las protestas.
“El papa desea mucho que haya una respuesta positiva”, dijo Stella.
“Amnistía, clemencia, como quiera que se llame. Las palabras son secundarias. Es importante que los jóvenes que en su momento se pronunciaron puedan volver a sus casas”, añadió.
El 11 de julio de 2021, los cubanos, frustrados por los cortes de electricidad y la escasez de alimentos y medicinas, salieron a las calles. Muchos exigían libertad y que Díaz-Canel abandonara el poder.
Díaz-Canel calificó a los manifestantes de “vándalos” y “contrarrevolucionarios” y ordenó a la policía y a los fieles al gobierno que restablecieran el orden. Cientos de personas fueron detenidas y posteriormente se enfrentaron a juicios masivos.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, que antes había prometido volver a la tregua de la era Obama, cuando se restablecieron por primera vez las relaciones diplomáticas con el gobierno cubano tras más de medio siglo de lazos rotos, criticó entonces la represión.
Biden impuso sanciones económicas a funcionarios presuntamente implicados en la represión de las protestas y calificó a Cuba de “Estado fallido”. En conversaciones con sus homólogos cubanos, los diplomáticos estadounidenses les dijeron que la relación entre Estados Unidos y Cuba probablemente seguiría distanciada si los manifestantes seguían encarcelados.
Los funcionarios cubanos ofrecieron pocos indicios de que la campaña de presión para liberar a los manifestantes estuviera surtiendo efecto.
No obstante, dadas las conversaciones del mes pasado entre la Iglesia católica y el gobierno cubano, diplomáticos europeos en La Habana dijeron a CNN que se estaban preparando para emitir visados humanitarios a cualquier preso que pudiera ser liberado por el gobierno y abandonar la isla para exiliarse en el extranjero.
Los diplomáticos advirtieron que no estaba claro cuántos prisioneros, si es que alguno, serían liberados realmente.
Sin embargo, la Iglesia católica ha conseguido en el pasado la liberación de presos de las cárceles cubanas. Antes de las visitas de los papas Benedicto y Francisco a la isla comunista, el gobierno cubano accedió a liberar a miles de presos.
Y como parte de las conversaciones secretas para normalizar las relaciones con la administración de Obama, algunas de las cuales tuvieron lugar en el Vaticano, Cuba también accedió a liberar de sus cárceles a 53 cubanos que Estados Unidos consideraba presos políticos.
Funcionarios cubanos no respondieron a las solicitudes de CNN de comentarios sobre las negociaciones para la liberación de los presos.
Aún no está claro qué podría ganar Cuba con una nueva liberación de presos, aunque el gobierno cubano ha presionado para que se alivien las aplastantes sanciones económicas estadounidenses que, según las autoridades, están contribuyendo a un éxodo masivo de personas de la isla.
Tras su discurso sobre el estado de la Unión en febrero, se escuchó a Biden decir al senador Bob Menéndez, partidario de sanciones más duras contra el gobierno cubano: “Tengo que hablar con usted sobre Cuba”.
El comentario fue interpretado por muchos observadores de Cuba como una señal de que se avecinan cambios en la relación.
En los comentarios más sugerentes hasta ahora de que EE.UU. está negociando la liberación de los manifestantes encarcelados, el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, dijo este martes mientras hablaba sobre la política hacia Cuba en Miami: “Públicamente, y en privado en conversaciones con funcionarios cubanos, el gobierno de EE.UU. sigue pidiendo la liberación de los presos políticos. Y siempre hacemos hincapié en que el pueblo cubano debe poder elegir dónde vivir y el gobierno debe permitir que sus ciudadanos regresen a Cuba”.
“Aunque nos oponemos firmemente al exilio forzoso,” continuó Nichols. “Estados Unidos no dará la espalda a los presos políticos, y si quieren venir a Estados Unidos, exploraremos las vías disponibles bajo la ley estadounidense para darles la bienvenida”.