(CNN) – Puede parecer sorprendente que First Republic Bank, un banco de tamaño mediano dirigido a clientes adinerados de los estados costeros, se haya convertido en un peligro para el sistema bancario estadounidense hasta el punto de que el gobierno haya tenido que intervenir.
La razón tiene mucho que ver con las personas de grandes patrimonios que realizan operaciones bancarias allí.
“Es el mayor ejemplo de un banco que podría caer pero no debería: un banco de primera clase”, dijo una fuente cercana al acuerdo de 48 horas para inyectar a First Republic US$ 30.000 millones en efectivo.
First Republic, con sede en San Francisco y que es el 14º mayor banco del país, recibió la inyección de efectivo de 11 rivales, incluidos los mayores prestamistas de Estados Unidos.
Cuando el consejero delegado de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, se puso en contacto este jueves con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, “muy rápidamente la conversación giró hacia First Republic”, dijo la fuente a CNN.
El rescate organizado por el Gobierno no es un rescate: su objetivo es dar al banco suficiente efectivo para hacer frente a las retiradas de los depósitos de los clientes y asegurar a los inversores que puede soportar las turbulencias que han sacudido al sector durante la última semana.
De momento, sin embargo, no está teniendo el efecto deseado.
Las acciones de First Republic cayeron un 25% este viernes. Sus rescatistas también están en apuros, con JPMorgan Chase (JPM) cayendo un 3% y Bank of America (BAC) cayendo un 4%.
“El mercado está diciendo: ‘Esto todavía no es suficiente. Necesitamos más’”, dijo este viernes a CNN Ed Mills, analista de política de Washington en Raymond James.
¿Por qué el First Republic estaba en la mira?
Los inversores vieron similitudes entre el First Republic y el colapsado Silicon Valley Bank, otro prestamista de tamaño mediano con sede en el área de la Bahía de San Francisco y una clientela con mucho dinero.
“Estos depositantes son especialmente propensos a la quiebra”, afirma Patricia McCoy, profesora de Derecho del Boston College. “Son sofisticados, saben que tienen otras opciones y disponen de mecanismos para mover el dinero rápidamente”.
Esa base “particularmente volátil” de depositantes representa un riesgo para los inversores, dijo McCoy, que ayudó a crear la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
Los grandes bancos como JPMorgan Chase han diversificado sus bases de depositantes para incluir más de lo que McCoy llama “depósitos pegajosos”. En otras palabras, gente normal que tiene en el banco menos del límite de US$ 250.000 asegurado por la FDIC.
Alrededor de dos tercios de los depósitos de First Republic no estaban asegurados. Eso es mucho menos que el 94% no asegurado que tenía Silicon Valley Bank, pero First Republic también tenía una inusualmente grande relación préstamo-depósito del 111% a finales del año pasado, según S&P Global —lo que significa que ha prestado más dinero del que tiene en depósitos—.
Matt Egan y Christine Romans, de CNN, han contribuido a la información.