Londres (CNN) – Un domingo de marzo de 2008, el Gobierno de Estados Unidos y los banqueros se apresuraron a finalizar el rescate del banco Bear Stearns, empujado al borde del colapso por lo que equivalía a una estampida bancaria.
El 16 de marzo de 2008 se acordó una venta forzosa a JPMorgan Chase por US$ 2 la acción, un descuento del 93 % con respecto al precio de cierre de Bear Stearns, el viernes anterior. (Más tarde, el precio se incrementó a US$ 10 por acción).
El acuerdo, realizado bajo la dirección de la Reserva Federal y el Departamento Tesoro de Estados Unidos, marcó el final del camino para una de las firmas con más historia de Wall Street. El banco de inversión, de 85 años, fue la primera ficha de dominó en caer en la crisis financiera que devastó los mercados globales y tuvo consecuencias nefastas para las economías de Estados Unidos y Europa.
Casi exactamente 15 años después, en una secuencia inquietantemente familiar de eventos, reguladores y banqueros en Suiza se apresuraron durante el fin de semana para armar una adquisición de Credit Suisse, luego de que un préstamo de emergencia del Banco Nacional Suizo no tranquilizara a los clientes e inversores.
El comprador fue otro rival más grande, UBS. El precio, 3.000 millones de francos suizos (US$ 3.250 millones), fue aproximadamente un 60 % menos de lo que valía el banco cuando los mercados cerraron dos días antes. El trato se hizo nuevamente a instancias de los reguladores.
A medida que el episodio culmina los 167 años de historia de Credit Suisse, plantea nuevas preguntas sobre si este es el comienzo de una crisis bancaria más amplia.
“Creo que la respuesta es que nadie sabe. No se ve muy bien, pero igualmente podría verse mucho peor”, dijo Jonas Goltermann, economista jefe adjunto de Mercados de Capital Economics.
Las acciones de los bancos centrales y los reguladores han restaurado “un grado de estabilización”, pero “solo el tiempo dirá” si eso será suficiente para detener una crisis más amplia.
“Si nos estabilizamos durante un par de semanas y meses, sabremos que lo peor ha pasado”, dijo a CNN el lunes.
Credit Suisse es el primer banco de “importancia sistémica global” en ser rescatado desde 2008. La lista, que denota bancos cuya quiebra podría desencadenar una crisis financiera mundial, comprende solo 30 prestamistas, incluidos JPMorgan, Bank of America, HSBC, Barclays y Bank of China.
Sin embargo, a pesar de su importancia para el sistema financiero, la mayoría de los analistas no esperan que la desaparición de Credit Suisse marque el comienzo de otra crisis financiera mundial.
El mayor riesgo, dicen, es que la tensión en el sistema financiero haga que los bancos restrinjan el crédito. Una crisis crediticia pesaría sobre los hogares y las empresas, aumentando el riesgo de recesión. Eso podría conducir a un aumento de las deudas incobrables y las pérdidas para los prestamistas, que sus actuales colchones de capital podrían no ser lo suficientemente grandes como para absorber.
“No hay duda de que el sistema bancario en conjunto está en una mejor posición ahora que hace 15 años”, continuó Goltermann. “Tenemos un mejor amortiguador, pero ¿será suficiente?”.
Poder de fuego del banco central
Los bancos en Estados Unidos y Europa están en mucho mejor estado financiero que en 2008. Las importantes reformas regulatorias desde la crisis significan que los balances bancarios se han fortalecido y la exposición a préstamos riesgosos se ha reducido significativamente.
“No quiere decir que no habrá más bancos pequeños que se derrumben… Pero no es una situación ‘general’ como la que tuvimos en 2008 porque la supervisión es mucho más fuerte”, dijo Annelise Peers, directora de Inversiones de Investec Bank Suiza.
No solo hay menos ansiedad sobre la estabilidad de los bancos, sino que también hay una mayor confianza en los poderes de los reguladores para contener una crisis más amplia.
Sobre la base de la experiencia adquirida en crisis anteriores, incluida la pandemia de coronavirus, los bancos centrales han desarrollado una serie de herramientas para proporcionar financiación a los mercados rápidamente si es necesario.
Este domingo, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y los bancos centrales de Canadá, Japón y Suiza acordaron poner a disposición un suministro de emergencia de dólares hasta al menos finales de abril para evitar que se agote la liquidez.
Esta acción coordinada indica cuán en serio se están tomando el riesgo de un contagio más amplio.
En una señal de la relativa salud de sus balances, los bancos europeos mostraron un apetito limitado el lunes por la facilidad de emergencia.
Si bien muchos bancos estadounidenses más pequeños han aprovechado un nuevo programa de préstamos de la Fed, establecido después del colapso de Silicon Valley Bank, el 10 de marzo, ninguno ha pedido prestado en condiciones que sugieran que están al borde de la quiebra.
La confianza es crucial
Pero el capital y la regulación no son suficientes. Los bancos también dependen de las percepciones que los clientes e inversores tienen de ellos. Los índices saludables de capital y liquidez de Credit Suisse no lo salvaron una vez que se evaporó la confianza.
Los bancos centrales y los Gobiernos tendrían dificultades para calmar los mercados frente a un colapso generalizado de la confianza que provoca más estampidas bancarias como las que afectaron a Credit Suisse, Silicon Valley Bank y Signature Bank. Es por eso que los reguladores están actuando con tanta fuerza para aumentar la confianza en los bancos.
“La banca tiene que ver con la confianza; eso puede evaporarse en cualquier momento y creo que eso [crea] los grandes nervios”, dijo Rupert Silver, director de Renta Fija de Credo Group, un administrador de patrimonio con sede en el Reino Unido.
Hay “notablemente más riesgo” entre los bancos regionales de Estados Unidos, que están sujetos a una regulación más ligera que los grandes prestamistas, agregó. “Estoy mucho menos preocupado por Europa y el Reino Unido… los bancos están dramáticamente bien capitalizados [y] la gran mayoría está ganando más dinero que nunca”.
Las acciones de First Republic, un banco regional de EE.UU., cerraron con una baja del 47 %, el lunes, incluso cuando los mercados bursátiles registraron ganancias por el optimismo de los inversores de que los reguladores han contenido lo peor de la crisis.
Cuidado con la crisis crediticia
Los problemas en First Republic y otros bancos regionales de EE.UU. sirven como un recordatorio de advertencia de que un fuerte aumento en las tasas de interés desde el año pasado también representa un riesgo para otros bancos además del SVB.
“Si bien es tentador descartar los problemas del SVB, Signature Bank y Credit Suisse como idiosincrásicos, han revelado que acechan problemas en el sistema financiero a medida que aumentan las tasas de interés”, dijo Neil Shearing, economista jefe de grupo de Capital Economics.
“Las áreas clave para monitorear incluyen bancos europeos más pequeños y bancos en la sombra”, agregó Shearing.
Los “bancos en la sombra”, o instituciones financieras no bancarias, se refieren a prestamistas especializados que quedan fuera del sector bancario tradicional. Estos pueden incluir compañías financieras de hipotecas y vehículos, así como algunos fondos de cobertura, fondos de crédito privados y fondos del mercado monetario.
Por un lado, la subida de los tipos de interés ha hecho que los préstamos sean más lucrativos para los bancos, lo que ha ayudado a elevar la rentabilidad agregada del sector bancario de la Unión Europea a su nivel más alto desde 2014.
Pero, por otro lado, el aumento de los tipos ha afectado al valor de algunos de los activos de los bancos, incluidos los bonos del Gobierno. Mientras tanto, el crecimiento económico más débil y el aumento de los costos de endeudamiento están dificultando que sus clientes paguen los préstamos.
El riesgo es que los bancos, que ya han restringido el crédito y aumentado las provisiones para deudas incobrables, adopten un enfoque aún más cauteloso para otorgar préstamos en respuesta a las recientes turbulencias del mercado. Eso afectaría la demanda de los consumidores y la inversión empresarial y podría desencadenar una recesión económica.
“Si los bancos están bajo presión, es posible que se muestren reacios a prestar”, dijo la semana pasada la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, en su testimonio ante la Comisión de Finanzas del Senado. “Podríamos ver que el crédito se vuelve más caro y menos disponible”.
En comentarios que se entregarán más tarde el martes, también dirá que el Gobierno federal de EE.UU. puede tener que acudir al rescate de los depositantes bancarios sin seguro una vez más si los prestamistas más pequeños sufren corridas bancarias como la que derribó a SVB.
Shearing ve un peligro mayor. “Es posible que se desarrolle un círculo vicioso, en el que el crédito se restringe, la economía real se deteriora y las tasas de morosidad comienzan a aumentar”, dijo. Esa sería una “crisis mucho más grave”.
– Matt Egan contribuyó con este reporte.