Nota del editor: David Zurawik es profesor de prácticas en estudios de medios de comunicación en el Goucher College. Durante tres décadas fue crítico de medios en el periódico Baltimore Sun. Las opiniones expresadas en esta columna le pertenecen únicamente a su autor.
(CNN) – Fox News, que la semana pasada llegó a un acuerdo histórico de US$ 787,5 millones para resolver la demanda por difamación que interpuso Dominion Voting Systems, sacudió el mundo de los medios de comunicación este lunes al anunciar que la cadena y Tucker Carlson tomarían caminos distintos, y que el último programa del presentador fue el que se emitió el pasado vieres. La compañía no dio ninguna explicación.
Como uno de los presentadores más populares y controvertidos de la televisión por cable, su salida seguramente cambiará significativamente la cara de las noticias en horario estelar y de los programas de debate. Y es difícil creer que no será para mejor, ahora que nos adentramos en lo que podría ser una de las campañas presidenciales más desagradables de la historia de Estados Unidos.
Un presentador que atrae a una audiencia de hasta 3 millones de espectadores cada noche y domina los índices de audiencia como Carlson no desaparece de repente sin alterar significativamente el panorama en sentido competitivo.
Eso quedó patente cuando las acciones de Fox Corp. cayeron inicialmente un 5% al conocerse la noticia de la salida de Carlson.
El presentador alcanzó ese nivel de prominencia a través del papel cultural que llegó a desempeñar, como una figura similar a Trump que transgredía constantemente los límites de los medios de comunicación desde la derecha, al igual que el expresidente hizo con las normas políticas.
Lo que Carlson provocó con sus palabras y acciones fue algo más que simple polémica. Estuvo más cerca del discurso de odio que de la tertulia cotidiana en horario de máxima audiencia por cable cuando sugirió en 2018 que los inmigrantes hacían que la nación fuera “más sucia”.
Los anunciantes boicotearon su programa en respuesta a esa retórica, y al igual que Trump jugó regularmente a la víctima agraviada, asegurando que lo atacaban grupos de izquierda y que sus derechos de la Primera Enmienda eran vulnerados.
Carlson presionó el botón de la indignación con más frecuencia en los últimos años, llevando su programa a Hungría en 2021, por ejemplo, para celebrar al autoritario primer ministro Viktor Orban y presentarlo como un líder fuerte y exitoso en oposición al presidente Joe Biden, a quien caracterizó como débil e ineficaz en temas como la inmigración.
El ultraje más reciente de Carlson consistió en utilizar las grabaciones que le proporcionó el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, para intentar crear una contranarrativa en horario estelar sobre la mortal insurrección del 6 de enero, incluyendo la falsa afirmación de que “los agentes federales alentaron la violencia”.
Con tales palabras y actos, Carlson se convirtió en uno de los rostros burlones del privilegio blanco, y en uno de los principales portavoces televisivos de muchos valores afines a Trump, así como un virulento atacante verbal de todo lo que los de extrema derecha podrían considerar “woke”.
¿Será mejor ahora la televisión por cable en horario de máxima audiencia como resultado de su salida? Sería difícil imaginar un resultado distinto.
El discurso del odio no tiene cabida en ningún lugar de la televisión, y Carlson estaba continuamente sobrepasando los límites. Y lo último que necesita nuestro ecosistema mediático es más desinformación del tipo que Carlson estaba bombeando peligrosamente en horario estelar.
Teniendo en cuenta el precio de salir del pleito con Dominion y las acciones por difamación pendientes, es difícil imaginar que Fox vaya a por alguien aún más transgresor que Carlson en su franja horaria. Fox ha dicho que, por el momento, utilizará una rotación de presentadores.
Esperemos que la salida de Carlson marque un punto de inflexión hacia una programación menos divisiva, escandalosa y polarizadora en el prime time de Fox en este próximo año electoral.