Nota del editor: Frida Ghitis, (@fridaghitis) exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.
(CNN) – El anuncio fue impresionante y las imágenes imponentes. El Kremlin declaró que había sido atacado este miércoles por la noche por dos drones cuyo objetivo, según afirmó, era asesinar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien resultó ileso.
Moscú acusó a Ucrania de lo que calificó de “acto terrorista”. Ucrania dijo que no tenía nada que ver con lo que fuera que ocurrió esa noche. (Al día siguiente, el Kremlin también acusó a Estados Unidos de estar implicado en el supuesto atentado, lo que Estados Unidos niega).
Los videos difundidos en las redes sociales mostraban lo que parecían drones y una ardiente explosión sobre el Kremlin, cuyos muros ya estaban engalanados con pancartas en preparación para la celebración el 9 de mayo del Día de la Victoria, cuando Rusia conmemora su triunfo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial y exhibe su poderío militar con desfiles.
¿Qué ocurrió exactamente en el Kremlin, palabra que significa fortaleza en ruso, sede del Gobierno y residencia del presidente, presumiblemente fuertemente fortificado?
La credibilidad de Rusia, sobre todo en lo que respecta a su guerra contra Ucrania, se ha visto aplastada por sus mentiras persistentes. Sin embargo, no sabemos qué ocurrió.
Durante un viaje a Finlandia, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, rechazó la acusación del Kremlin. “No atacamos a Putin ni a Moscú”, dijo, “luchamos en nuestro territorio”. Ucrania, añadió, deja la suerte de Putin en manos del tribunal, refiriéndose probablemente a la Corte Penal Internacional, que ya emitió una orden de detención contra el presidente ruso por acusaciones de crímenes de guerra.
Anteriormente, un portavoz de Zelensky rechazó cualquier afirmación de que Ucrania intentara matar a Putin. “Es un truco que cabe esperar de nuestros oponentes”, dijo Serhiy Nykyforov, acusando a Moscú de “escalar deliberadamente la situación antes del 9 de mayo”.
El asesor de Zelensky, Mykhailo Podolyak, dijo que tal ataque sería contraproducente para Ucrania, dando a Rusia una justificación para ataques masivos. En su lugar, argumentó, el incidente fue organizado por Rusia para crear una distracción y tomar la iniciativa.
Otra posibilidad es que el atentado fuera perpetrado por rusos contrarios a Putin. Un exlegislador ruso, ahora exiliado, dijo a CNN que eso es precisamente lo que ocurrió. “Es uno de los grupos partidistas rusos”, dijo Ilya Pomarev, “no puedo decir más, ya que aún no han asumido públicamente la responsabilidad”.
De ser así, es de esperar que se intensifique la represión de Putin en Rusia.
Mientras continúa la incertidumbre sobre el suceso, hay un hecho fuera de toda duda: cada día que pasa, la guerra en Ucrania se acerca más a una escalada mayor.
El suelo sigue lodoso a medida que la nieve invernal se derrite; las temperaturas van en aumento. Ucrania ha anunciado en repetidas ocasiones que planea una contraofensiva a gran escala, un impulso para recuperar el territorio ucraniano capturado por los ocupantes rusos.
Rusia está nerviosa ante esta nueva etapa inminente de la guerra. Y, francamente, los aliados de Ucrania también.
Las fuerzas ucranianas sorprendieron no solo a Rusia sino también a sus amigos con su férrea defensa, resistiendo en un conflicto que muchos esperaban que perdieran en cuestión de días. Pero defender un territorio no es lo mismo que recuperar un terreno que ya fue capturado, especialmente cuando Rusia ha tenido meses para fortificar sus posiciones.
Recientemente se filtró material altamente confidencial del Pentágono que incluía evaluaciones pesimistas sobre la capacidad de Ucrania para llevar a cabo una ofensiva, y un análisis advertía que “la campaña de desgaste de Rusia en la región de Donbás se dirige probablemente hacia un punto muerto”.
El tono del análisis no concuerda con las valoraciones optimistas procedentes de Londres y Washington. Sin embargo, esos documentos parecen datar de febrero y marzo, por lo que el análisis puede haber cambiado.
El costo de una operación fallida, o incluso con un éxito mínimo, no solo sería en vidas perdidas. Además de la matanza, podría acabar frustrando las esperanzas de Ucrania de conservar su territorio.
Ucrania se ha estado preparando para lo que espera sea una campaña que transforme la guerra y le dé la ventaja. Si eso no ocurre, sus partidarios en Occidente podrían perder la paciencia y exigir que Kyiv haga concesiones a Moscú.
Por el momento, los aliados de Ucrania han estado aportando recursos militares. Hasta ahora, Ucrania ha demostrado que su pesimismo inicial estaba equivocado. Pero a algunos les sigue preocupando que las fuerzas combatientes, impulsadas por la importancia de su misión, salvar a su país, sean demasiado optimistas.
Rusia también ha reforzado sus defensas en previsión del asalto ucraniano. Los soldados ucranianos se enfrentarían a campos fuertemente minados, profundas zanjas antitanque y trincheras. Las imágenes satelitales confirman que Rusia ha construido cientos de kilómetros de fortificaciones en las zonas donde se espera que Ucrania ataque, desde el este y a través del sur hacia Crimea.
Todo ello se suma a un creciente nivel de nerviosismo ante una temporada de intensificación de los combates. En este contexto, el Kremlin acusó a Kyiv de intentar asesinar a Putin.
El incidente está rodeado de misterio. ¿Mostraría deliberadamente Putin, tan consciente de su imagen, que el poderoso complejo del Kremlin es tan vulnerable? ¿Apostaría Ucrania por un magnicidio?
El Kremlin está tan inquieto por lo que se avecina que las celebraciones del Día de la Victoria se han reducido drásticamente en todo el país. Las gradas ya se están levantando en la Plaza Roja, pero las celebraciones serán muy diferentes este año.
Las autoridades cancelaron algunas de las tradiciones más emotivas de la festividad del 9 de mayo, como las grandes concentraciones y los desfiles en honor de los caídos en las guerras de Rusia, alegando motivos de seguridad. En el desfile del Regimiento Inmortal, cientos de miles de rusos salen a la calle, muchos con fotografías de sus familiares que sirvieron a la nación en la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patria, como se conoce allí.
Ese acontecimiento no sucederá este año. Algunos observadores dicen que la verdadera razón por la que se canceló es que el Kremlin teme que las grandes concentraciones públicas se conviertan en protestas, y les preocupa que las fotografías de los soldados muertos llevadas por los familiares muestren las decenas de miles de rusos muertos en los últimos meses luchando en Ucrania, subrayando el costo de la llamada “Operación Militar Especial”, la invasión rusa de Ucrania que Putin por fin llamó “guerra”.
Catorce meses después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala, la guerra en Ucrania es ya la peor en tierra europea desde la Segunda Guerra Mundial.
Lo que haya sucedido en los cielos nocturnos de Moscú es una señal más de que esta será una primavera muy caliente en Ucrania, con los combates entrando en una fase nueva y más intensa, que podría determinar el resultado de esta terrible guerra.