(CNN Español) – Esta vez no hubo despliegue de diseños futuristas, como el del tanque T-14 Armata, ni acumulación de fuerza bruta, en la forma de largas columnas de T-90 y T-80, como en otras ediciones espectaculares del desfile del Día de la Victoria en Rusia.
Frente al Kremlin y a través de la Plaza Roja apenas un solitario T-34, un tanque de la Segunda Guerra Mundial, lideró este martes las celebraciones por el triunfo ante la Alemania nazi en 1945, organizadas bajo la sombra de una guerra en Ucrania que extiende cada vez más en el tiempo.
Tradicionalmente, Rusia aprovecha al Día de la Victoria para hacer una demostración de sus fuerzas militares. En 2015 unos 16.000 soldados marcharon junto a 200 vehículos blindados, mientras por encima sobrevolaban 150 aviones. Pero aún en 2020, en medio de la pandemia, participaron también 14.000 soldados.
Incluso en mayo de 2022, a tres meses de la invasión rusa de Ucrania y mientras continuaban los combates, hubo un desfile importante, que incluyó a los nuevos T-14, los tanques T-90 —pilar de las fuerzas acorazadas actuales de Rusia— e incluso aviones de combate Mig-29.
Pero poco después de esa celebración, Ucrania lanzó contraofensivas en norte y sur, recuperando parte del territorio perdido, y las fuerzas Rusas sufrieron fuertes pérdidas. Con el tiempo Moscú se reorganizó y lanzó una campaña de bombardeo con misiles sobre Ucrania y, más recientemente, una ofensiva en Bakhmut. La guerra, lejos de mostrar señales de estar cerca de su fin, pareció escalar y extenderse en el tiempo.
En este contexto alejado de las celebraciones, las autoridades rusas organizaron un desfile del Día de la Victoria mucho más modesto: este martes no se vio ningún avión, pero tampoco hubo tanques modernos de ningún tipo.
En total, participaron 125 vehículos de todo tipo, de acuerdo con la agencia TASS, incluyendo vehículos blindados Tigr-M y VPK-Ural y misiles antiaéreos S-400.
Y un solo tanque de guerra: un T-34/85 , ícono del esfuerzo bélico soviético durante la Segunda Guerra Mundial.
Este T-34, diseñado en la década de 1930, lideró el modesto desfile de vehículos en un alicaído desfile, mientras los tanques más modernos se encontraban en el frente en Ucrania o en sus cuarteles, pero no en la Plaza Roja frente al presidente Vladimir Putin.
El T-34 entró en servicio en la Unión Soviética en 1940, inicialmente equipado con un cañón de 76 milímetros. Fue en su momento uno de los vehículos blindados más avanzados del mundo, y se convirtió en el pilar de las fuerzas acorazadas soviéticas, con 57.000 unidades producidas durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1941 y 1945 los T-34 pelearon contra la Alemania nazi y sus aliados en la operación Barbarroja, pero también en Stalingrado, Járkiv —escenario de nuevos combates tras la invasión rusa de 2022— y Kursk, entre otras batallas.
En 1944, un año antes de la rendición alemana, el T-34 fue repotenciado con un nuevo cañón de 85 milímetros. Esta versión, conocida como T-34/85, se convirtió en un ícono soviético, y su popularidad es tal que en 2018 una película sobre el tanque, “T-34”, fue un éxito de taquilla en Rusia.
Es usual que en cada desfile por el Día de la Victoria un grupo de T-34/85 avance por la Plaza Roja, escoltados por los tanques más modernos que equipan actualmente al ejército ruso, por su valor simbólico como veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Esta martes, sin embargo, apenas uno de estos vehículos de museo representó a las fuerzas acorazadas de Rusia, las más grandes del mundo, enfrascadas ahora en el conflicto bélico más grande en Europa desde 1945.