(CNN) – China sigue siendo el “principal desafío a largo plazo” para el orden internacional existente y no hay evidencia de que la vacilante invasión rusa de Ucrania haya cambiado el pensamiento de Beijing en torno a “la escala de tiempo o la metodología” para cualquier potencial ataque a Taiwán, dijo un importante grupo de expertos estratégicos antes de una cumbre de seguridad regional en Singapur.
El conflicto en Europa también puede acelerar las tendencias en la región Asia-Pacífico hacia un mayor gasto militar y los esfuerzos para desarrollar las capacidades militares, según un informe publicado este viernes por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), que acoge su Diálogo anual Shangri-La en Singapur, este fin de semana.
La guerra y sus repercusiones en la región Asia-Pacífico, así como la creciente pugna entre Estados Unidos y China, serán los temas principales de la cumbre de seguridad, que desde hace tiempo sirve de plataforma para que los altos cargos de seguridad se reúnan cara a cara.
Se espera que entre los asistentes se encuentren el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, el ministro de Defensa de China, Li Shangfu, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, y el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov.
No está previsto que los jefes de Defensa de EE.UU. y China se reúnan este año, lo que pone de manifiesto la profundidad de la fractura en las relaciones entre ambos países.
Este jueves, Austin dijo que era “desafortunado” que China rechazara una oferta de EE.UU. para reunirse en la conferencia y advirtió que la actual falta de comunicación podría dar lugar a “un incidente que podría muy, muy rápidamente salirse de control”.
Beijing refutó, a principios de esta semana, la afirmación de que estaba bloqueando los esfuerzos de comunicación de los funcionarios de Defensa estadounidenses, culpando en cambio a EE.UU. de crear “obstáculos artificiales, socavando gravemente la confianza mutua entre los dos ejércitos”.
Taiwán, en el punto de mira
La preocupación de Estados Unidos y de toda la región por la creciente firmeza de China ha ido en aumento en los últimos años, a medida que Beijing ampliaba rápidamente su Armada, militarizaba islas en el mar de la China Meridional, trataba de forjar pactos de seguridad en el Pacífico sur e intensificaba la retórica en torno a reivindicaciones territoriales disputadas.
Estas preocupaciones se han acentuado en el último año, cuando Beijing ha realizado dos simulacros militares de gran envergadura en torno a la isla de Taiwán y se ha negado a condenar la invasión de Ucrania por parte de Moscú.
Esa invasión también ha atraído una mayor atención hacia Taiwán como posible punto álgido de la seguridad en Asia.
A pesar de las grandes diferencias con las circunstancias geopolíticas de Rusia y Ucrania, la óptica de un agresor aparentemente más poderoso lanzando un ataque impulsado por una visión de unificación ha aumentado la atención sobre las intenciones de China hacia Taiwán.
El Partido Comunista chino, en el poder, reclama la isla como suya, a pesar de no haberla controlado nunca, y ha prometido unificarla con el continente, por la fuerza si es necesario.
El informe del IISS publicado este viernes, una evaluación anual sobre la seguridad en Asia-Pacífico escrita por los expertos del laboratorio de ideas, dice que no hay evidencia de que la guerra en Ucrania haya “alterado el pensamiento chino sobre la escala de tiempo o la metodología” para un posible ataque a Taiwán.
“La visión de Beijing de Taiwán como un desafío interno ha dado forma a su evaluación de que un uso chino de la fuerza para recuperar la isla sería totalmente diferente a la guerra de Ucrania”, dice el informe.
Sin embargo, los pensadores militares chinos habían analizado las implicaciones del apoyo occidental a Ucrania y los factores que contribuyeron a los malos resultados militares de Rusia, según el informe.
El documento añade que era “imposible determinar si China utilizará la fuerza para tomar Taiwán en algún momento en el futuro”, y que la toma de decisiones de Beijing estaría determinada no solo por “una evaluación de la capacidad militar, sino también por una consideración de las probables reacciones no militares de EE.UU. y sus aliados”, incluidas las posibles repercusiones económicas.
“No hay pruebas de que China tenga un calendario fijo para invadir Taiwán”, añade el informe.
Mientras tanto, la retórica de Beijing en torno a Taiwán era uno de los principales desencadenantes de la creciente preocupación de Japón por China, según el informe.
Enfrentamiento creciente
Según el informe, China sigue desarrollando sus capacidades de “aguas azules” para operar en alta mar, lejos de sus puertos.
Pero los esfuerzos de EE.UU. y sus aliados regionales más importantes por aumentar su financiación y preparación naval “podrían facilitar un cambio en el equilibrio naval a su favor”, dice el informe.
En los últimos años, Estados Unidos ha realizado esfuerzos concertados para reforzar sus alianzas de seguridad y su presencia en la región ante el ascenso de China.
Ello ha incluido el fortalecimiento de la cooperación trilateral con sus aliados, Corea del Sur y Japón, y la renovación de la agrupación de seguridad Quad con Australia, Japón y la India, considerada en general como un contrapeso al ascenso militar de China.
A principios de este año, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia acordaron construir una flota combinada de submarinos nucleares de élite.
Sin embargo, muchos Estados de la región prefieren evitar tomar partido en la “creciente confrontación” entre Estados Unidos y China, según el informe del IISS, que añade que “no existe una tendencia regional hacia el alineamiento con Estados Unidos”, debido a las dependencias económicas y al temor a una escalada.
Beijing ha afirmado en repetidas ocasiones que su Ejército Popular de Liberación es una fuerza defensiva destinada a salvaguardar la paz y el desarrollo mundiales, un punto en el que se espera que el jefe de la Defensa china, Li, haga hincapié en la conferencia, en la que también debatirá la visión de Beijing sobre la seguridad regional.
Es la primera vez que Li Shangfu asiste a la conferencia desde que asumió el cargo de ministro de Defensa, a principios de este año. Li fue sancionado por EE.UU., en 2018, por la compra de armas rusas por parte de China.
Tanto él como Austin tienen previsto pronunciar discursos en la conferencia, que se celebra de viernes a domingo.