(CNN) – Cuestionarse la limpieza de los aviones no es algo en lo que a la mayoría de nosotros nos guste pensar cuando volamos.
Pero aunque pienses que el hecho de que tu vecino de asiento utilice una bolsa para enfermos es lo peor que podría pasar, un hombre se enfrentó a fluidos corporales de otro tipo cuando encontró sus pies sobre la alfombra de un avión todavía mojada con la sangre y diarrea de un pasajero anterior.
Habib Battah volaba de París a Toronto en Air France, el 30 de junio, cuando, poco después del despegue, percibió un olor extraño en el espacio para los pies situado bajo su asiento y el de su esposa.
“Olía a estiércol”, declaró a CNN.
La pareja viajaba en el Boeing 777 con sus dos gatos, cada uno en un transportín, en el espacio para los pies delante de la pareja. Se trasladaban temporalmente del Líbano a Estados Unidos, donde Battah, periodista que trabaja en Beirut, pasará una temporada como profesor universitario.
“Era la primera vez que viajábamos con los gatos, y yo pensaba: ‘Oh Dios, tuvieron un accidente, qué vergüenza’.
“Entonces pensé que tal vez era el olor corporal de alguien. Estuve olfateando y olfateando, luego dije, déjame sacar a los gatos”.
Se agachó en el suelo para comprobar cómo estaban los animales sobre sus manos y rodillas. “Miré a los gatos: los pobres gatos estaban completamente en orden”, dice.
El espantoso descubrimiento
Pero lo que sí vio debajo de los transportines de los gatos fue una mancha de humedad en el suelo, de unos 50 centímetros de largo y ancho, dice. Le hizo señas a una sobrecargo que pasaba por allí.
“Le dije que olía a m****a. Me dio toallitas húmedas. Empecé a limpiar y estaba rojo, rojo sangre. Y seguía saliendo rojo. Me dije: “¿Qué demonios es esto?” Quería ver qué era. Al cabo de un rato, uno de los auxiliares de vuelo me dijo: ‘Será mejor que vayas a lavarte las manos, y aquí tienes unos guantes’”.
Mientras Battah limpiaba, la sobrecargo había transmitido el mensaje a sus compañeros de trabajo, y el capitán llamaba por radio a París preguntando qué demonios era esa mancha rojo sangre que había debajo de los asientos 30A y 30B.
La noticia llegó del cuartel general de Air France: era sangre humana. El día anterior, en un vuelo de la ruta París-Boston, un pasajero varón había sufrido lo que Battah dice que la tripulación llamó una “hemorragia”.
El pasajero había sobrevivido, y el capitán de ese vuelo había pedido que se limpiara la zona para el siguiente vuelo del avión de regreso a París, pero al parecer los limpiadores se habían olvidado del suelo.
“No supe que era sangre hasta que una sobrecargo me dijo casualmente: ‘Oh, nos dijeron que otro pasajero tuvo una hemorragia’”, cuenta Battah. “Entonces me di cuenta de que el transportín del gato también estaba manchado”. La sangre había empapado el transportín, que también funciona como una mochila.
Frenético, quiso limpiar la mochila, con el gato aún dentro. Se trasladó a la zona de la cocina para seguir limpiando, “tratando furiosamente de deshacerme de este horror. Utilicé un paquete entero de toallitas húmedas”.
Dice que solo un auxiliar de vuelo parecía “enfadado [por lo sucedido a Battah], se disculpaba”, pero los demás no reaccionaron. “También es una amenaza para la tripulación de vuelo. Pregunté cuál es su protocolo para esto, pero no dijeron nada. Estoy bastante seguro de que no hay alguno”.
“Creía que lo había visto todo… hasta ahora”
Fue un vuelo largo para la pareja, que dice que les ofrecieron “dos botellitas de agua Evian” como recompensa, y les dieron dos mantas de la clase business para que las pusieran en el suelo, con polvos para absorber la sangre.
El vuelo iba lleno y no pudieron moverlos de asiento. “Tuvimos que quedarnos allí sentados oliendo la sangre durante las siete horas siguientes”, cuenta. “El olor de la sangre podrida es como el estiércol. Me había quitado los zapatos al principio del vuelo y tenía sangre en los calcetines”.
En realidad, era estiércol, más o menos. Tres días después, Air France le llamó y le dijo que la sangre se había mezclado con heces.
Air France dijo en un comunicado a CNN que un pasajero se había encontrado mal en un vuelo del 29 de junio, de París a Boston, y fue atendido por los médicos a su llegada.
“Según el procedimiento en este tipo de situaciones, se solicitó una limpieza completa de la zona y la fila de asientos no estuvo disponible en el vuelo de regreso [de Boston a París]”, dice el comunicado.
“Un pasajero que viajaba en el siguiente vuelo, de París a Toronto, informó de restos de sangre en el suelo, ensuciando sus objetos personales. La tripulación le ayudó inmediatamente a limpiar sus pertenencias, proporcionándole material adecuado, como guantes estériles y toallitas desinfectantes”.
“Como el vuelo estaba completo, no fue posible mover de lugar al pasajero. Se abrió una investigación interna para entender las razones de esta situación”.
Air France dijo que “entiende y lamenta los inconvenientes causados por esta situación” y que estaba en contacto con Battah.
“El riesgo de exposición a restos residuales de sangre en la alfombra es bajo, por no decir inexistente”.
Battah afirma: “Llevo 20 años cubriendo Beirut como periodista. He vivido guerras, ataques aéreos, he visto asesinatos, coches bomba y sobreviví por poco a la explosión del puerto. Creía que lo había visto todo. No esperaba encontrar más sangre de la que he visto en Beirut en un avión de Air France”.
“Me traje esa sangre a casa”
En “estado de shock” a su llegada, e incapaz de sacar a los gatos, había recogido el transportín, se lo había colgado a la espalda a modo de mochila y se lo había llevado consigo a Toronto, donde la pareja se encuentra actualmente visitando a la familia de Anna.
“Me llevé la sangre a casa. Me enviaron a casa con un riesgo biológico. Nunca me pararon y me dijeron: ‘Oye, no sabemos qué tenía este paciente [enfermo]’. Fue muy negligente”, dice.
“El incidente ocurrió dos vuelos antes que el nuestro, así que en Boston no se hizo la limpieza. El avión regresó a París, ensangrentado, sucio, hecho una m****a. Y nosotros nos subimos a él. Eso significa que otros pasajeros también estuvieron expuestos. Creo que pusieron en peligro el bienestar de los pasajeros”.
“Empecé a preguntar: ‘¿Cómo no lo revisan? ¿Cuáles son los protocolos para riesgos biológicos?’ No logré que me lo dijeran. Era como si no hubiera ninguno”.
Air France confirmó a CNN que el líquido parece ser sangre y heces. Cuando se le preguntó acerca de su procedimiento para la limpieza profunda de residuos de riesgo biológico a bordo, dijo que “se utilizan productos específicos”.
No confirmó si la limpieza inicial se hizo en Boston, o en París, después de que el avión volara de regreso a Francia tras el incidente. Sin embargo, añadió que “se ha realizado la limpieza y se han tenido que retirar los cojines de los asientos, lo que ha causado la descompensación de la fila de asientos”, lo que sugiere que el avión se limpió inicialmente en Boston y los cojines se sustituyeron en París. En ningún momento el personal de limpieza se percató de que el suelo también estaba empapado.
“Claramente fue un error”
¿Supone un riesgo bajo o inexistente una alfombra empapada de sangre y heces? No, según el Dr. Richard Dawood, especialista en Medicina del Viajero, de la Fleet Street Clinic de Londres.
“No estoy de acuerdo”, afirma. “Se trata de una situación muy antihigiénica, y no sabemos qué padecía el pasajero ni si era infeccioso. Podría haber sido sangre y diarrea de una infección, o de algo como colitis, pero en cualquier caso, en un hospital se habría tratado como contaminación y riesgo biológico”.
“Hay muchas infecciones víricas transmitidas por la sangre (hepatitis B, C, VIH), pero la mayoría requieren el contacto con la piel rota o una herida penetrante. Todas estas cosas son de baja incidencia en la población, por lo que la posición de partida es que el riesgo es relativamente pequeño, y las posibilidades de que pase a través de la piel intacta son increíblemente pequeñas. Pero esa no es la cuestión: no debería haber ocurrido”.
Además, el comportamiento de los pasajeros en un avión podría haber agravado el riesgo. “Hay muchas cosas que los pasajeros hacen en los aviones que implican comer y usar las manos, y no es muy fácil lavarse las manos en un avión, hay mucha gente, y es muy fácil que la gente contamine las superficies”.
De hecho, la diarrea puede haber sido más peligrosa que la sangre. Dawood afirma que limpiar la diarrea sin desinfectarla, como acabó haciendo Battah en la cocina, cerca de la zona de preparación de alimentos, puede “aerosolizar” sus partículas.
“Puede que la aerolínea solo tenga en cuenta el peligro de la sangre, pero la mezcla de sangre y heces es desagradable, llega a todas partes. Es fácil contaminar las manos y las superficies: yo lo consideraría peligroso”.
“El avión debería haber sido puesto fuera de servicio hasta que se limpiara adecuadamente. Obviamente pusieron los asientos fuera de servicio, así que sabían que había un problema y deberían haber actuado en tierra. Las aerolíneas deberían ser buenas en esto, está claro que hubo un error”.
Sin embargo, mientras Battah y su mujer sigan sin presentar síntomas, no esperaría que les hicieran pruebas para detectar posibles enfermedades.
Cuidado con las manos a bordo
¿Estás por desistir de los vuelos luego de leer lo que le pasó a Battah? Dawood afirma que todos deberíamos cuidar la higiene de nuestras manos mientras volamos.
“La gente suele pensar en los riesgos del avión, pero el proceso de llegar al aeropuerto: sujetarse en el transporte público, tocar superficies, pasar por el control de seguridad, descalzarse y tomar el autobús hasta el avión… para cuando abordas, tienes las manos bastante sucias, y lo primero que todo el mundo quiere hacer después de la odisea de pasar por un aeropuerto es relajarse en su asiento y que le ofrezcan algo de comer o beber”.
Dawood sugiere lavarse o desinfectarse las manos una vez que llegas a tu asiento.
Mientras tanto, Battah, que actualmente está hablando con abogados y ha publicado fotos horripilantes en un hilo de Twitter, dice que Air France le llamó tres días después del vuelo, le ofreció pagar por el baño de los gatos y le sugirió un vale por US$ 500. Battah rechazó la oferta.
“No me parece bien, creo que es un riesgo biológico grave y que debería investigarse a fondo. No quiero que me manden callar con unos billetes. Nuestro pasaje de avión costó US$ 2.500, ¿merece la pena sentarse en sangre y heces por un descuento del 20 %? Creo que fue una negligencia grave y alguien debería responder por ello. Los incidentes ocurren, somos humanos, sangramos, pero una vez que el avión aterriza, hay que limpiarlo. Es atroz que no se hiciera”.