(CNN) – Cuando los dirigentes de la OTAN se reúnan el martes en Vilna, capital de Lituania, lo harán con dos interrogantes que se ciernen sobre una cumbre crucial para la alianza.
En primer lugar, esta es la semana en la que la OTAN esperaba dar la bienvenida a Suecia como su miembro número 32, tras la solicitud conjunta del país con Finlandia poco después de que Rusia invadiera Ucrania. La solicitud de Finlandia fue aprobada a principios de este año.
En segundo lugar, el secretario general, Jens Stoltenberg, declaró la semana pasada que uno de los principales objetivos de la cumbre era reforzar los lazos políticos y de seguridad de la Alianza con Ucrania, al tiempo que se comprometía a facilitar la entrada de este país en la OTAN.
Pero los comentarios de los presidentes de dos miembros clave de la alianza han desviado la atención de estas dos cuestiones clave antes de la reunión.
Este lunes por la mañana, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró a la prensa que el ingreso de Suecia en la OTAN dependería del ingreso de Turquía en la Unión Europea.
“Primero, despejemos el camino de Turquía en la Unión Europea, luego despejemos el camino para Suecia, igual que allanamos el camino para Finlandia”, dijo Erdogan.
Erdogan también subrayó que “Turquía lleva más de 50 años esperando a las puertas de la Unión Europea” y que “casi todos los países miembros de la OTAN son países miembros europeos”.
El ingreso de Turquía a la Unión Europea lleva en suspenso desde 2016, cuando un intento de golpe de Estado no logró sacar a Erdogan del poder. Desde entonces, el presidente se ha aferrado al poder mediante reformas constitucionales que han suscitado la preocupación de la UE por motivos legales y de derechos humanos. La postura oficial de Bruselas es que Turquía no cumpliría los criterios oficiales de adhesión al bloque.
Sin embargo, horas más tarde este lunes, Stoltenberg dijo que Turquía había accedido a respaldar la candidatura de Suecia para unirse a la OTAN. “Me complace anunciar que, tras la reunión que mantuve con @RTErdogan y @SwedishPM, el presidente Erdogan ha acordado remitir el protocolo de adhesión de Suecia a la Gran Asamblea Nacional lo antes posible y garantizar su ratificación. Este es un paso histórico que hace a todos los aliados de la OTAN más fuertes y seguros”, dijo en un tuit después de una reunión en Vilna.
Turquía llevaba mucho tiempo resistiéndose a que Suecia ingresara en la OTAN. Ankara ha aducido múltiples razones, entre ellas acusaciones de que funcionarios suecos han sido cómplices de manifestaciones islamófobas, incluida la quema del Corán.
Y lo que es más importante, Turquía afirma que Suecia permite operar a miembros de grupos terroristas kurdos reconocidos, entre los que destaca el militante Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Suecia modificó sus leyes antiterroristas a principios de este año, tipificando como delito formar parte de estos grupos.
El presidente de Turquía lleva varios años en la “esquina del castigado” de Occidente. Su relación con Putin ha sido un problema para muchos aliados occidentales, ya sea por su cooperación con Rusia en Siria o por presentarse como el negociador clave entre Occidente y el Kremlin sobre Ucrania.
Se le ha castigado con sanciones y restricciones sobre el equipamiento militar que Turquía puede comprar a los aliados de la OTAN, incluido Estados Unidos. Ambas cosas han afectado a Turquía económica y geopolíticamente.
Suecia proporciona a Erdogan una rara ventaja. Y el presidente de Turquía, como saben bien los funcionarios, es muy bueno en el uso de cualquier influencia para obtener lo que quiere de sus aliados occidentales.
El ejemplo más citado es el acuerdo alcanzado con la Unión Europea por el cual entregó a Turquía 6.000 millones de euros (US$ 6.580 millones), entre otras ventajas, a cambio de que Turquía acogiera a los refugiados sirios que se dirigían a Europa. Erdogan, según han declarado en repetidas ocasiones funcionarios europeos, sabía que tenía a Bruselas en un aprieto, ya que podía “inundar” Europa de refugiados a su antojo.
Por lo tanto, es un dolor de cabeza, pero no una gran sorpresa, que Erdogan esté utilizando una cumbre internacional clave para jugar su mejor mano. Y por si sirve de algo, las autoridades suecas siguen confiando en que se llegue a un acuerdo.
El segundo dolor de cabeza para la OTAN son los comentarios del presidente de EE.UU., Joe Biden, compartidos con CNN este fin de semana, según los cuales Ucrania no debería unirse a la alianza hasta que termine la guerra.
Múltiples funcionarios de la OTAN dijeron a CNN este lunes que estos comentarios eran lamentables, ya que han permitido que la conversación se desvíe de todas las cosas buenas que la alianza ha hecho y hará por Ucrania, a una conversación en gran medida irrelevante sobre la adhesión inmediata.
“Nadie está hablando seriamente de la adhesión de Ucrania en estos momentos. Estamos hablando de trazar un camino claro y también de cómo podemos ayudarles mejor en la práctica ahora. No se trata de un cambio de postura de Estados Unidos o de la OTAN”, declaró un funcionario.
Ambas cuestiones pueden distraer la atención de los temas principales de la cumbre, pero los funcionarios occidentales saben que las distracciones que puedan servir para que Occidente parezca desunido serán bien recibidas en Rusia en estos momentos.
Y esa es la verdadera razón por la que los funcionarios que se dirigen a Vilna están tan molestos.
La OTAN, sorprendentemente, ha permanecido unida durante la mayor parte de la guerra y ha ido más allá de lo que la mayoría esperaba que fuera posible.
Ambos dramas, creados por Erdogan y Biden, tienen el potencial de generar titulares fuera de la cumbre que establezcan una premisa falsa y que, en última instancia, podrían hacer que la reunión pareciera en algunos aspectos un fracaso. Y eso solo ayuda al hombre que observa desde la distancia en el Kremlin.
Con información de Sugam Pokharel de CNN.