(CNN Español) – Con más de 8 millones de votos y 136 escaños, el conservador Partido Popular (PP) se convirtió este domingo en la fuerza política más votada de las elecciones generales celebradas en España. Una victoria que, con el paso de las horas, ha ido tomando un sabor más amargo para la formación dado que no ofrece posibilidades claras para investir presidente a su candidato, Alberto Núñez Feijóo.
Los debates de investidura en el Parlamento español, tal y como marca el reglamento de esta cámara, ofrecen dos oportunidades para que el candidato presentado logre la confianza suficiente de la cámara: una primera sesión en la que se requiere del voto afirmativo de la mayoría absoluta de la cámara –176 diputados–, y una segunda oportunidad, a las 48 horas, donde se puede cumplir el objetivo si se logra una mayoría simple, es decir más votos a favor que en contra.
Dado que los resultados de estas elecciones dejan a los populares a 40 escaños de la mayoría absoluta, Núñez Feijóo deberá empezar a negociar con otros para aumentar la base de escaños a su favor.
En ese sentido, es vital que la formación de Núñez Feijóo teja alianzas. Entre estas se cuenta la que pueden alcanzar con la formación de extrema derecha Vox, que este domingo se convirtió en la tercera fuerza más votada y logró 33 escaños. No obstante, sumando los resultados de ambos partidos el marcador queda en 169 diputados, resultado que los deja a 7 escaños de la deseada mayoría absoluta.
Descartada la mayoría absoluta, el objetivo de la formación de centroderecha pasaría por iniciar conversaciones con otros partidos para así asegurar una mayoría simple. Según confirmó en una entrevista concedida a Radio Nacional de España el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, el primer partido al que llamará Feijoo es al Partido Socialista Obrero Español con el ánimo de negociar su abstención en el debate de investidura. Para arrancar ese compromiso, añadía Sémper, trasladarán al partido socialista cuatro o cinco grandes pactos de Estado con los que atraer su interés.
Ahora bien, para desenmarañar esta situación también son importantes los votos de los partidos regionalistas y minoritarios. No obstante, se da la paradoja de que varias de estas formaciones, al menos las independentistas catalanas, cuentan con que su voto sea de utilidad para un debate de investidura donde el candidato sea Pedro Sánchez y no Núñez Feijóo.
“Nosotros no haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada, nuestra prioridad es Cataluña, no es la gobernabilidad del Estado español”, declaró este domingo la diputada de Junts per Catalunya (JxCat) en el Congreso de los Diputados, Miriam Nogueras.
Unas declaraciones que reflejan el otro escenario que puede producirse si Nuñez Feijóo no reúne los apoyos necesarios: que Sánchez intente reeditar un gobierno progresista con fuerzas de izquierda y nacionalistas.
Si bien el PSOE fue la segunda fuerza más votada en estas elecciones generales, logrando 122 escaños, es muy probable que usen este resultado para sumar con otros partidos. Entre sus aliados se contaría la coalición de izquierdas Sumar, liderada por la todavía vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que se hizo con 31 escaños. Dado que entre ambos partidos sólo llegarían a los 153 escaños, les haría falta contar con el apoyo de partidos con menor representación, aunque el precio podría ser elevado.
“Podemos decantar la balanza […] y este es el dilema más que nunca para Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Si quieren gobernar este país deberán respetar el nuestro”, aseguró este domingo el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el parlamento, Gabriel Rufián.
Entre ERC y JxCat suman 14 diputados en el Congreso de los Diputados, un monto que acercaría a Sánchez a su tercer mandato como presidente si a éstos logran añadir los que atesoran las formaciones nacionalistas vascas Euskal Herria Bildu (EH Bildu) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), quienes aportarían otros 11 escaños.
En caso de que ni Sánchez ni Núñez Feijóo lograrán los apoyos suficientes, España se vería abocada al bloqueo. Un temido escenario que acercaría al país a una repetición electoral.