(CNN) – Hace 80 años, el entonces teniente de la Marina de EE.UU. y futuro presidente del país, John F. Kennedy, nadó heroicamente entre las islas del Pacífico para ayudar a salvar a la tripulación de su barco torpedero que había sido destruido por un buque de guerra japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
El heroísmo de Kennedy como comandante de un bote PT-109 ayudó a sentar las bases para un récord militar y de liderazgo que lo ayudaría a ser elegido presidente número 35 de los Estados Unidos en 1960.
Este miércoles, su hija Caroline Kennedy, ahora embajadora de Estados Unidos en Australia, recreó una parte de la hazaña de su padre, nadando alrededor de 1,2 kilómetros en unos 30 minutos entre dos pequeños islotes bordeados de palmeras en las Islas Salomón.
“Me dio una renovada apreciación del heroísmo de mi padre y su tripulación”, dijo la embajadora en una publicación en la cuenta de Twitter de la Embajada de EE.UU., ahora conocida como X.
Kennedy, de 65 años, hizo el nado con su hijo, el nieto del difunto presidente, Jack Schlossberg.
“Tengo mucho aprecio y admiración por lo que hizo mi abuelo, y la perseverancia que debe haber requerido para sobrevivir”, dijo Schlossberg en una publicación de Twitter.
El bote torpedero PT-109 de JFK fue golpeado por un destructor de la Armada Imperial Japonesa en la oscuridad de la madrugada del 1 de agosto de 1943. El pequeño bote con casco de madera fue desgarrado por el barco japonés y volcó. Kennedy reunió a su tripulación sobreviviente, 11 de los 13 a bordo del PT-109, y los puso, nadando 5,6 kilómetros, en la pequeña isla Plum Pudding, que ahora lleva su nombre.
En los días siguientes, según un relato de su biblioteca presidencial, JFK y su tripulación nadarían hasta las islas cercanas, incluidas Olasana y Naru, en busca de comida y rescate. El nado entre Olasana y Naru, que su padre hizo varias veces, fue recreado por la embajadora Kennedy este miércoles.
Eventualmente, la tripulación del PT-109 recibiría ayuda de dos isleños, Biuku Gasa y Eroni Kumana, quienes eran exploradores de los aliados y pusieron a Kennedy en contacto con la Marina de EE.UU.
“Responsabilidad del liderazgo”
El 8 de agosto de 1943, una semana después de que se perdiera el PT-109, su tripulación sobreviviente estaba de vuelta en manos de la Marina de EE.UU. Más tarde, Kennedy recibió la medalla de la Armada y el Cuerpo de Marines “por su coraje y liderazgo”, según el relato de la biblioteca presidencial.
En un discurso en la isla Kennedy este martes, la hija del difunto presidente saludó a su padre, así como a Gasa y Kumana, cuyas familias estaban presentes.
“Mi hijo y yo nos sentimos honrados de poder agradecerles en persona lo que hicieron sus padres hace 80 años”, les dijo.
“Mi padre le debe la vida a su coraje, a su voluntad de ponerse en riesgo y de servir a su país en la batalla por la libertad”, dijo la embajadora estadounidense.
Y explicó por qué las Islas Salomón ocupan un lugar especial en su corazón.
“Este lugar hizo del presidente Kennedy el hombre que fue. Fue donde experimentó por primera vez la responsabilidad del liderazgo: el conocimiento de que la vida y la seguridad de su tripulación dependían de él. Arriesgó su propia vida para salvar la de ellos. Esa se convirtió en la forma en que vivió su vida”, dijo Caroline Kennedy.
JFK fue asesinado en Dallas en 1963 y luego enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia.
Este lunes, Caroline Kennedy contó cómo hace 15 años se enteró de que Kumana había hecho un tributo que deseaba depositar en la tumba del presidente.
“Resultó ser un raro y precioso ejemplo de ‘dinero personalizado’ que había estado en la familia durante más de 100 años. Talladas en una concha de almeja gigante de formas que los antropólogos occidentales no entienden completamente, las conchas se utilizan en ceremonias importantes, incluidos los tributos formales para honrar al jefe de uno”, dijo la diplomática estadounidense.
Gestos como los de Kumana establecen conexiones que resisten el paso del tiempo, dijo. Y ella tenía un regalo para las familias de los isleños a cambio.
“Como una pequeña muestra de nuestra gratitud, me gustaría presentarles los últimos dos pines de PT Boat que tengo, que pertenecieron al presidente Kennedy”, dijo.