(CNN) – “Ahsoka” le da vida torpemente al personaje animado de esta serie, pero acierta tanto en el aspecto y la acción de “Star Wars” que sus defectos –una rigidez general desacelerada por pausas largas y cargadas de contenido– se sienten más pronunciados. Todavía hay esperanza para esta serie que presenta a Rosario Dawson como la padawan adulta de Anakin Skywalker, pero los dos primeros episodios no tienen tanto de la Fuerza como deberían.
Después de haber presentado a la Ahsoka de Dawson en “The Mandalorian”, Dave Filoni, el productor de esa serie, así como de las películas animadas “Star Wars Rebels” y “Clone Wars”, preparó la mesa para lo que se ha convertido en uno de los personajes más queridos del universo de “La Guerra de las Galaxias”.
Una vez más, el show ocupa la línea temporal posterior a la caída del Imperio, donde persiste la amenaza de los restos imperiales. En ese sentido, los programas de Disney+ están proporcionando un tejido conectivo importante en términos de cómo la galaxia pasó de aquellos que cantaban y celebraban a los Ewoks al final de “El regreso del Jedi” a la Primera Orden.
El peligro obliga a Ahsoka, una solitaria por naturaleza cansada del mundo en estos días, a reconectarse con la pandilla “Rebels”, específicamente, Hera (Mary Elizabeth Winstead) y Sabine (Natasha Liu Bordizzo).
Ahsoka está buscando información para localizar a Thrawn (que será interpretado por Lars Mikkelsen, quien le dio voz en la serie anterior), un líder imperial despiadado cuyo regreso podría desatar una nueva ronda de guerra. Sin embargo, para hacerlo necesitará la ayuda de la testaruda Sabine, con quien Ahsoka se había embarcado en una misión para encontrar al desaparecido Ezra Bridger cuando concluyó “Rebels”, con mucha discordia implícita en el medio.
Hay mucho que digerir, y el estreno (escrito y dirigido por Filoni) hace un trabajo razonablemente bueno al establecer todo eso, así como un nuevo enemigo: Baylis Skoll (interpretado por Ray Stevenson, quien murió en mayo, y a quien el estreno está dedicado), cuyos poderes Jedi potencialmente lo convierten en el rival de Ahsoka.
En estos dos primeros episodios, hay suficientes actos heroicos (y villanías) con sables de luz para hacer que “Ahsoka” se sienta como una adición creíble al canon de “Star Wars”. También es oscura y seria, impulsada por su abundancia de personajes femeninos fuertes. Los principales problemas son el ritmo lento de los diálogos y las miradas llenas de angustia a su alrededor, uno de esos desafortunados subproductos de las series limitadas (oye, no hay prisa, tenemos ocho episodios para contar esta historia) que las películas no se permiten.
En el lado positivo, “Ahsoka” muestra buenos aspectos de producción que no estarían fuera de lugar en la pantalla grande, y el segundo capítulo avanza un poco más rápidamente. (Sabiamente, los dos primeros episodios aparecerán juntos antes de cambiar a un patrón de lanzamiento semanal).
Aún así, dado el lugar que ocupa Ahsoka en la historia de “Star Wars” gracias a sus hazañas animadas —que incluyen enfrentarse a su antiguo maestro en su disfraz de Darth Vader— estos episodios no aparecen de la manera que uno hubiera esperado.
El éxito de Disney con “The Mandalorian” tiene una enorme deuda con los programas animados que mantuvieron el fuego encendido y proporcionaron la base para su narración, particularmente en la segunda y tercera temporada. Eso hizo que darle a Ahsoka una serie propia fuera una obviedad, aparte de cuestionar legítimamente si, como “Obi-Wan Kenobi”, una película podría haber sido mejor para el material y el personaje.
“Hoy en día hay pocos que puedan manejar la Fuerza”, dice Ahsoka en un momento.
También hay pocos personajes en estos días que puedan generar el tipo de entusiasmo y pasión que puede generar Ahsoka, y sería una pena verlo desperdiciado.
Puede que “Ahsoka” lo logre, pero por ahora, parafraseando una frase familiar entre los fieles de “Star Wars”, es difícil tener un buen presentimiento al respecto.
“Ahsoka” se estrena el 22 de agosto a las 9 p.m. hora del este en Disney+.