(CNN) – Menos de un año después de que el huracán Ian devastara la costa oeste de Florida, los residentes de Pine Island siguen reconstruyendo sus casas, mientras esperan la llegada del siguiente ciclón.
El huracán Idalia continúa fortaleciéndose y sus efectos ya empiezan a golpear Florida, donde se pronostica que partes de la costa oeste del estado sufrirán una fuerza y unos niveles de marejada ciclónica únicos en la historia.
La ansiedad, el pánico y el miedo comienzan a apoderarse de algunos de los sobrevivientes del huracán Ian, mientras se apresuran a asegurar sus hogares y rezan para que Idalia no se acerque a ellos. Se proyecta que Pine Island, cerca de Fort Myers, alcanzará un pico de marejada ciclónica de hasta 1,8 metros.
Este es el mensaje que ellos quieren transmitir:
“No puedo volver a quedarme sin hogar”
Alice Rivera llegó a su casa remolque después del huracán Ian y encontró un montón de paredes y ventanas de metal retorcido.
La residente de Bokeelia, de 62 años, está aliviada de no haberse quedado.
“Nunca había vivido un huracán” hasta Ian, dijo. “No había ni un solo lugar en esa casa donde (mis) perros y yo hubiéramos estado a salvo”.
Durante meses estuvo quedándose en las casas de sus amigos y regresó a las afueras de Austin, Texas, donde vive parte de su familia. Más tarde utilizó el dinero que le dio la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para comprar una casa rodante que sería su nuevo hogar en Bokeelia, aunque todavía tenía las ruedas pinchadas y necesita algunas reparaciones.
Rivera se encontraba en Texas esta semana cuando Idalia se fortaleció tormenta tropical, y en la noche del lunes se apresuró a volver a Florida para recoger a sus perros. Tutu, su shih-poo de 10 años, y Cash, una mezcla de chihuahua y perro salchicha de 7 años, no llevan bien los huracanes.
“Desde Ian, se mueren de miedo incluso cuando llueve”, explicó Rivera.
Pero, esta vez, ella dice que no va a evacuar. Como preparación, metió dentro todo lo que podría golpear su casa rodante, dijo.
“Solo espero que todo lo que nos toque sea un montón de lluvia”, dijo Rivera. “Solo quiero tener un techo sobre mi cabeza. No puedo volver a quedarme sin hogar”, indicó.
“Estamos entrando en pánico”
Una lona todavía funciona como techo de la casa de Bobby Mann 10 meses después de que el huracán Ian destruyera su hogar en la ciudad de St. James. Él y su esposa, Jodi, viven en una casa rodante estacionada en el patio mientras esperan a que restauren su casa.
Como los contratistas locales tenían sus agendas llenas por varios meses, Mann, de 53 años, y Jodi decidieron empezar a reconstruir su casa ellos mismos, con ayuda de FEMA y otros residentes. Aunque la pareja ha hecho progresos, Mann teme que sus esfuerzos sean en vano.
“Nos preocupa que la tormenta arranque la lona y arruine todo en lo que hemos estado trabajando”, le dijo Mann a CNN. El huracán Ian los dejó sin nada, añadió.
“Había más de 1,2 metros de océano por toda la casa, agitándose como una lavadora”, recordó Mann. Y describió la temporada de huracanes del año pasado como una “zona de guerra” sacada de una película.
El huracán Ian tomó un rumbo diferente al de las proyecciones y les dejó poco tiempo para salir de su casa con seguridad. Esta vez, la pareja dijo que reunieron suministros y que estarían preparados para evacuar si el huracán Idalia se cruzaba en su camino.
“Enloquecido” no es suficiente para describir lo que siente Mann. “Eso ni siquiera le hace justicia. Sentimos pánico”, afirmó.
Aunque las noticias locales hablan de los residentes como fuertes y resilientes, y eso es cierto, Mann dice que todavía se necesita ayuda.
“Todavía estamos sufriendo. Aún no nos hemos recuperado”, completó.
Todo el mundo está muy nervioso
Todos los puentes a Pine Island fallaron después del huracán Ian, dejando a Maureen Hawes varada en la isla sin su casa, ni electricidad ni agua, dijo.
“Era como lo que se ve en televisión, como ‘Survivor’”, dijo esta jubilada de 51 años.
Hawes y su marido llenaban bolsas de agua en un pozo de la isla. Con ella se duchaban en el jardín de su casa, explicó.
Todo el mundo parecía vivir según sus propias reglas.
“Era como una batalla campal”, relató. “No había policía ni ayuda. Nada durante días. Estábamos solos. Fue espeluznante”.
Un año después, la pareja vive en una casa rodante de 7 metros al lado de su hija y su prometido.
“Mi nivel de ansiedad está por las nubes”, dijo Hawes mientras se preparaba para el huracán Idalia. “Tenemos un poco de trastorno de estrés postraumático del año pasado”.
Cuando fueron al supermercado a prepararse para la tormenta, se dio cuenta de que los clientes empezaban a desahogarse entre ellos.
“Nos dimos cuenta de que las tiendas de comestibles eran como una sesión de terapia e incluso ayer todo el mundo hablaba como: ‘¿Qué vas a hacer?’”. dijo Hawes. “Todo el mundo está muy nervioso”.
Hawes acaba de obtener un permiso para empezar a construir en una nueva propiedad que compró después del huracán Ian.
“Con suerte, mi casa rodante no sufrirá daños”, dijo. “Con suerte, el año que viene por estas fechas, estaré en mi casa”.
– Gabe Cohen de CNN contribuyó con este reportaje.