Roma (CNN) – Las conversaciones sobre los “invasores” empezaron a principios de la primavera boreal. A lo largo de la costa adriática septentrional de Italia y en los criaderos de peces de la Toscana, los trabajadores recogían las redes y las encontraban hechas trizas.
Luego, empezaron a descubrir anguilas sin cabeza y almejas y mejillones capturados con la carne ya devorada.
El culpable, que ahora amenaza millones de euros de beneficios anuales en pesca de mariscos, es el cangrejo azul del Atlántico, también llamado jaiba, introducido por primera vez en el agua de sentina de buques mercantes y de cruceros extranjeros, hace varios años.
En pocos años, estos animales no autóctonos, que pueden producir dos millones de huevos al año y no tienen depredadores naturales en Italia, se han reproducido rápidamente, acabando con toda la captura de almejas y mejillones de algunos pescadores.
El grupo de la industria pesquera FedagriPesca calcula que este verano boreal el cangrejo azul se ha comido más de la mitad de las almejas y mejillones del país.
Solución culinaria
Al principio, el Gobierno recomendó capturar y destruir los cangrejos, que son manjares en otras partes del mundo.
Algunos pescadores, con sus redes cargadas de estas pequeñas bestias, no tardaron en sacar provecho del caos.
Ahora los italianos están convirtiendo estos crustáceos asesinos en un manjar culinario, introduciéndolos en risottos, platillos de pasta e incluso ensaladas.
El grupo de agricultores italianos Coldiretti sugiere servir el cangrejo azul con romero en una ensalada, o con ajo salteado sobre espagueti.
“Estos son algunos de los platillos recomendados por los cocineros, pescadores y agricultores de Coldiretti para luchar contra la invasión del asesino marino, que está devastando las costas nacionales con daños de millones de euros”, afirma el grupo en un comunicado en apoyo de la captura y venta de los cangrejos invasores.
“El objetivo es ayudar a contener la excesiva difusión del cangrejo, que se está apoderando de los fondos marinos de nuestras costas, identificando oportunidades económicas para los territorios más afectados”.
Los biólogos marinos afirman que el agua de mar más cálida y las temperaturas superiores a la media hacen que los cangrejos estén prosperando.
Ya se han encontrado por todo el vasto litoral italiano e incluso en el delta del Po, patrimonio de la Unesco conocido por su variedad de almeja vongole veraci, que este verano quedó prácticamente arrasada.
“Normalmente, cuando las temperaturas del agua descienden por debajo de los 10 °C, esta variedad de cangrejo no sobrevive”, explica Enridca Franchi, bióloga marina e investigadora de la Universidad de Siena. “Pero ahora, el cangrejo encuentra la temperatura ideal 12 meses al año”.
Desastre natural
El Gobierno de Italia ha destinado 2,9 millones de euros para ayudar a mantener a los pescadores y luchar contra la invasión en el país, que es el mayor productor de almejas de Europa.
Aunque los cangrejos parecen preferir mariscos como almejas, mejillones y ostras, también se han comido los beneficios de la pesca de la anguila y la dorada en la Toscana.
Coldiretti cree que este “desastre natural” es una amenaza para toda la industria pesquera italiana, y advierte que la invasión del cangrejo azul ya ha causado la pérdida de puestos de trabajo y ha dejado sin negocio este año a los pescadores que dependen de las almejas y los mejillones.
El partido gobernante, Hermanos de Italia, ha propuesto convertir las fábricas de conservas de atún y otros pescados en plantas de procesamiento de cangrejos, como forma de “sobrepescar” a este depredador con la esperanza de reducir su presencia.
Los cangrejos azules, que tienen un valor de mercado de unos 80 euros el kilo en Estados Unidos y Asia, no han podido alcanzar mucho precio en el mercado italiano, ya que la federación de pesca ha limitado el precio de venta legal a 10 euros el kilo.
Pero en la mayoría de los supermercados, el precio es inferior a 6 euros el kilo, ya que la oferta supera con creces la demanda. En cambio, el cangrejo real, un manjar poco común en los países mediterráneos, se vende a 100 euros el kilo.
El cangrejo azul se está convirtiendo rápidamente en un producto estrella en los restaurantes de todo el país, sobre todo como salsa para espagueti con tomates frescos.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, fue fotografiada con un platillo de cangrejo en una imagen compartida por su cuñado Francesco Lollobrigida, su ministro de Agricultura.
Lollobrigida también ha publicado videos en Facebook de sus propias creaciones culinarias con cangrejo, insistiendo en que este depredador puede ser “una oportunidad económica para muchos”.
Vender al crustáceo “enemigo”
A medida que crece su popularidad en los restaurantes italianos, los defensores de los derechos de los animales se movilizan para proteger a los cangrejos, sobre todo a los más pequeños, que supuestamente son capturados y utilizados como “juguetes para los niños”.
Gabriella Gibin, del grupo de protección de los derechos de los animales Coordinamento Tutela Diritti Animali, con sede en Rovigo, Italia, ha denunciado el trato que reciben los cangrejos azules, afirmando que ha visto pruebas fotográficas de cómo se abusa de las criaturas.
“Los meten en cubos, los torturan hasta que les cortan las pinzas y los matan con palos”, escribió recientemente en Facebook.
Gibin añadió que también había visto pruebas de que los cangrejos eran capturados y liberados en estacionamientos o en zanjas sin acceso al agua. Pero no todos los restauranteros han dado la bienvenida a esta nueva incorporación al panorama gastronómico.
Lionello Cera, que regenta la Antica Osteria Cera di Campagna Lupia, galardonada con dos estrellas Michelin, dice que lo ha probado en varios platillos, pero que no incluirá el cangrejo azul en su carta en el futuro cercano.
“Está destruyendo nuestra laguna y podría decirse que pronto ocupará el lugar del cangrejo gigante japonés, así que mi respuesta es no”, afirma en un reciente artículo de su blog.
Tampoco está presente en muchos mercados de productores pequeños. En el barrio romano de Testaccio, un pescadero dijo a CNN que quizá acabe ofreciéndolo, pero que mientras siga habiendo almejas y mejillones, ofrecerá “primero comida italiana” antes de ceder a “vender ‘pescado’ enemigo”.