Seúl, Corea del Sur (CNN) – Corea del Norte enmendó su Constitución para reforzar y ampliar su fuerza nuclear, y el líder Kim Jong Un señala la creciente cooperación entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón como “la peor amenaza real” a la que se enfrenta la aislada nación.
Tras dos días de reuniones, el Parlamento norcoreano incorporó la ley a la Constitución, lo que significa que su política de reforzar su fuerza nuclear es ahora permanente, según informó este jueves la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA).
La medida, aunque más que nada simbólica, refuerza la opinión de Corea del Norte de que es una potencia nuclear para siempre y que la idea de desnuclearizarse o renunciar a sus armas, una exigencia clave de EE.UU. y sus aliados occidentales, no está en discusión.
La constitución fue aprobada por la Asamblea Popular Suprema (APS) de Corea del Norte, donde el líder Kim Jong Un se dirigió a los participantes y calificó la medida de “acontecimiento histórico que proporciona una poderosa palanca política” que impulsa la capacidad de defensa nacional y protege los intereses nacionales.
Kim también justificó el acelerado programa de desarrollo armamentístico de Pyongyang señalando la cooperación militar trilateral entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, a la que calificó de “la peor amenaza real, no una retórica amenazadora o una entidad imaginaria”, informó KCNA.
Añadió que la nueva ley era “el paso crucial más justo y razonable que cumple plenamente no sólo los requisitos urgentes de la época actual, sino también la legalidad y los requisitos a largo plazo de la construcción de un país socialista”.
Andrei Lankov, profesor y experto en Corea del Norte desde hace mucho tiempo en la Universidad de Kookmin, dijo que la nueva ley “no parece ser ningún nuevo compromiso significativo”.
“Declararon que Corea del Norte trabajará para aumentar su producción de armas nucleares. Sin embargo, esto no es sorprendente, ya que han estado persiguiendo constantemente tales actividades a pesar de todo”, dijo Lankov, añadiendo que “esencialmente reiteró la posición oficial de Corea del Norte desde hace mucho tiempo”.
El informe de la KCNA se produjo pocos días después de que el embajador de Corea del Norte ante las Naciones Unidas, Kim Song, se dirigiera este martes a la Asamblea General de la ONU. El embajador afirmó que Pyongyang había necesitado aumentar su “capacidad de autodefensa” debido al “peligro inminente” de una guerra nuclear en la península coreana, y acusó a Estados Unidos de extender su influencia en la región.
A principios de mes, Kim Jong Un se reunió con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en una visita de seis días que alarmó a Occidente por la posible cooperación militar entre Moscú y Pyongyang.
Antes del viaje, las autoridades estadounidenses advirtieron que Corea del Norte podría suministrar armamento a Rusia para ayudar a su invasión de Ucrania, y a cambio recibir ayuda con su propio programa de armas nucleares y misiles.
Durante la reunión, Putin aceptó la invitación de Kim para visitar Corea del Norte, según el Kremlin. Asimismo, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tiene previsto visitar Corea del Norte en octubre.
Impulso a la desnuclearización
La última enmienda constitucional sigue a una medida similar adoptada el año pasado en una reunión de la APS, en la que Corea del Norte aprobó un proyecto de ley que declaraba al país Estado poseedor de armas nucleares.
En aquel momento, Kim prometió que no habría desnuclearización ni negociaciones al respecto, y la nueva ley parece ser el último clavo en el ataúd, ya que las relaciones entre Corea del Norte y sus rivales no han dejado de deteriorarse en los últimos años.
El último ensayo nuclear de Corea del Norte, el sexto hasta la fecha, tuvo lugar en 2017 en medio de una escalada de amenazas por parte de Pyongyang y Washington. La prueba se produjo apenas un mes después de que el entonces presidente Donald Trump advirtiera célebremente que cualquier otra amenaza de Corea del Norte sería respondida con “fuego y furia como el mundo nunca ha visto”.
Las pruebas se detuvieron en 2018 mientras los dos líderes mantenían conversaciones y las relaciones se descongelaban, lo que aumentó las esperanzas de un posible acuerdo de desnuclearización. Pero tras varias cumbres entre Trump y Kim —incluido un momento extraordinario en el que Trump se convirtió en el primer líder estadounidense en ejercicio en pisar el interior de Corea del Norte—, las conversaciones se vinieron abajo y no se materializó ningún acuerdo.
Según los expertos, la pandemia del virus covid-19 también retrasó la reanudación del programa de desarrollo armamentístico de Corea del Norte, pero en 2022 volvió con fuerza: el país disparó un número récord de misiles y las imágenes por satélite mostraron una actividad renovada en sus instalaciones subterráneas de pruebas nucleares.
Las pruebas también han propiciado un acercamiento entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, y los líderes de las tres naciones se reunieron a principios de verano en el retiro de Camp David, en Maryland, donde anunciaron nuevas maniobras militares y una nueva cumbre trilateral anual.
Tras la reunión se anunció una nueva “era de cooperación”, según declaró el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tras la cumbre, que fue condenada enérgicamente por Pyongyang, ya que los medios de comunicación estatales norcoreanos publicaron imágenes de Kim inspeccionando una prueba de misiles pocos días después.