(CNN Español) – “La génesis de nuestro problema ha sido siempre fiscal”, dijo el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, al anunciar las primeras medidas económicas del Gobierno de Javier Milei. “Lo que se manifiesta como los problemas son en realidad las consecuencias de cómo se ha financiado ese déficit”, señaló, al indicar que la deuda elevada, la alta inflación y la devaluación del peso frente al dólar son consecuencias del déficit fiscal, por lo que —según el Gobierno— es el problema que debe resolverse.
“¿Qué es el déficit? Bien, simple. El déficit es cuando se gasta más de lo que se recauda a nivel de país”, dijo Caputo.
En su monitor fiscal, el Fondo Monetario Internacional proyecta para el país un déficit fiscal del 3,99% del PIB en 2023 e proyecta que en 2024 sería de 3,73%.
En 2023 Argentina está en el puesto 117 de 150 países en la clasificación de países del monitor fiscal del FMI.
El Instituto Nacional de Estadística y Censo de Argentina (Indec) informó que a noviembre, la inflación acumulada para 2023 es de 148,2% y en la comparación interanual, el incremento es del 160,9%.
En octubre, la gestión anterior del Ministerio de Economía señaló que una gran causa del aumento del déficit fiscal en el año fue la sequía, que golpeó la producción agrícola y por ende una de las principales fuentes de ingreso del Estado, el impuesto que pagan los exportadores. El efecto sobre los derechos de exportación que percibe el Estado, según estimó en aquel momento la cartera económica, equivalía a una pérdida de ingresos de casi US$ 3.300 millones, o 0,7% del PIB al cambio oficial de entonces, respecto de las proyecciones contenidas en la Ley de Presupuesto 2023.
La sequía se sumó a una situación adversa por la falta de dólares en un país cuyas principales exportaciones son los productos agrícolas y las materias primas. En la campaña agrícola de 2022 y comienzos de 2023, casi el 55% del territorio del país fue afectado por la falta de lluvias, según un informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa). El impacto económico, de acuerdo con un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires de enero, sería de hasta el 1,8% del PIB y una reducción de las exportaciones por US$ 14.115 millones para la campaña comercial 2022/23.
Además del déficit fiscal, cuando hay más gasto que recaudación, Argentina tiene un déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, cuando hay más importaciones que exportaciones. En el más reciente registro de balanza de pagos, el Indec dijo que durante el segundo trimestre de 2023 la cuenta corriente arrojó un déficit de US$ 6.351 millones.
Para resolver el problema fiscal, Caputo anunció que se no renovarán algunos contratos laborales del Estado, la suspensión de la pauta oficial del Gobierno por un año, la reducción de los ministerios, la disminución “al mínimo” de las transferencias discrecionales a las provincias, una pausa en las licitaciones nuevas por parte del Estado de la obra pública, la rebaja de los subsidios a la energía y al transporte y la devaluación del peso frente al dólar oficial.
“Adicción al déficit”
Claudio Loser, economista, presidente de Centennial Group América Latina y exdirector del Departamento para el Hemisferio Occidental en el Fondo Monetario Internacional, dijo a CNN que Argentina no es el único país que tiene “adicción al déficit”, como lo llama el ministro Caputo, “pero lo ha tenido por muchos años. Y la gente le ha perdido confianza”.
“Los políticos han tenido este vicio de gastar más de lo que podían”, dice Loser.
Este economista explica que son importantes los recortes a las obras públicas, la contratación estatal y los subsidios.
El FMI celebra las medidas
Tras las declaraciones de Caputo, el Fondo Monetario Internacional dijo este martes que apoya las nuevas iniciativas.
“El personal técnico del FMI respalda las medidas anunciadas hoy por el nuevo ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo. Estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario”, dijo Julie Kozack, directora de Comunicaciones del FMI, en un comunicado de prensa.
“Tras los graves reveses en política económica de los últimos meses, este nuevo paquete de medidas constituye una buena base para proseguir las discusiones encaminadas a reconducir el actual programa respaldado por el Fondo”, dice el texto.
Siguiente paso, ¿la dolarización?
Una de las propuestas que el nuevo presidente hizo durante su campaña electoral fue dolarizar su economía, para lo que Argentina necesitaría cambiar todos los pesos en poder de su gente y sus empresas por dólares estadounidenses, y asignar un valor en dólares a todos sus activos y contratos.
Una medida así disolvería efectivamente el Banco Central de Argentina, entregando las riendas de la política monetaria (es decir, el poder de fijar las tasas de interés e imprimir más dinero) a la Reserva Federal de Estados Unidos. La Reserva Federal seguiría fijando el costo del endeudamiento en función de las necesidades de la economía estadounidense, no de las de Argentina.
Milei ha argumentado que entregar la autonomía a Washington es un paso necesario para inculcar disciplina a los responsables políticos argentinos. Significaría que Argentina ya no podría imprimir dinero.
“Ese ha sido el problema de Argentina para cubrir los déficits fiscales: pone en marcha la fotocopiadora del Banco Central y comienza a imprimir dinero”, dijo en octubre a CNN Christopher Sabatini, investigador principal para América Latina en Chatham House, y agregó que la dolarización “impondría disciplina fiscal” al ayudar a enfriar la inflación.
Con información de Anna Cooban, Krystal Hur y Germán Padinger de CNN